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El Municipio de Trinidad |
“Historia de Trinidad” |
“Parte Primera” |
“Capítulo I” |
“Del territorio trinitario y de su naturaleza.” |
Ciudades, Pueblos y Lugares de Cuba |
“Sumario: Naturaleza geológica de los terrenos trinitarios. -Diversas zonas y capas. -Opiniones del Barón de Humboldt y del Dr. Carlos de la Torre. -Posición astronómica de Trinidad. -Cordillera de Guamuhaya. -Temperaturas. -Bellezas y riquezas de nuestras montañas. -Opinión del Dr. F. Chapman. -Orígenes de nuestros ríos. -Excelencias de las aguas trinitarias. -La construcción del acueducto. -Suministro de agua. |
“En 1905 circuló un Informe sobre el ferrocarril del puerto de Casilda, vía Trinidad, hasta entroncar con las paralelas del Ferrocarril Central, que contiene datos interesantes sobre Trinidad y su jurisdicción, redactados o dirigidos por el Ingeniero Hugo M. Loubiere. Estudia el folleto la posición geográfica, topográfica de la jurisdicción, formación geológica, clima, población, fertilidad de los terrenos de la comarca, precio de los terrenos, cultivos que pueden establecerse, minerales y un apéndice sobre vías de comunicación y otros datos generales. |
“Sobre algunas de esas cuestiones, principalmente, en cuanto a formación geológica y minerales, vamos a referirnos, e, igualmente, a las opiniones de otros escritores documentados, entre ellos, Humboldt en lo antiguo, y el Dr. Carlos de la Torre y Huerta, en lo moderno. |
“Dice el Informe que el cimiento o base visible de estas serranías lo constituye la roca diorítica micácea secundaria; muy resquebrajada, ya por causa de la excesiva plegadura, ya por los sucesivos levantamientos que ha sufrido la Isla. Alterna esa roca, en algunos lugares, con otra de un carácter pizarroso, no faltando, en otros, la serpentina. Superpuestas a éstas, se encuentra una esquista, como detritus aglomerados de roca serpentínica y micácea; y, encima de éstas, al desprenderse la cordillera costanera de la serranía principal para formar el valle de San Luis, se deja ver, y forma su suelo, una arenisca terciaria amarilla, veteada de capas de arcilla dura, o más o menos mezcladas con arenas, pero sin viso alguno de restos ni vestigios de conchas, etc., como, también, completamente desprovista de las capas de asfalto que caracterizan a esta formación en el resto de la Isla. Por sobre esta arenisca y, cubriéndola, se encuentra la formación caliza jurásica en toda la extensión de la costa; y, restos de ella, sobre las estribaduras de las serranías principales. |
“Una arcilla sumamente porosa, a la vez que plástica, de color rosado violáceo, abundante en peróxido de manganeso, es lo que constituye el suelo laborable de las serranías o lomas. En la costanera se encuentra el terreno bermejo semi-arcilloso, tan característico de la Isla, y el arenisco reciente en todas sus fases. En el Valle predomina la arenisca arcillosa mezclada, las más de las veces, con el detritus de las esquistas micaceas; y, en las vegas de los ríos, abunda un terreno de aluvión compuesto de arena fina de las rocas enumeradas, llevando más de un veinte y cinco por ciento de materias vegetales en estado de descomposición. Tanto en el Valle, como en la costanera y estribaduras de las serranías, abundan las margas para abono y vetas de caliza descompuestas, muy blancas, parecidas al carbonato de barita. |
“En el trayecto de la boca del río Guaurabo hasta la ciudad de Trinidad, recorrido por Humboldt y Bonpland en la tarde del 14 de marzo de 1801, consigna el primero en su "Ensayo Político" que "el camino pasa por una llanura que parece nivelada por una larga mansión de las aguas, la cual está cubierta de una hermosa vegetación que tiene un carácter particular (1), a causa del "Miraguama", que es un palmero de hojas plateadas que vimos allí por la primera vez. Aquel terreno fértil, aunque de tierra colorada, sólo espera la mano del hombre para ser desmontado y dar cosechas abundantes. Hacia el Oeste, se descubría una vista muy pintoresca encima de las "Lomas de San Juan", que son una cadena de montes calizos, muy escarpada hacia el mediodía, de 1800 a 2000 pies de altura. Sus cimas, desnudas y áridas, forman, tan pronto unas cumbres redondas, y, tan pronto, unos verdaderos cuernos con una leve inclinación. (2). A pesar de lo mucho que baja la temperatura durante la estación de los nortes, nunca se ve nieve, sino, únicamente, hielos y escarcha, en aquellos montes y en los de Santiago" (3). |
“En mayo de 1911 visitó esta ciudad, en viaje de estudios, el Dr. Carlos de la Torre y Huerta, eminente Profesor de nuestra Universidad y dio, la noche del 28 de ese mes, en los salones del Centró Escolar No. 2 (casa donde hoy se encuentra el Casino Español), una magistral conferencia, sobre la importancia de la Paleontología y la significación de los fósiles o restos de seres que existieron en otras edades geológicas, llamando a esos restos las verdaderas "medallas de la creación", puesto que, por ellos, puede reconstruirse la historia de la evolución de los organismos y son el único medio de determinar con precisión la antigüedad de un terreno. |
“Dijo el Dr. La Torre que, desde el año que tuvimos la suerte de ser visitados por el Barón de Humboldt, quien indicó, por vez primera, la existencia de terrenos, pertenecientes al "período jurásico", uno de los que constituyen la "era secundaria", se había tratado de comprobar la presencia de dichos terrenos en Cuba, pero, todas las tentativas habían sido inútiles por la ausencia de fósiles de aquel período, hasta que, respondiendo a los deseos de los sabios geólogos reunidos en el Congreso Internacional, celebrado en 1907 en México, había tenido la suerte de encontrar un gran número de "Ammonites ", y otros fósiles característicos del período jurásico en el abra del Ancón que comunica el valle de Viñales con el de San Vicente, en Pinar del Río; y, a fin de completar sus estudios del jurásico en Cuba, había considerado indispensable reconocer la caliza negra, de origen antiquísimo, señalada por el Barón de Humboldt en las sierras de Trinidad; y, en efecto -aseguró el Dr. de la Torre- pudo encontrar ejemplares de dicha caliza empleados en la pavimentación de esta ciudad y durante sus excursiones a los nacimientos de los ríos San Juan y Caballero, habiendo podido observar, sobre el terreno, las estratificaciones de esa caliza negra, de origen antiquísimo, quizás, del período primario, dislocada por las erupciones graníticas y serpentínicas que dieron lugar a la formación de aquellas sierras durante el período terciario. |
“El Dr. de la Torre llamó la atención sobre la presencia de la serpentina, puesta a descubierto, en el cerro de Juan de Letrán, y las grandes masas de cuarzo y capas de "Gneiss" sobre que descansa la caliza en algunos de los cerros de Jabira, por haberse desgastado y descendido a los valles las lajas calizas visiblemente estratificadas e inclinadas que coronan los picacho de aquellas sierras. |
“Expuso que no había podido encontrar ni una huella, de fósiles en dicha caliza negra, lo cual puede explicarse por su misma antigüedad que se remonta a algunos millones de años, por su estructura hojosa, cristalina, y por su contacto con "Gneiss", todo lo cual indica que ha debido de sufrir, alternativamente, la influencia del calor y de los agentes disolventes que han dado lugar a la desaparición de las huellas de los organismos que, indudablemente, la formaron. |
“Es digna de recordarse la conferencia del Dr. de la Torre, mucho más cuando, a pesar del tiempo transcurrido, nuevas investigaciones no han venido a completar ni a modificar tan útiles estudios. |
“Los geógrafos modernas distinguieron, con el nombre indígena de Guamuhaya, al grupo orográfico que, en esta Isla, se encuentra colocado entre lo 21º 50' y 22º 5' de latitud Norte. A la jurisdicción de Trinidad pertenece el centro de ese grupo, y, según los cálculos más precisos, puede fijarse a los 21° 42' 30" de latitud boreal en que se halla esta ciudad; 73º 46' 30" da longitud occidental de Cádiz: 2º 18' 4" de longitud del Morro de la Habana. |
“El sistema de Guamuhaya puede dividirse en dos grupos que tienen por separación natural al caudaloso río Agabama. Menos extenso y elevado es el grupo oriental; el occidental, a la inversa, ocupa una grande extensión de territorio y presenta las más elevadas montañas. La parte más notable de la sección, que comprende la línea divisoria con Cienfuegos, es la que se admira en el viaje por mar de Cienfuegos a Casilda, ofreciendo a la vista del viajero los más espléndidos paisajes, en los que sobresalen las caprichosas formas de las cimas verdísimas. |
“Ricas son nuestras montañas en maderas preciosas; en minerales de valor incalculable, en aguas que, por su pureza y temperatura, son excelentes desde el punto de vista hidroterápico; se goza en nuestras montañas de una temperatura que es, en el rigor del verano, de 85° F. o 30° C.; en invierno baja a 40° F. o 4° 50° C. Bajas temperaturas se han experimentado en Itabo, Nacimiento, Aguacate, San Juan de Letrán, Polo Viejo, y fríos intensos ocurrieron en 24 de diciembre de 1866 y 11 de enero de 1884. |
“Esas montañas, por la variedad y belleza de sus paisajes, la perfecta tranquilidad que reina en ellas, hacen agradable la vida y resultan muy provechosas para el tratamiento de aquellas enfermedades que requieren regiones altas y el alejamiento del estrépito mundano. Esas ligeras escarchas y finísimas lloviznas que platean las faldas de las lomas y las hacen aparecer cubiertas por leve gasa y ocultar sus crestas en densa niebla; esas corrientes de aguas prodigiosas que forman encantadoras cascadas; las mismas tempestades tropicales, con sus descargas eléctricas que, a veces, despenachan en las cumbres las majestuosas palmeras; todo ese paisaje que forman tan poéticos lugares, ha sido y es fuente de salud, a extremo tal que, en 1833, cuando el cólera morbo invadió a Trinidad y hacía estragos en la población esclava de los ingenios, varias dotaciones fueron transportadas a las montañas y no se experimentó ni una sola baja. |
“Un viajero americano. notable médico y naturalista que; en 1892, visitó a Trinidad comisionado por una sociedad científica de su país, Mr. Frank M. Chapman, sostuvo la opinión de que, en nuestras montañas, se obtenían la inmunidad para la fiebre amarilla y otras infecciones. De ahí que, en pasadas épocas, los facultativos principales de Cuba recomendaran temporadas en ellas; y, asimismo, se pronunciaran los médicos locales, entre ellos, quien
fue, además de un apóstol de la medicina, patriota, maestro de las Ciencias Físicas y Naturales, el laboriosísimo Dr. Don José María Urquiola, tronco de distinguida familia trinitaria y que tan notables observaciones hiciera y tan útiles informaciones suministrara al viajero e historiador, Don Ramón de La Sagra. |
“Mr. Chapman hizo públicas sus observaciones en diciembre de ese año 1892, dándolas a conocer en Nueva York por medio de un folleto titulado "Notes on Birds and Mammals observed near Trinidad, Cuba, etc." extracto de un estudio publicado por el mismo autor en el "Bulletin American Musseum of Natural History", vol. IV No. 1. Art. XVI, Pgs. 279-330. |
“Esos encantos que atesoran nuestras montañas y la variedad e importancia de sus árboles frutales y otras plantas que producen en abundancia diversidad de flores y frutas, inclusives, ejemplares exóticos, y ofrecen material para numerosos apiarios que, en otros tiempos, proporcionaron valiosas exportaciones, tienen el complemento de las corrientes de agua que han sido de consumo público en esta ciudad. |
“En cuanto a nuestras corrientes de agua, el agrimensor Orri estudió el sumidero del río de los "Negros", que se estimaba fuente del río San Juan o Táyaba. La altura del sumidero es de 320 metros sobre el nivel del mar y, como el vallecito de San Juan está a 610 metros, se deduce, claramente, que es otra la fuente misteriosa del río San Juan, estimando algunos que pudiera ser la misma del río Caburní. |
“Un examen de las aguas que hizo el químico M. Edgardo Carbonne, en enero de 1895, dio un resultado positivo, en cuanto a potabilidad del agua, señalando su grado hidrotimétriro de 15°, sólo neutralizando a 1"5 gramos del jabón por litro, al principiar a hacer espuma. Sin embargo, ese análisis se estimo insuficiente, y, ya, desde época pretérita, se daba preferencia al agua del Caballero, lo que dio origen a que, al iniciarse el primer proyecto de acueducto para Trinidad, en el año 1827, se pensara en traer a esta ciudad las aguas del río Caballero por más delgadas y frescas y menos expuestas, por afluencias de arroyos y cañadas, a la contaminación de materias nocivas. No obstante, la Comisión americana compuesta por el Capitán Fred Page y Tte. Calhaoum que, en 3 de diciembre de 1898 tomó posesión de esta plaza; en la necesidad de dotar los servicios de agua al Cuartel de las fuerzas americanas de ocupación situado en la Popa, aceptaron, como buenas, las aguas de San Juan, y emprendieron, inmediatamente, las obras del acueducto que, en poco tiempo, bajo la dirección del Ingeniero Tt. del Regimiento de Nr. 4, Tenneessee, de guarnición en Trinidad, Mr. N. Matson, fueron traídas a dicho Cuartel, exclusivamente. |
“Mr. Matson -ya que viene al caso- opinaba que, el vallecito de San Juan tuvo origen en un cataclismo geológico, en época muy remota, y entonces, el río, que corría por las entrañas de la tierra, brotó por las hendiduras o grietas donde parece nacer, pero que, en su origen aparente, se precipitó por el vallecito, labrando su cauce y buscando las aguas su nivel. Basta observar la disposición y forma de aquellas lomas donde se notan grandes farallones y hundimientos, accidentes extraños del terreno y cuevas profundas, para comprender que el fenómeno pudo ocurrir conforme a la opinión del Ingeniero Matson. |
“En esas pintorescas y saludables cumbres que se encuentran, próximamente, a dos mil pies sobre el nivel del mar, hubo antaño un lugar predilecto de temporada y jiras. Las fuentes misteriosa, del San Juan e, igualmente, las del río Caballero, brotando por entre altos farallones desde las Cabezadas de Jabira, fueron atracción de espíritus abrumados por el ambiente urbano; y allá iban de temporadistas en busca del clima suave de esas montañas, donde la saturación del aire es lo más saludable y conveniente, habiendo observado el Dr. Manuel Altuna, médico trinitario, radicado en Cienfuegos, que no se licuaba el dulce de guayaba y sólo, en los temporales, el cloruro de sodio. |
“En los nacimientos de ambos ríos se observan florecidas márgenes donde se elevan las cañas bravas; ha anotado un viajero que, en sus verdes troncos, se conservan inscripciones como recuerdos de visitantes de tan bucólicos lugares. Fabricaciones, materiales y detritus de la planta eléctrica han perjudicado la corriente del San Juan; no sucediendo así con la del Caballero que aun conserva en sus cármenes vegetación útil y decorativa. Crecen allí, berro, salvia, trébol, saúco, melisa o toronjil, yerba buena, cilantro. En su seno argentado, ni en sus márgenes, nada hay que perjudique la salud. Sus aguas continúan limpias, mansas, a veces, deslizándose entre rizadas cascadas que forman al descender por los farallones, las corrientes del río Caballero. Antes se conducían a esta ciudad para el consumo y adquirían remunerativo precio. De ahí que, como se ha expresado, fue proyecto traer, por medio de un acueducto, esas aguas a la ciudad. |
“Ha pasado el tiempo, y dada la frecuente contaminación de las aguas del río San Juan en época de lluvias, hubiera sido acertado el traer a esta ciudad la limpia agua del río Caballero que, ni en su lecho, conserva limo, ni siquiera, se enturbia tanto como las del Táyaba, en la primavera. Y, de paso, vamos a detenernos en los antecedentes sobre el suministro de agua a Trinidad. |
“En la misma fecha de la construcción del penal (1844), se terminó el aljibe cercano, llamado del "Rey", con una cabida o volumen de mil trescientos cuarenta y un metros y doscientos cincuenta decímetros cúbicos. Lleno de agua, puede contener un millón trescientos cuarenta y un mil doscientos cincuenta litros con los que se llenan tres mil ochenta y tres pipas. |
“Este aljibe estaba dotado de un sistema de planicie de mampostería que recibían las corrientes, de agua procedentes de las lomas cercanas, defendiéndolas del lodo e impurezas con rejas tupidas, a manera de filtros, semejantes a las que tuvieron los aljibes de las plaza de Serrano (Martí) en la época en que sirvieron de depósito de agua para el acueducto local. |
“El suministro de agua a la ciudad de Trinidad, tanto para el consumo público, como para apagar los continuados incendios que se sucedían, tuvo su origen en el acuerdo del cabildo municipal de primero de agosto de 1735, sin que se resolviera el caso durante muchos años, pues todavía, en 1875, una empresa particular que suministraba el agua, lo hacía por medio de carretones preparados para la colocación de barrilitos. |
“En una libreta antigua que conservamos, el agua vendida por dicha empresa en abril de 1875,
ascendió a $1,768.75, habiendo días de $87.00 la venta. En esa época hubo un proyecto de acueducto que sólo costaba $118,000.00, sin que llegara a vías de realización. Además, se expendía por medio de garrafones, conducidos en angarillas o a lomo de bestias, el agua de los ríos San Juan y Caballero tomada en las alturas. |
“Ya, en 1850, hubo una máquina de vapor en la margen del río Caballero, para elevar el agua a la ciudad, regularizándose algo el servicio, aunque, después, en 1857, al trasladarse esa máquina, a las márgenes del Táyaba, sofrió perjuicio el consumo en cuanto a la calidad de las aguas. En 1898, por concesión del primer Gobierno Interventor, se montó una planta de bombeo en el propio Táyaba y se amplió el servicio con algunas cañerías que instalaron los vecinos. Hubo varias iniciativas para establecer un acueducto en mejores condiciones, lo que no se logró hasta principios de 1914 con un crédito concedido por el Gobierno Central.” |
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“(1) Corypha Miraguana. Véase el Nova Gen, tom. I, p. 298. Probablemente, es la misma especie, cuyo grandor había llamado tanto la atención de John y William Fraser (padre e hijo), en las cercanías de Matanzas. |
“(2) "Dondequiera que se ve la roca, he visto un calizo compacto, pardo blanquizco, en parte poroso y, en parte, con quebraduras lisas, como en la formación jurásica". |
“(3) En Nota que aparece en Geografía de la Isla de Cuba por D. José M. de la Torre dice: "En Trinidad, en 1841, llegó el termómetro a 6º punto de congelación".” |
Vistas de la ciudad de Trinidad, en la provincia de Las Villas en las Tarjetas Postales |
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