América Arias nació en Sancti Spíritus, provincia de Santa Clara, de familia distinguida y de acomodada posición.
Contrajo matrimonio a edad muy temprana con el joven José Miguel Gómez, quien a pesar de sus pocos años ostentaba ya el grado de Comandante, habiendo peleado contra el enemigo durante 10 años en la década gloriosa de 1868 a 1878.
América Arias siguió las inspiraciones de su familia, que había hecho nacer en su santo pecho el sentimiento ardiente de la Libertad, y que luego su esposo acrecentó intensamente, durante los años que transcurrieron desde la paz del Zanjón, hasta el 24 de Febrero de 1895.
Llegado este momento José Miguel llevó a cabo su alzamiento en la Revolución que acaba de estallar, y convirtiéndose ella en su auxiliar poderoso, era confidente de los cubanos en armas, prestando muy valiosos y variados servicios a la causa de los cubanos que luchaban en los campos de la redención.
América Arias, mujer extraordinariamente piadosa, no sólo prestó servicios a la revolución, sino que guardó estrechas relaciones con las familias pobres de su patria chica que tenían como ella, sus hombres en la guerra, y las ayudaba facilitándoles los medios de mantener sus vidas de un modo más fácil, evitándoles en lo posible la miseria.
Terminada la contienda, restablecida la paz, vio subir a la Presidencia de la República a su ilustre compañero en la primera quincena del presente siglo.
Desde esta elevada posición siguió América Arias ayudando a Cuba, y fue esta ilustre matrona el consuelo de muchos desgraciados.
Años después uno de sus hijos, Miguel Mariano, ocupó por la voluntad popular la primera magistratura de la nación, que había desempeñado su padre desaparecido; ya para esa fecha había dejado de existir la venerable señora, cuyo deceso constituyó en la Capital de la República una sentida demostración de duelo.
Muchas calles, monumentos y creches perpetúan su memoria en nuestro país, que llorará siempre a tan distinguida espirituana que tanto luchó por las libertades patrias. |