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El Municipio de Trinidad |
“Historia de Trinidad” |
“Parte Sexta” |
“Capítulo V” |
“Plazas y Paseos” |
Ciudades, Pueblos y Lugares de Cuba |
“Sumario: La construcción de la plaza de Carrillo, hoy de Céspedes. -Gratitud del Ayuntamiento al Gobernador Carrillo de Albornoz. -Manera pública cómo Trinidad honró a sus buenos Gobernadores. -Las notas de Lavallée y la novela local "Flor del Trópico". -Descripción de la plaza de Paula o Carrillo. -Los jardines cuidados. -Los pinos frondosos. -El pino del Ingeniero Don Julio Bastida Tardío. -Trasplante de este pino y la retirada de Weyler. -Los lindos laureles de la plazoleta de Paula. -El árbol de la Libertad. -Palabras del Dr. Frenero Santamaría, en 1901. -El hacha puso fin a esos monumentos. -Los leones del parque de Carrillo. -La construcción de la glorieta. -Reducción de los pasillos y jardines. -Los postes y la plaza de Carrillo. |
“Lucían y perfumaban sobre la glorieta del Parque de Céspedes, en noches en que la luna da tonalidades de plata al lugar predilecto de reunión de la sociedad trinitaria, los níveos ramos de la poética hipomea, adorno preciado de la plaza, denominada en un principio, de Recreo y de Paula, por su proximidad a la Iglesia de este nombre; paseo que se ha ido modernizando y ha constituido siempre lugar de ensueños, de frívolas charlas y de coloquios amorosos, ya sin la hipomea, ni las flores que conocimos en nuestra mocedad, porque, desde hace años, desaparecieron víctimas de ese furor de destrucción que señorea a los trinitarios de hogaño. |
“Cuando se construyó esta, plaza, se denominó de Recreo; pero, en el año 1840, y ya relevado el brigadier Don Pedro Carrillo de Albornoz por el Mariscal de Campo Don Antonio Buitrago, los comisarios del Muy Ilustrísimo Ayuntamiento, Don Félix Iznaga y Don Pío Fernández de Lara y el Síndico, Don Juan Gualberto Alvarez, en sesión celebrada el 28 de abril de ese año, presentaron un extenso informe que se les había pedido por acuerdo de 30 de marzo anterior, y, en él, trataron de las mejoras y obras realizadas por el Brigadier Carrillo, en la carnicería, pescadería, aljibe, bomberos, alumbrado, serenos, empedrado, (en el tiempo de Carrillo se empedraron calles en una extensión de setecientas tres mil varas cuadradas), hospital de caridad, iglesia, cárcel y plaza de recreo. |
“Sobre esto último dice así el informe: "Plaza de Recreo. -Esta obra bastaría para perpetuar entre nosotros, el más grato recuerdo de benevolencia y respeto a la memoria del Sr. Don Pedro Carrillo de Albornoz. Todos estamos convencidos de lo que era ese punto, antes de convertirse en el lugar de recreo delicioso que hoy disfrutamos. Una plaza desigual en su extensión que, sólo ofrecía, a la alternativa de un polvo insufrible o de un lodo que no permitía transitarla; la desagradable vista del galerón donde estaba la venta de pescado o pescadería que ocupaba su centro, sirviendo de depósito a los asquerosos efectos de que ya hicimos mención y, en uno de los ángulos, a semejanza de horca, colgadas las campanas de la vecina capilla de Paula; he ahí el cuadro triste que se presentaba a los ojos de todo el que se acercaba por aquellas inmediaciones. |
“"Nuestro Gobernador se percató de que la situación céntrica de su local convidaba a la formación de un paseo que sirviese de desahogo y expansión grata para los vecinos de Trinidad: y, sin que lo detuviese el cúmulo de dificultades que le ofrecieran las faltas de fondos y reclusos que demandara su gran proyecto, acometió la empresa. Destinó, desde luego, un número de presidiarios a igualar y nivelar el terreno, destruyendo antes el Galerón, cuyas maderas sirvieron a la carnicería, y haciendo colocar las campanas en el hangar conveniente preparado en dicha capilla, continuó las demás operaciones como por encanto a fuerza de una constancia infatigable, aprovechándose los donativos que, así en materiales, como en metálico, facilitaban los buenos vecinos y se entregaban al fiel depositario de estos fondos tenemos acabada Plaza de Recreo, sin faltarle más que el enverjado de hierro que se está haciendo en New York, y según aviso, lo tendremos dentro de un mes en este Puerto siendo de advertir que su costo está reunido en una suscripción voluntaria y que, nuestro Jefe ha alcanzado la libertad de derechos para esa importación, lo mismo que la obtuvo para las baldosas de Bremen con que está asolado el pavimento; de suerte que, aun cuando su señoría, por la premura, no se encuentre entre nosotros al colocarse las verjas, todo es la obra de sus manos, el fruto de su decisión por el bien público, y, este ilustre Consistorio que lo representaba, conociendo tan extraordinarios méritos en el repetido señor, creemos que debiera acordarse, en rigurosa justicia, que, en lo sucesivo, se titulase aquella Plaza de Carrillo, para que así se tribute, hasta por las generaciones futuras, un agradecido recuerdo al nombre de aquel a quien se debe". |
“En la sesión del Ayuntamiento de que se hace, referencia, de 23 de abril de 1840, quedó acordado denominar a la llamada Plaza de Recreo, en lo sucesivo, Plaza de Carrillo; y, en sesión de 15 de junio de dicho año, se dio cuenta de un oficio fecha 9 de mayo del Capitán Gral. sancionando dicho nombre de "Plaza Carrillo". También se acordó que se hiciera pública tal denominación; haciéndose constar el nombre "Plaza de Carrillo" en la puerta de Hierro que cerraba el paseo por la calle de Jesús María. |
“El historiador Francisco Lavallée, en sus notas sobre Trinidad, se refiere a la Plaza ele Paula, en esa época la más notable y la más concurrida, por el ameno jardín público, con sus calles enlosadas, rejas de hierro; con hermosa glorieta en el centro, la estatua, en mármol de Terpsícore y sus correspondientes asientos para la comodidad de la concurrencia, bastante numerosa en las noches de música ejecutada por la Banda militar. |
“Don Juan Manuel Villén, en "Una Flor del Trópico", describe la Plaza de Recreo de aquella época como un "sitio profusamente alumbrado y rodeado de esbeltos y frondosos pinos, que se mecían blandamente impulsados por la fresca brisa y mezclaban su melancólico susurro a las acordes notas de la orquesta"; añadiendo que "las flores que tapizaban los cuatro cuadros en que estaba dividida la Plaza embalsamaban, con sus ricos y variados perfumes aquella atmósfera deliciosa, haciendo que, los que allí concurrían, en las noches de retreta, se creyesen transportados a los encantadores jardines del Oriente". |
“En el marco de ese cuadro hace aparecer el novelista a la dulce María que se sentía turbada por las luces fosfóricas de la mirada de Ernesto, el otro personaje de la famosa novela trinitaria. |
“A aquellos pinos frondosos, sucedió un pino histórico, a que se refiere el periódico "Patria'', en el año 1899, aludiendo a un precioso y lozano pino situado en la esquina del jardín de la Plaza de Carrillo que hace frente al Ayuntamiento. Ese pino -dice dicho periódico- fue sembrado por el Ingeniero Sr. Julio Bastida Tardío en su casa, el 24 ele febrero de 1895, que empezó la guerra de Independencia. Algún tiempo después lo regaló su hijo, el Lcdo. Julio C. Bastida Arias al jardinero del citado paseo, Trujillo, y éste lo sembró el día en que Weyler se embarcó para España el 30 de octubre de 1897. ¡Ni el pino histórico, ni los otros esbeltos y frondosos, de que habla el novelista Villén, susurran ya, melancólicamente! |
“En la plazoleta de Paula estuvo, en época anterior, situado un pozo del cual se surtían de agua los vecinos y servía para los regadíos de los jardines de la Plaza de Carrillo; y existieron allí hasta no hace muchos años varios añejos y frondosos laureles. Después como resultado de un animado plebiscito, se sembró el árbol de la Libertad, el 24 de febrero de 1901, pronunciando una brillante alocución dirigida al pueblo trinitario, el Dr. Francisco Frenero Santamaría, diciendo, entre otros párrafos: "Acabamos de plantar el árbol de la Libertad que simboliza este triunfo alcanzado a tanta costa, a costa de tanta y tan preciosa sangre derramada y para el que hemos elegido una de nuestra heráldica local. Los pueblos todos de la antigüedad han sabido cumplir con este deber que hoy nosotros cumplimos, levantando monumentos para conservar fresca y ostensible la memoria de faustos acontecimientos, dejando, como herencia valiosa a las futuras generaciones, los hechos grabados en esas hojas para eterna y fructífera enseñanza". |
“Ni rastros quedan ya del árbol de la Libertad. En ese lugar se ha levantado últimamente, un moderno parquecito, nombrado "General Juan Bravo", con muy poco juicio, pues robaron espacio a una clásica plazuela para poner un parque frente a otro parque! |
“La plaza de Céspedes (de Carrillo), a través de los años, se ha ido modernizando y dotándose de algunos adornos, como los leones que después, se trasladaron a la Alameda de Concha, llamada, primeramente, de Narciso López y, después, de Agranmonte. En la Plaza de Carrillo en sus principios, al igual que en la de Serrano, se usó del alumbrado de aceite de oliva, sustituido después por el petróleo, gas, carburo y electricidad, según las épocas. En todos los tiempos, se ha conservado la hermosa Glorieta que constituía un encanto, en las noches de paseo cuando brillaba la luna majestuosamente y trazaba bellos arabescos sobre los ramos de hipomea que esparcía embriagadores perfumes. Esa Glorieta costó no poco el continuarla; dos veces se vino abajo la armazón de hierro que la forma, hasta que, un parisién, Mousieur Giroud, tronco de una distinguida familia trinitaria, se comprometió con el General Carrillo de Albornoz a construirla de manera que quedara sólidamente edificada, como así sucedió. |
“La plaza continuó con su aspecto antiguo hasta el año 1907, en que, por haberse destruido, en gran parte, durante la revolución de agosto del año anterior, fue reconstruido el paseo con un crédito del Gobierno Central, y entonces, se le quitaron las baldosas del piso que se puso de cemento; fueron suprimidas las rejas y alzada algo la glorieta, dominante ornamento de dicho paseo. ¡Se cometía al alterar su fisonomía, un atropello histórico! |
“No obstante esta reforma, los pasillos quedaron en iguales condiciones que al construirse pero, en 1920, siendo Alcalde, el Sr. Máximo Sanjuán, se dividieron los cuadros de los jardines, respetando los otros aspectos; en 1928, con motivo de nuevas modificaciones, efectuadas con crédito del Consejo Provincial, fueron mutilados los pasillos y reducidos los jardines, a fin de dar mayor amplitud al paseo, al que se le proveyó de columnas para establecer, por medio de globos el alumbrado eléctrico. |
“También se construyó, bajo la glorieta de hierro del centro, otra glorieta de cemento y gradería de mármol para aprovechamiento de los músicos en las noches de retretas ¡Gran adefesio arquitectónico! |
“Las innovaciones han variado el aspecto de la típica Plaza de Carrillo, con las reducciones de los cuadros de los jardines y de los pasillos, como se ha expuesto; no obstante, para satisfacción del buen gusto y en aras del recuerdo, la Glorieta, que es joya primorosa, se ha mantenido en su forma original. Ese parque ha inspirado a escritores y a poetas, y entre ellos figuran el laureado poeta trinitario Francisco Iracheta y Mascort, y Fernando Echemendía y Muñoz (1847). Este último la cantó así: "Abril en la Plaza de Carrillo" |
Era la noche. El astro misterioso, |
ostentando sus galas, refulgente, |
lanzaba en el espacio, dulcemente, |
suaves reflejos de su disco hermoso. |
La fresca brisa del pensil frondoso, |
agitaba las flores blandamente, |
derramando, en el aire transparente, |
grato perfume, aroma delicioso... |
Con insólito afán, al viento daba |
la alegre orquesta mágica armonía; |
y los dulces acordes, que enviaba, |
El eco murmurando repetía… |
todo, a la par, risueño me anunciaba |
al mes que adopto por divisa mía.” |
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Vistas de la ciudad de Trinidad, en la provincia de Las Villas en las Tarjetas Postales |
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