La Perla del Sur, como también es conocida la ciudad de Cienfuegos, es la cabecera del término municipal por su nombre.

Se encuentra situada en la llamada península Demajagua, a la orilla de la bahía de Jagua, en terreno llano y firme. Indiscutiblemente es la ciudad de mejor trazada que existe en Cuba, de calles anchas y rectas, de bellos paseos y parques, de edificios modernos y antiguos que responden totalmente al conjunto exterior que la rodea. Hay en Cienfuegos armonía en todo. A la magnificencia del paisaje ha correspondido la abra del hambre y el espíritu de sus habitantes ha sabido en todo tiempo mantenerla aderezada, atrayente, cautivadora. Se le ha calificado de Perla del Sur, cuando en realidad es la Perla de Cuba. Ya la bautizaría, salvando todos las respetos, con estas palabras: “Tota pulcra”, un bello emblema síntesis de su ayer laborioso y activo.

Estos lugares que ocupó Cienfuegos fueron visitados por Colón en 1494 y por Sebastián de Ocampo, quien en 1508 circunnavegó por toda la isla por orden del gobernador de la Española, Nicolás de Ovando.

La bahía de Jagua, nombre indígena, fue asilo de piratas, filibusteros y refugio de naves enemigas. Cienfuegos no había surgido a la luz y aquellos parajes estaban poco menos que desamparados. Cerca de ella, en el realengo Auras, a orillas del Arimao, se establecieron a poco de su arribo en 1512 el famosa Padre Las Casas y su amigo Pedro de Rentería. En 1560 aparecen establecidos en el puerto de este lugar algunos pobladores para dedicarse a la explotación de las minas de oro y cobre, cuya existencia suponían, pero que luego de hallarlas tuvieron que abandonar por improductivas. En aquella época de audacias reales y de quiméricas alucinaciones el oro ejercía una fascinación singular, aun cuando se buscara y se desease para hacer grandes y magníficas cosas.

En 1694 el capitán general Manzaneda y Salinas ordenó levantar el primer plano de la bahía y propuso a la Corte que se colonizara con el propósito de edificar una población en los magníficos terrenos que la rodeaban. El expediente, pleno de razones sobre las ventajas y utilidad de la empresa, no despertó el letargo del gobierno. Hasta 1738 nadie volvió a ocuparse de la bahía de Jagua y contornos. Por esta fecha el capitán general Güemes y Horcasitas construyó una pequeña fortificación a la entrada del puerto que, ampliada en 1742, se convirtió en la fortaleza de Nuestra Señora de las Ángeles de Xagua, terminada en 1745. En 1751 el primer gobernador de la referida fortaleza, capitán Juan Castilla Cabeza de Vaca, creó el primer ingenio de fabricar azúcar en esa jurisdicción, a cuatro kilómetros de este lugar, en el hato Caonao. En 1796 se levantó el primer plano de la población y en 1804 comenzaron las obras del astillero.

En 1817, siendo capitán general don José Cienfuegos e intendente don Alejandro Ramírez, llegó a La Habana un rico coronel francés, emigrado de Louisiana, don Juan Luis Lorenzo D'Clouet, quien en marzo de ese año presentó al general Cienfuegos un proyecto para colonizar la bahía de Jagua a base de 40 familias a las cuales el gobierno pagaría su pasaje, una cantidad para subsistir durante los primeros meses y la donación de una caballería de tierra a cada blanco de 18 años en aptitud para trabajar. El general Cienfuegos aceptó el proyecto y lo recomendó eficazmente a la Corte, que expidió Real Orden de 21 de octubre de 1817 autorizando la fundación. El 3 de marzo de 1819 el coronel francés D'Clouet designó las 130 caballerías de tierra próximas a la bahía, las cuales fueron donadas por don Agustín de Santa Cruz, en recompensa del título de Conde de Cumanayagua y de coronel de milicias con que fue agraciado. El 8 de abril de 1819 llegó D'Clouet con 46 colonos procedentes de Burdeos, Francia, un médico y agrimensor, dándose principio a la colonización el 22 de ese mes y año. En 1820 llegaron 282 colonos más, de distintas procedencias del exterior y de entre ellos 229 de otros puntos de la isla.

Poco a poco la población crecía. En 1822 fue creada la administración de Rentas Reales. En 1824 el primer censo vecinal arrojó en favor de la colonia el número de 1,283 habitantes. En 1825 quedó establecida la Comandancia de Marina. Desgraciadamente, el 1 de octubre de ese último año un temporal destruyó el caserío hasta entonces existente. Pero un nuevo impulso de sus habitantes bastó para que la reconstrucción adquiriese mayor actividad y comenzase de nuevo la planta de Cienfuegos, así bautizada en homenaje al general de este nombre que tanto hiciera por su creación. A D'Clouet le hizo el rey de España Conde de Fernandina de Jagua por sus merecimientos y trabajos.

En 1831 se instaló el Matadero Público y la Cárcel; en 1832 el alumbrado público y se introdujo, la vacuna, comenzando ya entonces a formarse un gabinete de historia natural. En 1838 se terminó la iglesia parroquial; en 1839, el cementerio; en 1843, el primer teatro y la Plaza de Armas; en 1846, cuatro colegios municipales; en 1848 se otorgó al ayuntamiento el uso del escudo de armas y uniforme a los concejales; a fines de este mismo año la construcción del faro Villanueva en la punta de Los Colorados para señalar la entrada del puerto. En 1848, comenzaron los trabajos del ferrocarril a Santa Clara; en 1851 se inauguró el primer tramo hasta Palmira, y en 1860 la línea hasta Santa Clara; otro teatro, llamado Avellaneda en homenaje a la insigne escritora y poetisa camagüeyana, se levantó. En 1866 se celebró el primer banquete político en la Saciedad Filarmónica y en el 1868 se lanzaron a la revolución para cooperar al grito de Yara un conjunto selecto de la sociedad de Cienfuegos, siendo el primer fusilamiento en 1869. En este año se estableció la sucursal del Banco Español de La Habana; en 1874 se terminó y comenzó a prestar servicio el acueducto; en 1882 se construyó un nuevo teatro; en 1884 se puso la primera piedra del Colegio de Jesuitas; en 1890 se edificó el teatro Terry y se creó el Cuerpo de Bomberos.

Bajo el signo de los nuevos tiempos, Cienfuegos no desmereció de su tradición, llegando a ser una de las ciudades en Cuba de mayor intensidad y vida comercial.

Vistas de la ciudad de Cienfuegos, en la provincia de Las Villas en las Tarjetas Postales