Guije.com Guerra de 1868 en «Historia de Trinidad» en Ciudades, Pueblos y Lugares de Cuba


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Apéndice 1
Apéndice 2
Apéndice 3
Apéndice 4
Apéndice 5
Apéndice 6
Apéndice 7
Apéndice 8



El Municipio de Trinidad
“Historia de Trinidad”
“Parte Quinta”
“Capítulo III”
“Guerra de 1868”
Ciudades, Pueblos y Lugares de Cuba

“Sumario: Juan B. Spotorno y Federico Cabada se levantan en armas. -Relación de los principales sublevados. -La comida de la sociedad "La Filomática". -Las fuerzas cubanas acamparon en el ingenio "Papayal". -Columnas españolas salen al encuentro. -Relación detallada del combate. -La pelea de la Aguada del Santo. -El cañón de madera. -La acción de San Juan de Soto. -Lico Moreno y Caridad Carpio.-La acción de Vega Grande. -Acción del Guayabal. -Las fuerzas trinitarias marchan a Camagüey en marzo de 1871. -Trinitarios célebres por su valor. -Unos perecieron en combate; otros, fusilados. -Muerte de Otto Schmidt. José Cintra, Pedro Malibrán, etc. -José Sánchez Iznaga y su ayuda a la Revolución. -Actitud del Agente consular americano, Mr. Fox. -Se escapa Sánchez Iznagga. -Narciso López y su poder magnetizador. -Galante con los damas; valiente en los combates.


Juan B. Spotorno, Presidente de la República en Armas (1875-1876)), Serafín Sánchez y Carlos Roloff. Historia de Trinidad, Las Villas, Cuba.

“Páginas muy extensas se necesitarían para narrar el movimiento revolucionario en Trinidad en la década que comenzó en 1868. En distintos capítulos se mencionan hechos, fechas, nombres, todos de merecida recordación. Juan B. Spotorno y Federico Cabada fueron los que, al frente de numerosos elementos, unos, de la más encumbrada clase social, otros, humildes gentes campesinas. corrieron a las filas revolucionarias. De un folleto que trata de la "Insurrección de Cuba", hemos podido saber que, en 16 de abril de 1869, estaban delante de la ciudad de Trinidad, acampados en el Papayal, numerosos contingentes que en el impreso se relacionan en esta forma.


“Generales: Juan Bautista Spotorno, Federico Cabada, Juan O'Bourke. Capitanes: Miguel Entenza, de Cienfuegos; Eugenio Entenza, Ricardo Grau, Juan Lima, Antonio Lima, General Luis M. Arredondo, de Cienfuegos. Contador, Carlos Grau. Capitán, Vidal Pichs. Capitán, Juan Bruno, de Trinidad. Teniente: Angel Bombillo, de Güinía. Comisario de guerra: Tomás Silva, de Trinidad. Fiscal: José Selva y Selva. Capitanes: A. Hurtado del Valle, de Cienfuegos; Antonio Entenza; Miguel Jiqué, de Trinidad; Carlos Lucena; José María Cárdenas, de Cárdenas; Mariano Palacios, de Trinidad; Lázaro Palacios; Juan Manuel López, de Tamarindo, José Ellas, de Cumanayagua. Abanderado: Joaquín Jaramillo, de Manicaragua.


“Además de los sublevados, anteriores, figuran los siguientes:


“Médicos: N. Suárez, de Cienfuegos, José Figueroa. Aspirantes: Tomás Díaz de Trinidad; Domingo Díaz. Francisco Lara. L. Lynn. Caridad Turiño, de Güinía. Félix Turiño, Teniente. José A. Pérez. Mayor: Rafael Pérez, Gobernador; José A. Bravo. Aspirante: Leandro Sarduy. Correos: Caridad Mesa. Lico Ponce. Capitán: José González, de Cienfuegos, con cincuenta hombres. Capitán: Juan Villegas, con sesenta hombres. Antonio Villegas: con setenta. Agustín Villegas: con veinte. Carlos Ceriza : con cincuenta. Esteban Capote, Teniente: Pedro Muñoz. Capitán: Ramón Piloto, con cuarenta y cinco a cincuenta. Capitanes negros: Rafael Amparo, con veinte y ocho o treinta. Echano Valladares, de Arimao, con veinte y cinco. Valentín Vargas, de Cienfuegos, con treinta, y cinco a cuarenta. José Fernández, de Arimao, con treinta y cinco a cuarenta. Tenientes: Carlos Cargosa, C. Montero. Capitán: José Abreu, de Lomita, con treinta y seis a cuarenta. Rafael Fuentes, de Manicaragua, con cuarenta. Marino Giménez, de Manicaragua, con cincuenta, Sino Pérez, de Güinía, con cincuenta y seis a sesenta. Manuel Peña, de ídem, con treinta y cinco a cuarenta. Manuel Hernández Echerri, de Trinidad, hermano del mártir Fernando de los mismos apellidos, con setenta a ochenta. Tata Hernández, de Guaniquical, con cuarenta y cinco. Vicente Giménez Lliní, de Trinidad. con setenta. Manuel Ramos, de ídem, con treinta a cuarenta. (Salteador), así dice el folleto, Antonio Masía, de Cumanayagua, con diez. Chico Valladares, de la Mandinga, con doce. Leandro Junco de ídem, con cincuenta. N. Terán, de ídem, con treinta. Otto Schmidt, alemán, ayudante, joven distinguidísimo, amante de la libertad de Cuba, hermano de don Guillermo, condueño del central "Cañamabo". Marchose también su primo, Guillermo Bluhme, joven alemán que casó con doña Bárbara Sánchez Iznaga, hermana de don Saturnino y de cuyo matrimonio nació el distinguido médico y químico, Dr. Otto Bluhme.


“Pudiera suceder que, en esta relación se omitieran algunos nombres por el autor del folleto, de matiz español, pero, ahí están los de los principales jefes y oficiales que, de Trinidad, se lanzaron a la Revolución. Aparece como "aspirante", Tomás Díaz. Se trata del Presidente de la aristocrática sociedad trinitaria "La Filomática", donde se celebró la célebre cena patriótica en la que acordó el alzamiento de esta jurisdicción el 6 de abril de 1869.


“El repetido folleto, a que nos referimos, describe el encuentro que las fuerzas cubanas tuvieron, al atacar los españoles el ingenio "Papayal". Veamos algunos pormenores del combate, recordando que se trata de una versión española.


“Es el caso que, una fuerza que no se hace pasar de doscientos hombres, entre ellos, cien voluntarios, diez o doce salvaguardias montados y dos o tres paisanos que se incorporaron, se preparó para atacar las fuerzas cubanas acampadas en dicho ingenio. Se adelantó la caballería, y las fuerzas cubanas rompieron fuego, resultando herido el Teniente español, Tallada, por una bala que, dándole en la cadera, le hizo soltar el revólver de la cintura, rompiéndole la funda. No obstante, avanzó la columna, y al llegar junto al río, al mando del Teniente Coronel Choperena, encontró éste a Tallada que regresaba y le dijo; Son muchos, pero no hay que temerles. Dirigiose la columna española a la quinta de Cantero, en cuyos linderos mandó a hacer alto el Jefe, y conferenciando con el Comandante graduado, Capitán Benicia, le encargó la dirección de las operaciones militares. Acto continuo, el Capitán Martínez con cuarenta cazadores de Colón, desplegó guerrillas por ambos flancos en cuanto el terreno lo permitió, lo que sucedió al llegar entre las quintas de Béquer y de Carmen Iznaga, siguiendo las demás fuerzas divididas en tres secciones por centro y flancos; ocupando, el primero, el Capitán graduado, Teniente de Colón, Ruiz la izquierda, el Comandante de Voluntarios, Romero, y, el jefe de la columna, la derecha.


“Llego la guerrilla, perfectamente alineada, hasta el tejar de Quirós, en donde recibió un nutrido fuego que le hacían desde las cercas del ingenio Papayal, y prosiguió, avanzando, sin contestar el fuego, por creer al enemigo bastante alejado. Ya colocada las fuerzas a tiro, el capitán Martínez mandó a tocar a fuego, avanzando y se cumplió su orden corriendo una distancia de doscientos metros, próximamente; entonces fue cuando el Sr. Benicia dispuso un ataque a la bayoneta, que le hizo la guerrilla, reforzada con la reserva de veteranos, al mando del Teniente Ruiz, posesionándose, con el mayor arrojo y serenidad de dicho ingenio, apoyada, también, por la columna que marchaba al paso de ataque. No tuvieron los insurrectos otro recurso que el de apelar a la fuga, en dirección a las lomas de Jabira, perseguidos, muy de cerca, por la guerrilla y el resto de la pequeña columna, que hacía fuego, en dos fracciones, por derecha e izquierda, apoyada, la de la derecha, por la sección de caballería.


“Ya posesionada la guerrilla de la altura del potrero del ingenio, rompió nuevamente, el fuego, haciendo huir a los rebeldes en desorden hacia la derecha; y, adelantándose la caballería, les dio una carga, haciéndoles abandonar el resto del convoy que no se les había cogido al tomar posesión de las casas del ingenio. La carga impetuosa y el fuego que dirigió, con certeros tiros a los insurrectos, introdujo en ellos el desconcierto y la confusión, y continuaron su fuga sin más escape que la escabrosa loma de San Juan de Letrán.


“Esta versión española, puede comprenderse fácilmente, es, en extremo, apasionada, porque, si bien es cierto que la concentración de fuerzas cubanas que se encontraba en el Papayal se retiro a las alturas, fue, estratégicamente, y no presentando combate, porque, se trataba de una reunión de directores de la revolución en las islas, a los efectos de la organización de la campaña. Párrafos que después daremos a conocer de un testigo ocular que acompañó a las fuerzas cubanas hasta la Aguada del Santo, donde estableció Spotorno su campamento, aclararán estos particulares.


“Pero conviene decir algo más del folleto de referencia en que se vanagloria de que unos doscientos hombres, la mitad de ellos voluntarios, "destrozaron" sin producirse una sola baja, a una columna de novecientos hombres. El repetido folleto dice que se distinguieron en esa acción los voluntarios al mando de sus Capitanes: Don Juan Sabino, Don Domingo Urquiola, Don Santiago Soto del Valle, el médico del batallón, Don Rafael Tremols, el Teniente Don Narciso Font y Bandrich, Don José Alfaraz, y Sub-Tenientes Don Pedro Garralde, Don Fernando Rubiés y Don Sergio de la Vega que dieron grandes pruebas de valor.


“Francamente, esto nos recuerda al Sr. Victoriano S. de Buruaga, que nos refería, humorísticamente, que el Gobierno español le había concedido una cruz de mérito por "acción de guerra", y él no había prestado otro servicio que los correspondientes a una oficina militar donde trabajaba. El folleto agrega que también figuraron, por su valor, los paisanos Don Sergio Gutiérrez, Don Bartolomé Quintana y Don Tomás Galiano. Esa es la relación del ignorado, por muchos, COMBATE DEL INGENIO PAPAYAL. Ahora seguiremos las peripecias de las fuerzas cubanas en su retirada y posiciones en la "Aguada del Santo", donde fueron atacadas por las fuerzas españolas.


“El campamento de Lico Moreno estaba en la finca "Guabal", de la propiedad de Don Pepe Hernández, incorporándose en ese lugar, el 27 de junio de 1869; José Inés Naranjo, "El Libertador del 68", como se le llamaba, y el que publicó en forma de folletín, en el periódico "El Obrero" que dirigimos en 1927, muy interesantes noticias. Al día siguiente de su ingreso en la partida, ésta salió para la "Aguada del Santo", Vega Grande, Esperanza e Itabo. En el cafetal de N. Domínguez, en el Aguacate, recibió Lico Moreno un oficio del Coronel Spotorno, donde se le daba orden de dirigirse al río Negro. Después emprendieron marcha, de nuevo, a la Aguada del Santo donde, por ser lugar retirado y poco accesible, se hizo el campamento, en uno de los paredones que están a la entrada, permaneciendo en este lugar durante la noche, porque el día lo pasaban en unos sitios de varios morenos lucumíes. Spotorno recibió noticias de que los españoles conducían un convoy a Polo Viejo y dispuso que, fuerzas de Lico Moreno, del Teniente Marcos Tardío, Lico Peña y Capitán Caridad Rodríguez, se reconcentraran en el paso de Caburní, adonde se le reunió el propio Spotorno, preparando el asalto. La cerca de piedras, frente a los paredones del río Ay, fue escogida como trinchera de las fuerzas reunidas con los Jefes citados, además de las de Bernardo González y Juan Leal que eran los exploradores.


“Apercibida la fuerza española, rompió el fuego, resultando herido, en la pierna derecha, Fernando Naranjo, y al Teniente Marcos Tardío también le rompió la tibia un proyectil. Las fuerzas cubanas se reunieron en Llanada Abajo; se pasó lista, y la única falta que se notó fue la del Teniente Tardío, por lo que salieron en su busca Juan Leal, Alejandro Santander, Rafael Beltrán y José Inés Naranjo, que encontraron al herido en estado grave, entre unas piñas, procediendo a conducirlo sobre un taburete, recogido en casa de unos sitieros vecinos, y llevado, en esa forma, hasta la Aguada del Santo. con el otro herido, Fernando Naranjo, y con Manuel Fonseca, contuso. El Teniente Marcos Tardío falleció a causa de la gangrena que le atacó.


“El campamento de Spotorno continuó en la Aguada del Santo, y allí concurrieron otras partidas como las de Caridad Carpio, Antonio Turiño, Vicente Lugones y Juan Bruno. Hubo confidencias de que los españoles se preparaban a atacar el campamento, por lo que se reforzaron las trincheras y se establecieron otras frente a Pilatos y en loma Sierra Alta, comisionándose a José Inés Naranjo para bajar, diariamente, al Papayal a obtener noticias. Además, se organizó una herrería en la Aguada del Santo y, comisionado para ella al Teniente José Vera, pudo éste conseguir, en el demolido ingenio "Las Canas", una fragua-yunque; un tornillo y cuatro o cinco pedazos de tubos, de cuatro pulgadas de diámetro y como de tres o cuatro cuartas de largo.


“José Inés consiguió carbón de piedra en el taller de la planta del gas, el mismo que sacaron Sirut y Antonio Medina; y estando todo este material en el campamento de Spotorno, se procedió a construir un cañón de madera, trabajando varios carpinteros, entre ellos, Joaquín Moreno. Es muy curioso lo que relata Naranjo "eran colocados en unas piezas de jigüe seco; la culata formaba la misma caja con sus ganchos de hierro bien preparados, y cuando se terminó el primero, se hizo un examen por medio de una pistola cargada con tacos de papel de algodón. Esta pistola estaba montada y amarrada con una cuerda para que hiciera disparos a distancia y dio buen resultado. De aquellos cañones se prepararon tres: uno en la trinchera de Lico Moreno, que estaba en la derecha; otro, en la partida de Antonino Tundo, que estaba frente a una casa de guano, donde pasábamos el día, y el otro, más atrás, donde se encontraba Spotorno con el grueso de la partida".


“Resultaron ciertas las confidencias pues, salió la tropa española rumbo a la Aguada del Santo, hizo parada en San Juan de Soto; y, por el día, como a las nueve de la mañana, ya estaba frente a las trincheras; pero la vanguardia no cogió por donde estaba la partida de Lico Moreno si no que fue por el camino que conducía a unas casas de guano, en la última de las cuales estaba Antonino Turiño. La tropa española rompió fuego, y se le contestó con un cañonazo y con un ¡Viva Cuba libre! Al oír el fuego, Líco Moreno y Caridad Carpio acudieron a auxiliar a Antonino, y rompieron fuego, a su vez, contra la vanguardia española que se retiró abandonando cartuchos, bayonetas y remingtons. Su práctico, llamado Morales, se unió a las fuerzas cubanas.


“La tropa española se retiró con dirección a Vega Grande, acertando tomar esa dirección, porque, en el "Cicatero", estaban las fuerzas combinadas de Spotorno preparadas para atacarla. Así terminó el asalto español a la Aguada del Santo. Díaz después, se marcharon las partidas que se hallaban junto a Spotorno, Carpio, Turiño, Linones y Bruno para distintas zonas; y Spotorno y Lico Moreno quedaron en la Aguada del Santo en los paredones que quedan detrás del Pico del Potrerillo con los caballos preparados en Pilatos.


“No habían pasado muchos días cuando se volvió a tener noticias de un nuevo ataque que preparaban los españoles, y, enterado Spotorno, dispuso trasladar el campamento a los Llanos de Cudina donde hay unos paredones que circundan el mismo Pico del Potrerillo. Salió la columna española, y, el primer día, hicieron parada en "San José Abajo", y al otro día, llegaron a la Aguada del Santo, y al no encontrar allí partida alguna, hicieron noche en "Vega Grande".


“Allí fueron los españoles atacados por el Teniente José Vera con siete individuos, poniéndose en movimiento la fuerza y gastando nutrido parque. Se aviso a las partidas de Vidal Pichs y Lico Hernández, y, a la mañana siguiente, se generalizó el combate en un guayabal donde estaba Spotorno. Hizo fuego la columna española dando vivas a España, contestando las fuerzas cubanas. Era terrible ver, continúa Naranjo, como chocaban las balas en las piedras y se oían los proyectiles que silbaban por encima de nosotros. La columna española se retiró y fue hostilizada en la retirada por la fuerza de Spotorno. Luego continuó hasta Guanayara, donde acampó, y hubo confidencias de que seguía hasta "El Nicado", por lo que, Spotorno dispuso la salida con rumbo a dicho lugar, y juntas todas las fuerzas, llegaron estas hasta el ingenio Abajo, donde se dio candela, igual que a la finca Picapica y a la quinta Muñiz. Continuó la fuerza cubana por Cabarnao, y se sintió el tiroteo: era el Teniente Vera que había tenido un encuentro con la tropa española, a la que dispersó; entre ella estaban varios voluntarios que habían salido en busca de ganado. Spotorno estableció campamento provisional en los "Libres" y, después de la acción del Teniente Vera, volvió al campamento de la Aguada del Santo. Varios días, después ocurrió una escaramuza cerca de San Juan de Letrán.


“Fue varios días más tarde, cuando llegó al campamento de Spotorno una comisión con la orden para que se reunieran de las demás partidas todos los individuos útiles para organizar la marcha a la provincia de Camagüey; por lo que Spotorno hizo una concentración de fuerzas, incorporando las partidas de Vidal Pichs y Lico Hernández. La marcha se emprendió el 6 de marzo de 1871 y, en las fuerzas, iban el Comandante Jimmy Paine, Capitán Manuel Sánchez, Teniente Fernando Naranjo, Turiño, Carpio, Lugones, Caridad González, incorporándose, en Manacal, Salabarría, Don Federico Cabada. Iban, también, Lico Peña, Manuel Hernández Echerri, llegando días después al río Zaza. Como el resto de estas crónicas revolucionarias se refiere a asuntos que ocurrieron fuera del Término Municipal de Trinidad, aunque en algunos hechos de armas figuraron nuestros paisanos y algunos merecen eterna recordación, aunque sea en síntesis, es un deber dedicar algunas páginas más a tan interesante asunto (1).


“Además de los cabecillas distinguidos que hemos citado, otros merecen recordación; entre ellos, Rafael Sandoval, Hito Bravo, Joaquín Martínez, Manuel Santander y otros muchos -como Lino Pérez- que, entre la gente campesina, reunieron incontables y valerosos adeptos. Igualmente Matías Michelena, Domingo Fernández Bernardo González, Lucas Ibáñez. Muchas veces fueron los cubanos verdaderos héroes batiéndose con fuerzas superiores y bien armadas, como sucedió en las faldas de las sierras de "San José de Cañas Bravas".


“En la relación que, al principio, se hizo de las fuerzas acampadas en el ingenio Papayal, como aseguramos, hay distinguidos revolucionarios de 1868; sin embargo, otros trinitarios figuraron brillantemente en las filas de los patriotas. Allí está Alonso Arcís que fue fusilado en Santiago de Cuba por ser de los expedicionarios del vapor "Virginius"; Emilio Ubieta cuya muerte en combate famoso ha relatado brillantemente la pluma de Manuel Sanguily; Manuel Sánchez, otro de los valientes héroes de las "Guásimas"; igualmente el Comandante Piedra caído heroicamente en la propia batalla. Tomás Díaz, el Presidente de la distinguida sociedad "La Filomática", fue fusilado en Sancti Spíritus. Federico Cabada lo fue en Camagüey. Idéntico fin sufrieron otros patriotas trinitarios y a ellos se hace referencia en otro lugar de esta historia.


“Respecto a la concentración de tropas cubanas en el ingenio Papayal ya tratada, en las "Efemérides" de Enrique Ubieta, se hace constar, efectivamente, que en esa fecha, 16 de abril de 1869, el general del Ejército Libertador Federico Cabada, en la tarde de ese día, al frente de sus tropas penetró en la zona de las egidos de Trinidad, asaltando el ingenio Papayal, desde donde pretendió marchar sobre dicha ciudad: pero, avisado de la presencia en él de las columnas españolas numerosas, desistió del asalto, retirándose a su campamento. Llevaba a sus órdenes, como Ayundante y secretario, a Emilio Ubieta, hermano del cronista ya citado.


“En las propias "Efemérides" aparece que, el 25 del mencionado mes, peleando contra una numerosa columna española en Pole Viejo, Trinidad, fueron heridos algunos patriotas y muertos: Otto Schmidt, Rafael Sarría, Pedro Malibrán, Francisco de Lara, José Cintra y J. Pedroso. Fue ese un día aciago y triste para Trinidad por tratarse de personas distinguidas que gozaban en nuestra sociedad de grande estimación y que habían abandonado sus riquezas y comodidades para servir a la causa revolucionaria (2).


“En las repetidas "Efemérides" se informa, también, que el 18 de abril de 1877 fue hecho prisionero por los "Jíbaros" que pertenecían a la columna española mandada, personalmente, por el General en Jefe, Martínez Campos, el asistente del Presidente Juan B. Spotorno, moreno Hipólito Puig, que había sido esclavo del ingenio Corojal, de Trinidad. Dijo que se había marchado a la revolución desde que principió, y que estaba autorizado por el Coronel para permanecer un año en su estancia, y que, si se lo permitían, para allí se dirigiría puesto que lo iban a poner en libertad.


“A las noticias que anteceden sobre la guerra del 68, vamos a agregar otras relativas a un inolvidable compatriota amigo adicto del General Narciso López y a quien cupo el honor -y honor que recae en Trinidad- de ser uno de los cinco cubanos que, únicamente, acompañaron a dicho General en su expedición y desembarcó en Cárdenas. Nos referimos a José Sánchez Iznaga.


“Nació en nuestra ciudad el 24 de febrero de 1811. Al comenzar en 1868 la guerra de independencia, los sublevados de Trinidad se reunieron en el ingenio Santa Isabel (barrio de Caracusey) que era propiedad de Sánchez Iznaga. Aunque ya en esa época se encontraba muy delicado de salud, atendió a esa fuerza y puso a su disposición todos los esclavos útiles, que, voluntariamente, quisieran unirse y cuantos armamentos y equipos había en la finca. Los insurrectos dieron fuego a los cañaverales y continuaron la marcha.


“Sánchez Iznaga regreso a la ciudad, pero, con noticias de haber sido denunciado al Teniente Gobernador Coronel Francisco Patiño, tuvo que comparecer ante éste y le informó que unos hombres armados habían dado la candela. Este argumento se estimó baladí, y el elemento español exaltado se manifestó contra él. Enterado de esto Mr. Fox, Agente Consular de los Estados Unidos, se apresuró a visitarlo participándole que, confidencialmente, se había enterado de que, en caso que se deplorase la orden de prisión, un Comité de voluntarios españoles había acordado asaltarle la casa y atropellarlo, y le ofreció protección, invitándole a que se trasladase a su casa particular donde estaba el Consulado, y así, se efectuó. Mr. Fox mandó a izar la bandera americana y se comunicó con su gobierno, resultando que, a los pocos días, entró en el puerto de Casilda un barco de guerra americano, del que bajaron a tierra dos oficiales, se dirigieron a la ciudad, y después de una entrevista con el Tte. Gobernador, pasaron a reunirse con Sánchez Iznaga, acompañándolo hasta embarcarlo, saliendo, enseguida, del puerto el barco de guerra con su noble viajero.


“Con ocasión de estos interesantes informes que nos suministró el Lcdo. Don Saturnino Sánchez Iznaga, nos proporcionó este ilustre trinitario otros muy curiosos que no podemos resistir el deseo de referirlos. Todos los que tuvieron relaciones con el Gral López dan cuenta y se asombran, del poder que tenía dicho General para dominar a sus subalternos o granjearse la simpatía de cuantas personas le trataban. En verdad que ejercía un hechizo personal.


“El General López, de natural sociable, se relacionó, en 1842, en esta ciudad con las principales familias lo mismo que con los vecinos más humildes. Entre las familias que visitaba fue una de las más frecuentadas por el la de Sánchez Iznaga y allí, a manera de entretenimiento, más de una vez magnetizó a una criada parda nombrada Natalia a la que, en ese estado, la hacía subir sobre una mesa a bailar y terminaba mandándole que se tirase de espaldas y el la recibía en el aire.


“Este entretenimiento causaba impresión desagradable a la señora Iznaga de Sánchez y prevenía a Natalia que, cuando estuviera de visita Don Narciso -como se le decía a López- no se presentara si era llamada. Divulgado este incidente, hubo personas, muchas de ellas damas prendadas de la gallardía del apuesto General, que pretendieron ser hipnotizadas y, a más de una hipnotizó el que fue, tan galante con las damas, como valiente en el combate. Por esto último ganó en España el justo renombre de primera lanza del ejército isabelino; y en más de una ocasión, arrastrado por su coraje y valentía, expuso su vida por salvar las de sus semejantes en peligro (3).”



- - -

“(1) Con Spotorno y los hermanos Cabadas se marchó a la Revolución legión numerosa de trinitarios. En 1873 y 1874 en las huestes de Camagüey figuraban estos jefes y oficiales trinitarios: Spotorno; Lino Pérez; Manuel Sánchez Irarragorri; Emilio Ubieta; Tomás Cantero; Nicanor Domínguez; Vicente Lugones; Plácido Lugones; Miguel Rodríguez (De Güinia); Vidal Pichs; Caridad Carpio; Andrés Yurubí. Antonio Muñoz (Tte. Coronel en 1895); Manuel Moreno; Manuel Hernández Callejas; Enrique Sánchez; Inocencio Armenteros: Bernardo González; Juan Leal; Matías Michelena -R.R.A.


“(2) Estos jóvenes revolucionarios, víctimas de su arrojo y olvidados por cierto de la presente generación, pertenecían a las fuerzas de Carpio, y fueron sorprendidos por la traición según consta de un documento original, en nuestro poder y que dice: "Cmo.d Camp. del Valle de San Luis. El negro esclavo congo Antonio Borrell pasa a Trinidad a presentarse al Sr. Comte. Militar. Es el que dio la confidencia a la come. del campte. de Carpio y merece una gratificación. Ingenio Buena Vista, El Comandante". Hay una firma ininteligible.


“(3) En el "Faro Industrial" que describe el huracán de 11 de octubre de 1846, se lee: "Por medio de nuestro periódico, Doña Juana Piedra ha mostrado su agradecimiento al Excuso. Sr. Mariscal de Campo, Don Narciso López, quien el día del huracán y estando ella vagando por la calle sin asilo y expuesta a perecer, la tomó en brazos y la condujo a la casa que insinuó. El Exento. Sr. Don Narciso López prestó socorro a otros infelices, y libertó a algunos de una muerte segura, sacándolos de las olas".”




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Última Revisión: 1 de Mayo del 2005
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