Rosario Morales, nació en, la provincia de la Habana, de antigua y distinguida familia criolla.
Casó muy joven y al llegar la gesta heroica del 95 era madre de dos lindas jovencitas: María y Raquel de los Reyes y Morales, que como su augusta progenitora fueron dignos ejemplares de patricias de nuestra última gesta emancipadora.
De la biografía de esta mujer extraordinaria, trazada elegantemente por la mano de Herminia del Portal, tomamos los siguientes datos:
“Rosario Morales fue por sus méritos insuperables, nombrada Capitana Jefe de Postas del Ejercito Libertador.
Fue fundadora del Asilo de “Huérfanos de la Patria”. Sus trabajos, penalidades y esfuerzos por la tierra amada, señalan todo el andar de su vida lleno de heroicidades y martirios”.
Como sus dos hijas, sufrió prisión en la “Casa de las Recogidas”. En Guanabacoa, bajo la férula del sicario Fonsdeviela, también estuvieron privadas de libertad por sus actividades revolucionarias.
Pero nada de esto arredraba a la patriota, que seguía luchando en los campos de la insurrección e inculcando a sus hijas que continuaran la lucha emprendida.
María de los Reyes, su hija mayor, de 17 primaveras, era conocida bajo el seudónimo de “Miss María”, de ella recibió el General Aranguren una misiva, precisamente el día de la sorpresa de “La Pita”, donde le prevenía del inminente peligro que su vida corría. Raquel, con sólo 15 años, mereció el renombre de “la valiente girondina” y de ellas dijo el General Nodarse, que habían sido unas de las más destacadas auxiliares de los hombres en armas de la provincia de la Habana, estando sus vidas enlazadas muy íntimamente a los hechos más gloriosos que se realizaron en la provincia habanera, en la etapa final de la revolución de Cuba.
Pobre, viuda, con su hogar destrozado, enferma y sin recursos, siguió Rosario Morales luchando directamente con sus dos retoños, hasta tener la dicha inmensa de ver coronados sus esfuerzos por la causa de la redención.
En la época republicana, a edad bastante avanzada; el Gobierno de su país le concedió la Gran Cruz de Carlos Manuel de Céspedes, que ostentó en su pecho con singular orgullo hasta el fin de sus días, acaecido en la capital habanera.
“Charito” Morales, ha pasado a la Historia Nacional como un valor positivo de las mujeres extraordinarias de nuestra epopeya libertadora, por su valor, su heroísmo y por sus grandes servicios prestados a la República. |