Caridad Lagomasino Alvarez, nació en Sancti Spíritus, provincia de Santa Clara, a mediados del pasado siglo.
Fue conocida en la historia de la Revolución con el nombre de “La Solitaria”, donde prestó innumerables servicios, siendo una valiosa auxiliar de su hermano Luis, que se iniciara en el campo de batalla, mucho antes de la constitución del Partido Revolucionario Cubano.
Caridad en su propaganda conquistaba amigos y desconocidos para que empuñaran las armas por Cuba, instando a todos para que tomaran el fusil y marcharan a la manigua.
Sus trabajos alcanzaron gran radio de acción. En su santa misión visito las ciudades de la Habana, Matanzas, Cienfuegos y Caibarién, donde sus actividades daban siempre fruto.
Entre otras comisiones erizadas de riesgo, tenía la de recibir la correspondencia del extranjero. Para ello se valió del doctor Pedro Madrigal, ligado a ella por lazos de familia, y que le sirvió de intermediario.
Al fin se interno directamente en el campo de batalla y empuñó las armas, dando ejemplo sublime de lo que tanto había predicado. El Generalísimo Máximo Gómez llego a darle el título de “hija”.
Terminada la contienda, ayudó a las aniquiladas tropas cubanas en su vuelta a las ciudades, proporcionando ropa y alimento y curando a los convalecientes de enfermedades y de heridas.
En la paz no hizo alarde de su labor a la que consideró como el cumplimiento de su deber como cubana.
Nunca reclamó para sí, ni para los suyos, puestos ni honores en la organización de la República y casi en el anónimo entregó su alma a Dios, en la tierra villareña, que tantas veces surcara en beneficio de Cuba y de los cubanos. |