Guije.com La ciudad de Trinidad en Ciudades, Pueblos y Lugares de Cuba

Trinidad, Las Villas, Cuba


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La Ciudad de Trinidad
en Las Villas
Ciudades, Pueblos y Lugares de Cuba

Vista típica de las calles de Trinidad.

La Ciudad de Trinidad era la cabecera del término municipal, partido judicial y distrito fiscal por su nombre, en la provincia de Las Villas, Cuba.


Se encuentra situada en la falda de la loma de La Vigía, extendiéndose la población sobre un plano inclinado de suave declive. Fue fundada el año 1514 por el Adelantado Diego de Velázquez, previo un reconocimiento de aquellos contornos y a cuya zona los indios denominaban Guamuhaya. Concurrieron su fundación sus más cercanos familiares y deudos, entre los cuales recordamos a los capitanes Pedro de Alvarado, Francisco Fernández de Córdoba, más tarde descubridor del Yucatán, Vasco Porcayo de Figueroa, el famoso Padre Las Casos y su amigo Pedro de Rentería, Cristóbal Olid, Hernán López y otros. La fundación fue puesta bajo la advocación de la Santísima Trinidad. En la misma hecha quedó constituido su ayuntamiento con el título de Villa y nombrado gobernador el capitán Francisco de Verdugo, deudo del propio Adelantado, tal era la estima que ya éste le tenía a su nueva creación.


Los primeros años de la colonia se deslizaron lentos: aquella gente aguerrida, hambrienta de gloria, lanzaban su mirada al gran mar que se extendía a su vista en ansias de nuevos horizontes y de mejor provecho. En 1518 partió de aquí Hernán Cortes, y con mucha de su gente se reforzó. La expedición punitiva que enviara Diego de Velázquez contra Hernán Cortes, ya en México, y que, a la postre, sirvió de eficaz ayuda para los planes de las Cortes. Trinidad, pues, ha cooperado activa y directamente a los nuevos descubrimientos con su sangre y su riqueza. Lo emigración guerrera la dejó casi sin brazos ni dirección en aquellos primeros días de su nacimiento y tuvo que aguardar medio siglo para mostrar los inextinguibles tesoros encerrados en la fertilidad de sus campos y en las entrañas de sus montañas agrestes.


Nuevo quebranto también la supresión de las encomiendas en 1544 (aunque de justicia obligada y natural), que la dejaran reducida a sólo doce familias de las cuarenta que formaron la población primitiva y entre las cuales figuraban los hombres de mejor temple de aquella falange de creadores de mundos.


En 1642 y 1654 los piratas ingleses con patente real saquearon a esta ciudad, la cual bien pronto se resarció de sus perjuicios con el contrabando que comenzó o establecerse entre ella y Jamaica. Al estallar en España la guerra de sucesión, en la que dos monarcas extranjeros se disputaban el poderío creado y forjado por el pueblo hispano, e Inglaterra aprovechaba la querella para acabar con la supremacía de Castilla, volvieron para estos dominios, y para Trinidad por su calidad de marítima, las incursiones y saqueos de los rubios de Albión, a las cuales respondieron los de Trinidad armando y costeando los gastos de varios cruceros contra aquellos y dándoles respuesta adecuada y merecida.


De 1702 a 1713 esta ciudad tuvo siempre en su costa de tres a cuatro embarcaciones y la gente dispuesta para repeler toda agresión. No obstante, en 1716 el corsario ingles Jennings ocasionó algunos perjuicios que motivaron una nueva organización defensiva dirigida por el capitán Jerónimo de Fuentes y secundado por el pueblo entero en prestación personal y de todos clases. A Trinidad vinieron a ampararse dos de los caudillos de la banda de Jennings que de ella se separaron y ya terminada la guerra entre España e Inglaterra el gobernador ingles de Jamaica reclamó a los dichos fugitivos con pretexto de que eran piratas y a lo cual accedió el capitán general; no así Trinidad, que al presentarse el navío Happy y dos buques más bien armados para apresarlos fueron intimados a levar ancla, pues “los refugiadas han abrazada nuestra santa religión y si delinquieren en lo futuro serán castigadas con arreglo a las leyes y ordenanzas del rey nuestro señor... por todo lo cual y porque estamos resueltos o no permitir que haga usted aquí ningún negocio, le rogamos que leve el ancla inmediatamente”.


Junto con la orden firmada por el alcalde y el dicho capitán Fuentes la organización inmediata de la población en milicia dispuesta a repeler cualquier agresión del inglés y a hacer cumplir las leyes emanadas de la autoridad. Que así era el temple de aquella gente de antaño, aun cuando en el orden privado no desdeñaban y bien se aprovechaban del contrabando con los propios ingleses, que cosas distintas son la soberanía y el honor de un país y las necesidades y apetencias de sus individuos. Por su conducta en la larga guerra contra Inglaterra y sus servicios en todo tiempo le fue concedido a Trinidad el título de Ciudad y el uso de armas. En la nueva pugna bélica que la Gran Bretaña promovió contra Español y que duró ocho largos años (1739-1747) la ciudad armó mayores embarcaciones que en épocas anteriores y rivalizó con Santiago de Cuba y La Habana en sus cruceros contra los piratas ingleses. El espíritu santamente patriótico de Trinidad se puso de manifiesto durante el asedio y toma de La Habana por los ingleses, enviando en socorro de la capital dos compañías de voluntarios y una vez consumada la perdida, al ser requeridos para reconocer al rey de Inglaterra, todos los vecinos en admirable y noble emulación se armaron para defenderse ante un posible ataque ingles por la negativa.


Trinidad en la actualidad.

En 1778 fue habilitado para el tráfico el puerto de Casilda, al mismo tiempo que se abolía el absurdo sistema prohibitivo hasta entonces en vigor y aun cuando de momento sólo alcanzó la licencia a los puertos de Santiago de Cuba y La Habana, los demás incrementaron su tráfico de manera excepcional y muy especialmente Trinidad, que en los años de recogimiento fomentó una agricultura incomparable e industrias conexos poniéndolas en el primer plano de la producción de aquella época. A su ruda y callada labor se abrían veneros de riqueza, aumentaba la población y el comercio adquiría auge. Con decir que en 1827, ya reducida la ciudad a una demarcación restringida de sus partidos y segregado Cienfuegos con importantes y extensos territorios, contaba Trinidad con 28,706 habitantes que se transformaron en 37,509 en el año 1862, queda hecho el mejor elogio de su actividad, progreso y espíritu de empresa.


En 1793 un pavoroso incendio redujo a cenizas más de 183 viviendas y esa catástrofe poco afligió a la ciudad y se resarció de ello prestamente. ¡Tales eran entonces la pujanza y el dinamismo de los trinitarios! En 1795 y principalmente en 1797 volvieron los ingleses a hostigarla con sus ataques, pero nada pudieron contra el valor y decisión de un pueblo que si no contaba con todos los elementos materiales de defensa, mantenía íntegra y viva la llama inextinguible del valor y del patriotismo con lo cual, además, salvaron sus intereses. Reforzadas luego las fortificaciones de Casilda, aumentando el contingente armado y colaborando el pueblo entero con su prestación en todos los sentidos, nada pudieron, en adelante, ni ingleses, ni franceses, ni los forajidos de toda laya que se acercaron a este puerto. En 1818 fue habilitado el puerto de Casilda para el comercio con nacionales y extranjeros, lo cual consolidó su comercio, del que era su centro principal por lo menos en el interior de Cuba.


Población de Placetas de Acuerdo a los Censos
Censo 1953 1943 1931 1919 1907 1899 1861
Población 16,756 15,453 13,829 12,651 11,197 11,120 14,463

No son los palacios de cuatro aristócratas adineradas los que en Trinidad se levantaron, sino calles enteras edificadas con materiales perdurables, con coquetería y confort. Hay quien habla de los palacios de Trinidad, y los hubo de verdad, pero no conviene olvidar que todo anduvo parejo. Cual ninguna otra ciudad cubana ha conservado el sello de su prístino y primitivo bien hacer como lo ha logrado ésta.



La Ciudad de Trinidad

Vistas de la ciudad de Trinidad, en la provincia de Las Villas en las Tarjetas Postales





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Última Revisión: 1 de Septiembre del 2004
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