Manuela Cancino nació en Manzanillo en la provincia oriental de Cuba en 1848. Era hija del Coronel Carlos Cancino, que tanto se distinguió en la Epopeya de Yara.
Según nos dice en sus brillantes escritos el esclarecido patriota Manuel Sanguily, Manuela Cancino, con sus hermanas Micaela y Mercedes, constituía una hermosa trilogía, modelo de abnegación, de cariño y su grandeza.
Manuela era maestra y a ratos hacía versos, siendo realmente una poetisa inspirada.
Terminada la contienda de Yara, y fenecida la Guerra Chiquita, Manuela atendía su escuelita enclavada en Campechuela y en ella esperó la Revolución de 1895, trabajando activamente en los preparativos que antecedieron al grito histórico de Baire.
La sublime sacerdotisa de la educación y del patriotismo se lanzó a la manigua redentora, más teniendo la desgracia de ser delatada, fue presa y encarcelada en la “Casa de las Recogidas”. Libre ya su patria amada en el mes de Enero
del año de 1900 enfermó gravemente, siendo su enfermera la también patriota fervorosa Luz Noriega de Hernández, cuyas actividades libertadoras hemos comentado en capítulos anteriores de esta misma obra.
La ejemplar Manuela Cancino, libertadora por tradición, por convicción y por herencia, anciana ya con 62 años cumplidos, enferma por dolencias terribles contraídas en su prisión triste y horrible no pudo rebasar el mal que la aquejaba, falleciendo el día 8 de Enero del mencionado año de 1900, desprovista de toda clase de recursos, dejando a la hija de su adoración, fruto de su matrimonio con el también patriota Manuel Beola, en la mayor miseria, pero tranquilo y satisfecho su espíritu por haber cumplido a plenitud con sus deberes de cubana y por su esfuerzo probado en beneficio de romper para siempre las cadenas que oprimían a su patria. |