Carmen Cancio Bello nació en Sancti Spíritus, provincia de Santa Clara, en 1865.
De edad de tres años, se fue a la manigua redentora acompañando a sus padres durante la primera de nuestras guerras emancipadoras.
A tan temprana edad perdió a la autora de sus días, muerta por las balas enemigas. Pero su padre y sus hermanos, enardecidos por tan irreparable pérdida, continuaron en sus empeños libertadores.
Al llegar la guerra del 95, definitiva para la libertad de los cubanos, Carmen Cancio Bello, abandonó su hogar y volvió de nuevo a la manigua que había conocido sus balbuceos de niña insurrecta.
Allí conoció al Coronel Lino Pérez, jurándose ambos eterno amor.
Un Prefecto santificó la unión de aquellos patriotas que habían nacido para amarse y para adorar a la tierra donde vieran la primera luz.
Nombrado Brigadier su ilustre esposo por sus merecimientos y su valentía, Carmen Cancio, madre ya de un hijo, continuó su peregrinar en los campos de Cuba Libre.
Corría el año de 1897, gravemente enfermo el ya General Lino Pérez, la delación de un presentado trajo a los españoles hasta el lugar oculto donde estaban y fueron, llevados a Sancti Spíritus, siendo exhibidos como trofeos de guerra.
Después de sufrir larga condena, el General Blanco ordeno su libertad; pero ellos, patriotas de pura cepa, volvieron al campo, continuando la campaña en las filas del Ejército Libertador.
Carmen Cancio Bello, pudiéramos decir que se educo, se formó, vivió y murió en pleno campo de batalla, ya que nació en pleno ideal revolucionario de sus padres, con esa misma llama redentora se hizo mujer; fue novia, esposa y madre, bajo el fuego, registro sus mejores y más romántico episodios, bajo el tajo relampagueante del machete mambí dio todo lo más que podía apreciar, por la obtención de la libertad de que hoy gozamos.
Santa Clara debe estar satisfecha de esta mujer extraordinaria. |