Guije.com Apéndice 1 en «Historia de Trinidad» en Ciudades, Pueblos y Lugares de Cuba


Apéndice 1, Historia de Trinidad, Las Villas, Cuba


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Apéndice 1
Apéndice 2
Apéndice 3
Apéndice 4
Apéndice 5
Apéndice 6
Apéndice 7
Apéndice 8



El Municipio de Trinidad
“Historia de Trinidad”
“Apéndice 1”
“(Véase la Parte Segunda, Capítulo III)”
Ciudades, Pueblos y Lugares de Cuba

“(1) "Pues estando desta manera recogiendo soldados y com­prando caballos, que en aquella sazón o tiempo no los había, sino muy pocos y caros; y como aquel hidalgo por mí ya nombrado, que se decía Alonso Hernández Puertocarrero, no tenía caballo ni aun de que comprallo, Cortés le compró una yegua rucia y dio por ella unas lazadas de oro que traía en la ropa de terciopelo que man­dó hacer en Santiago de Cuba, como dicho tengo; y en aquel ins­tante vino un navío de la Habana a aquel puerto de la Trinidad que traía un Juan Sedeño, vecino de la misma Habana, cargado de pan, cazabe y tocinos, que iba a vender a unas minas de oro cerca de Santiago de Cuba; y como salió en tierra el Juan Sedeño, fue a besar las manos de Cortés, y después de muchas pláticas que tu vieron, le compró el navío y tocinos y cazabe finos y se fue el Juan Sedeño con nosotros. Ya teníamos once navíos, y todo se nos ha­cía prósperamente, gracias a Dios por ello; y estando de la manera que he dicho, envió Diego Velázquez cartas y mandamientos pa­ra que detengan la armada a Cortés, lo cual verán adelante lo que pasó, (Bernal Díaz del Castillo).


“(2)...Y, todo esto ordenado, nos mandó apercibir para embarcar, y que los caballos fuesen repartidos en todos los navíos: hicieron pesebrera, y metieron mucho maíz y yerba seca. Quiero aquí poner por memoria todos los caballos y yeguas que pasaron El Capitán Cortes, un caballo castaño y zaino, que luego se le mu­rió en San Juan de Ulúa. Pedro de Alvarado y Hernando López de Avila, una yegua castaña muy buena, de juego y de carrera; y de que llegamos a la Nueva España el Pedro de Alvarado le compró la mitad de la yegua o se la tomó por fuerza.


“Alonso Hernández Puertocarrero, una yegua rucia de buena ca­rrera, que le compró Cortés por las lazadas le oro.


“Juan Velázquez de León, otra yegua rucia poderosa, que llamábamos la Rabona, muy revuelta y de buena carrera.


“Cristóbal de Olid, un caballo castaño oscuro, harto bueno, Francisco de Montejo y Alonso de Avila, un caballo alazán tos­tado: no fue para cosa de guerra.


“Francisco de Morla, un caballo castaño oscuro, gran corredor y revuelto.


“Juan de Escalante, un caballo castaño claro, tresalvo: no fue bueno.


“Diego de Ordás, una yegua rucia, machorra, pasadera aunque corría poco.


“Gonzalo Domínguez, un muy extremado jinete, un caballo cas­taño oscuro muy bueno y grande corredor.


“Pedro González de Trujillo, un buen caballo castaño, perfecto castaño, que corría muy bien.


“Morón, vecino de Vaimo, un caballo overo, labrado de las manos, y era bien revuelto.


“Vaena, vecino de la Trinidad, un caballo overo algo sobre morcillo: no salió muy bueno.


“Lares, el muy buen jinete, un caballo muy bueno, de color cas­taño algo claro y buen corredor.


“Ortiz, el músico, y un Bartolome García, que solía tener minas de oro, un muy buen caballo oscuro que decían el Arriero: este fue uno de los buenos caballos que pasamos en la armada.


“Juan Sedeño, vecino de la Habana, una yegua castaña, y esta yegua parió en el navío. Este Juan Sedeño pasó por el más rico sol­dado que hubo en toda la armada, porque trajo un navío suyo, y la yegua e un negro e cazabe e tocino; porque en aquella sazón no se podía hallar caballos, porque no los había. Y dejallos he aquí y diré lo que allá nos avino, ya que estamos a punto para nos embar­car, (Bernal Díaz del Castillo).


“El historiador Pérez Beato no acepta, del todo, algunas informaciones de Bernal Díaz del Castillo, al estudiar la fecha y sitio de la fundación de la Habana; y, como algunos párrafos de dicho historiador están en relación con la llegada de Cortés a Trinidad, pre­cisa reproducirlos aquí: "Cortés salió de Santiago de Cuba, -dice Beato- mandando la expedición que le confiara Velázquez, el día 18 de noviembre de 1518, tocando en los puertos de Macaca, Trinidad, Habana y Guaniguanico, saliendo para su destino, desde el últi­mo lugar, el 10 de febrero de 1519".


“En esta fecha la Habana radicaba en la Costa Sur. En esto de la situación de los pueblos hubo notables errores, y es de señalar que, el propio Solís equivoca, precisamente, en los párrafos en que se refiere al viaje de Cortés, los puntos cardinales de varios lugares. Una carta dirigida a su Majestad en 17 de noviembre de 1519 y que aparece en "Colección de Documentos inéditos relativos al descubrimiento, hace decir a Velázquez: "Yo quysiera mucho yr a las dichas yslas e Thierras nuevamente descubiertas, por dar or­den como en ellas non se siga mas apaños e deservycios de Sus Altezas, de los que se an ofresido en las antes naturales de aquellas partes… pero considerando como esta ysla es muy ynficionada, a estas dolencias de las viruelas, e que muchas podrían los yndios della padescer, e ansi mismo considerando, a que los omes son obligados a cumplir mas que su sola voluntad, e acordado de para todo ello cambian a ellas a Pánfilo de Narváez con todos los navíos que se an podido haber e para que con más delyxencia todo se ponga en efecto, me parto oy dia de la fecha, del puerto desta cibdad a la villa d. Trenidad e a San Xptobal de la Habana, e Guanyquanico, dende con toda brevedad pienso despacharle, e despachado volver me por la Thierra adentro viendo e vecitando todas las villas e pueblos delta Ysla, e los caciques e yndios della, para saber como son tratados".”




Vistas de la ciudad de Trinidad, en la provincia de Las Villas en las Tarjetas Postales




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Última Revisión: 1 de Mayo del 2005
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