Carolina Rodríguez Suárez nació en la provincia de Santa Clara.
Y haciendo nuestras las palabras de Héctor de Saavedra, uno de sus mejores biógrafos, diremos aquí de ella lo siguiente:
“Carolina perdió en la guerra su apellido, porque en la emigración había sido bautizada por “La Patriota”. Para todos fue desde ese momento Carolina la Patriota, y no podía haber título más sugestivo ni más envidiable que darle a aquella nobilísima mujer, envejecida en los arenales de la Florida, respetada y querida de todos. Estaba en todas partes, llevando el primer socorro al expatriado en la adversidad; era la primera en dar su pan al necesitado para satisfacer el hambre que lo consumía y era también de las primeras en pedir para Cuba.
Sus súplicas eran correspondidas en todas las ocasiones. Todos estaban obligados con ella que nada suyo tenia.
Pedía para el expedicionario en ciernes y para los más pobres, que era como pedir para una misma persona.
Martí fue su amigo y ella se inclinaba, sin otra razón que su instinto, ante aquel hombre que fue considerado por muchos, durante gran tiempo, por un soñador y un iluso, y que tal vez no tenía más razón a su propósito que la ilusión de su mente y el sueño de su alma.
Carolina la Patriota, fue una mujer insigne, que puso al servicio de la Patria su inteligencia clarísima y su extraordinaria actividad.
Jamás dudó del triunfo de Cuba, que era la causa a la que tan ferviente devoción hubo de consagrarla.
Ya cargados de años, viendo su patria libre del tirano, llegó a La Habana el primero de Febrero de 1899. Marchó a su ciudad natal Santa Clara, y allí, en una humildísima habitación, olvidada de todos, sufriendo indecibles privaciones, dejó de existir el día 2 de Junio del mismo año, cuatro meses después de su arribo a la Patria redimida.
El Ayuntamiento de Santa Clara, el 10 de Junio de 1899, acordó dar el nombre de Carolina Rodríguez a la calle denominada Callejón del Carmen donde había nacido y volvió a residir la insigne cubana.
Mujeres de este temple no necesitan ser recordadas sólo por el nombre de una calle o avenida de su poblado natal, porque eternamente están grabadas en el Altar de la Patria y en el corazón de todos los cubanos; pero para las generaciones venideras, se ha hecho bien con lo acordado en el Consistorio Villareño, porque al preguntar por ella, seguro es que habrá quien responda por que fue tan grande “La Patriota”. |