Sofía Estévez nació en Camagüey.
Muy joven aun se dedicó al cultivo de las letras, el huracán de la guerra abatió sus alas y no pudo producir más versos oprimida por la tiranía imperante en su patria amada.
Contrajo matrimonio con Manuel Rodríguez, apuesto Capitán de la guerra de 1868.
Al estallar la guerra del 95, su esposo empuñó de nuevo las armas y de nuevo empezaron para Sofía las amarguras de la persecución y el destierro.
En Cayo Hueso levantó el hogar arrancado de su tierra y él fue un asilo para los necesitados.
Entonces tuvo la oportunidad de demostrar su aliento heroico y lo generoso de su alma.
Conspiradora activa en todos los Clubs Revolucionarios, trabajó sin desmayo aun al conocer la muerte de su esposo en los ardientes campos de batalla.
Queriendo dar a Cuba todo lo que ella podía, regresó a Camagüey y ocupó en la manigua el puesto que la muerte del Capitán Rodríguez dejara vacante.
Herida en múltiples ocasiones, no se desanimó por eso su espíritu rebelde e indomable.
Terminada la contienda, penas y estrecheces soportó en el hogar que el destino había deshecho para siempre.
El Coronel Usatorres, conmovido por su situación se dirigió en su ayuda al Congreso Cubano pidiendo para Sofía y su hermana Clemencia que tanto habían luchado por la libertad del país.
“La estrella solitaria que ellas bordaron en la tricolor bandera que animara en el campo de batalla, no derrama hoy en su pobre hogar, luces de dicha y felicidad, porque la sombra del olvido y la in gratitud empañan su brillo”.
El 5 de Marzo de 1901 bajó al sepulcro la eximía poetisa y la guerrera extraordinaria que diera por Cuba todo lo que es dable a un ser humano. |