Luz Palomares García nació en Guáimaro en la provincia oriental, el 29 de Mayo de 1850. Fue hija de Francisco Palomares Sola y de Mercedes García de la Torre. El primero mayoral de Francisco Vicente Aguilera y la segunda uña criolla bien compenetrada con los ideales separatistas del esposo y del patrón.
Según el decir de su distinguida biógrafa Ciana Valdés Roig -“En el pueblecito de Guáimaro pasó Luz los primeros años de su vida”. Contaba 19 años, cuando asistió en su suelo natal al acto trascendental de la celebración de la primera de nuestras Asambleas constituyentes, contemplando sus grandes pupilas las figuras de Céspedes, Quesada, Aguilera, Cisnero Betancourt, y la de todos los grandes de la gesta heroica del 68.
En Noviembre de 1889 su familia toda se internó en los montes de la redención siendo sorprendidos tres años después por la guerrilla del célebre Tizón, que ante los ojos de la espantada jovencita, dio muerte de horribles machetazos a sus hermanos Manuel y Pedro de 14 y 12 años respectivamente. La anciana madre de Luz murió en el acto por la cruel impresión que le proporcionaron en momento aciago; los demás acompañantes se dispersaron y Luz Palomares hecha prisionera fue llevada a Victoria de las Tunas y encerrada en el Cuartel de las 28 columnas, aunque por poco tiempo, pues ese mismo año, la trasladaron al vivac del Barrio de San Andrés en Holguín y de aquí por tiempo indefinido, a “La Periquera”, cuartel de caballería que le dieron por cárcel permanente.
Recogida por la familia Manduley Salazar, permaneció allí hasta que fue firmada la Paz del Zanjón, un día antes de que se cumpliera la sentencia de fusilamiento de su padre en Guáimaro. Esta pena le fue conmutada por la de destierro a otra región.
Baracoa fue el lugar escogido, y allí sentaron los Palomares hogar definitivo.
Allí se enamoraron Luz y Francisco Navarro Estrella; allí se casaron y le nacieron sus numerosos hijos. Y allí fue también donde prosiguió heroicamente sus luchas en pro de la libertad de Cuba.
Residía el matrimonio en la finca “El Buquién”, barrio de Toa, cerca de las playas de Nibujón, lugar estratégico para los preparativos de una expedición guerrera.
Por esta finca pasaron Antonio Maceo y Flor Crombet, después del desembarco por Duaba y en el batey de la misma fue depositada la carga sagrada de la expedición de Sánchez Echevarría. El 19 de Agosto de 1895 fue asaltada la finca, por los españoles, y en esa ocasión Luz Palomares con valor espartano, monto a caballo, levanto en alto el machete y arengo con arrojo impar a los patriotas, algo desconcertados para salvar el cargamento. Gracias a este gesto fue salvada la expedición. El General, Francisco Sánchez Echevarría, abrazola y ante toda la tropa colocada en posición de atención, le dijo:
-“Por su acción heroica hemos triunfado en la batalla de hoy, ha ganado Ud. el grado de Capitana del Ejército Libertador”.
El diploma le fue extendido inmediatamente, pero más tarde ante una sorpresa del enemigo tuvo que comerse este valioso papel.
El Congreso de nuestra República en Marzo de 1931, reconoció el derecho de Luz Palomares al grado de Capitana del Ejercito Libertador y se le concedió la correspondiente pensión.
Residiendo en Antilla, le fue impuesta el 20 de Mayo de 1948, la condecoración de Carlos Manuel de Céspedes, en sesión especial celebrada en el “Club de Leones” y allí murió el 1° de Agosto de ese mismo año.
Tal parece que la muerte que rondaba a la esforzada mambisa, espero lo suficiente, para que haciendo honor al mérito, fuera colocado en su pecho casi centenario la condecoración que premiara el heroísmo sin par de aquella cubana perteneciente a la estirpe romántica del pasado siglo. |