“Sumario: Orígenes de la parroquial Santísima Trinidad. -Descripción de sus antiguas estructuras. -Su archivo del estado civil de las personas. -Los asientos de sus libros datan de 1585. -Historial de los asientos primitivos. -Construcciones y consagraciones de la Santísima Trinidad. -Grandes festejos en 1892 con tal ocasión. -Lo que cuentan las crónicas de entonces.

“Las noticias del Capítulo anterior nos llevan, como de la mano, a tratar de la historia y construcción de nuestro majestuoso templo de la Santísima Trinidad, hoy nuestra Parroquial Mayor.

“Esta iglesia fue consagrada en 1892, y, según acta de 15 de febrero, que consta en el archivo de la misma, sucedió que, de visita pastoral en esta ciudad de Trinidad, Don Manuel Santander y Frutos, Obispo de la Habana, Teniente Vicario General, Sub-Delegado Castrense del Ejército de Mar y Tierra, como prueba de afecto a los habitantes de esta piadosa ciudad y, teniendo en cuenta la importancia del nuevo templo parroquial dedicado a la Santísima Trinidad, se dignó consagrarlo con toda la solemnidad del rito que, para estos casos tiene señalado la Iglesia Católica.

“La ceremonia comenzó a las siete de la mañana del referido día 15, y terminó a la una y cuarto de la tarde; habiendo celebrado de Pontifical, la Santa Misa el Obispo Santander, asistido de los Presbíteros D. Pedro Caballer y Mercader, como Asistente; de Diáconos de honor, el Dr. T. Evaristo Martínez, Secretario de Visita y Don Antonio Pancin, Cura Vicario de Cárdenas; y, de altar, los Padres Fray' Juan Montes de Ocadigo, Fray Virgilio, Carmelita, y Fray Mariano, Franciscano. Acompañaron también al Obispo en la ceremonia de la consagración, el Presbítero, D. Manuel González Cuervo, Cura Vicario de la Parroquia, Fray Juan Montes de Oca; los Presbíteros, Eduardo Ferrer, Simón Higuera, José Ma. Reigada, Manuel de Jesús Mendoza y José lino Estévez, Juan Quintana Vega, Cura de San Fe. de Paula y Jorge Curbelo, Cura Párroco de Casilda con los Sub-diáconos, Vicente Ferrer de la Cruz, Rafael Cortina, Pedro Montoya y el joven minorista, Juan José Santander que desempeñó el cargo de Maestro de Ceremonias.

“Las reliquias de los Santos Mártires que se colocaron en el nuevo altar consagrado, dentro de una preciosa caja de plata, construida al efecto, son de S. Celso, S. Fausto, S. Justino, Sta. Lucía y Sta. Fructuosa.

“El templo, dedicado a la Santísima Trinidad, fué comenzado el año 1867, siendo Obispo de la Habana, Fray' Jacinto Ma. Martínez y Sáez, y Cura Párroco de esta ciudad, Francisco Leza y Cenzani ; y, aún cuando, en 1814, se derribó la primera Iglesia y se comenzó la fábrica de otra nueva, el plano definitivo de su construcción y el comienzo de la obra, tal como hoy se halla, quedó acordado en la época referida. El Obispo Martínez dispensó marcada predilección a esta iglesia y obra suya fue el plano y, a ella contribuyó, de su peculio, con grandes sumas.

“El Padre Leza también consagró a estas obras toda su fortuna y dejó al morir, en 1883, cerradas las bóvedas, levantado el pórtico y concluída la parte principal. Desde la muerte del Padre Leza, hasta el año 1890, la fábrica estuvo completamente abandonada. El Padre Francisco Clarós, famoso orador, sólo terminó el frontón del pórtico y colocó sobre él una cruz de madera.

“La obra quedó completamente olvidada hasta que, en abril de 1890, e hizo cargo de la Parroquia y vicaría el Pbro. Don Manuel González Cuervo, y, con valor sobrehumano y encendido celo, se propuso terminar el templo y, al fin, el buen éxito coronó sus nobles propósitos. Quedaba por hacer lo más arduo y', para llevarlo a cabo, se necesitaba de grandes sumas que era difícil suministrara el pueblo; con todo, el Padre Cuervo, venciendo cien obstáculos, tomó a su cargo esta empresa dificultosa, y, comenzando por reparar los desperfectos de los techos que la picota demoledora del tiempo había puesto en pésimo estado, vistió el edificio, colocó puertas y ventanas y el pavimento interior, y terminó la iglesia en el estado en que se encuentra actualmente.

“Para la terminación de esta obra contribuyeron generosamente, el Obispo Diocesano con algunas importantes cantidades y regaló el magnífico Altar Mayor todo de mármol, que se colocó en el Presbiterio, mandado a construir expresamente, con este objeto; y, así mismos, algunas señoras piadosas, como Bárbara Iznaga de Montalvo, Micaela Herr de Alvarez, asociadas a otras señoras y señoritas prestaron su valioso concurso, recolectando por espacio de ocho meses algunas limosnas que ayudaron a la terminación de la suntuosa iglesia. Todos estos particulares constan en el acta que, en memoria de suceso tan importante, se levantó en el libro 26, de bautismos de blancos y que suscribieron las personas que se han mencionado.

“Con motivo de este fausto acontecimiento, y, con la mayor solemnidad, recibieron en la Parroquial Mayor, el día 15, de mano del Obispo Diocesano, la orden Sacerdotal, los señores Eduardo Ferrer, Simón Higueras y José María Reigada, y la primera de las Ordenes Mayores, o sea la de Sub-diácono, los señores Rafael Cortina, Eduardo Ferrer y' Pedro Montoya. El domingo 21 de dicho mes, a las ocho de la mañana, celebró, por primera vez, el Santo Sacrilicio de la Misa, en la Iglesia Parroquial de San Francisco de Paula, el Pbro. Simón higueras. El Padre consagrado, Eduardo Ferrer, dijo su primera misa en la iglesia parroquial, Santísima Trinidad, y José María Reigada cantó la primera suya, el 22 de febrero en Consolación del Sur.

“Entre los regalos que se hicieron a la nueva iglesia consagrada, son dignos de mención el paño del Altar Mayor, de raso blanco, donado y pintado primorosamente, por la señora Bárbara Sánchez de Bluhme. También, debido a la generosidad de la señorita Josefa Urquiola, y obra de sus manos, púsose en la consagración la cortina que cubrió el Altar Mayor, de raso blanco, bordado al realce de oro mate y bruñido. La señora Antonia Pérez de Valdés Busto, donó al Altar Mayor un paño o cortina obra de sus manos, de raso blanco, pintado admirablemente, y otros muchos regalos de esta índole, demostrativos de la piedad religiosa se hicieron a la iglesia por varias señoras y señoritas.

“En el acta de referencia se señala, además, la generosidad de algunas otras personas que contribuyeron a su formación y la cooperación de otras en la recolecta de fondos, citándose como auxiliares del Padre Cuervo, entre ellas, a Mariana Riambau, Mariana Villa fuerte y Rosa Soler.

“Después no se hicieron reformas ni mejoras mayores en el templo hasta la época en que ocupó el cargo de párroco, Fray Amadeo Fiógere O.P., que invirtió considerables sumas, de su peculio particular, para dotarlo de artísticos y valiosos altares, de maderas de nuestras montañas; labor realizada por sus manos propias, con el auxilio eficaz del Hermano Lucas Zufferey y de los artesanos trinitarios Silverio Marín y Vicente Ruiz. Además de los altares, regaló el padre Amadeo a la iglesia distintas imágenes, adornos y objetos del culto. Quede aquí memoria perdurable de gratitud para el virtuoso Fray Amadeo, de quien tantas cosas de provecho recibió la juventud trinitaria estudiosa.

“El 12 de octubre de 1924 se colocó, auspiciada por los Caballeros de Colón y Caballeros Católicos, una lápida de mármol en la portada del templo Santísima Trinidad, en que se recuerdan los nombres de los benefactores de la obra. Al lado opuesto, se había fijado otra lápida en 1892, señalando la fecha de su consagración.

“Para celebrar las Bodas de Oro del inolvidable suceso de la consagración del templo, se realizó, en 1942, un programa de festejos, con la asistencia del Obispo de la Diócesis, Dr. Eduardo Martínez Dalmau.

“Algunas otras mejoras se han verificado en la Parroquial entre ellas, la renovación de la bóveda del edificio, en el período que ha desempeñado la parroquia Fray Fabián Encina. O.P. ; y en distintas ocasiones se ha removido el proyecto de erección de las torres que habrán de completar la majestuosa obra, sin que, hasta la fecha, se haya llevado a vías de hecho, lo que se extraña, dada la religiosidad proverbial de nuestro pueblo. ¡Ojalá algún alma trinitaria piadosa escriba su nombre, inmortalmente, en la construcción de esas torres! (1).”

“(1) Se rumora que Doña Amparo Montalván. viuda del millonario, don Nicolás Castaño y doña Rosalía Fernández Quevedo, viuda de Bidegaray, trinitarias ambas, han mostrado sus simpatías por esa construcción. Aunque no nacida en Trinidad ha mostrado igual interés doña Blanca Maruri, esposa del Senador Alfredo Hornedo.”