Guije.com Estancamiento de la Villa en «Historia de Trinidad» en Ciudades, Pueblos y Lugares de Cuba


Estancamiento de la Villa, Historia de Trinidad, Las Villas, Cuba


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Apéndice 1
Apéndice 2
Apéndice 3
Apéndice 4
Apéndice 5
Apéndice 6
Apéndice 7
Apéndice 8



El Municipio de Trinidad
“Historia de Trinidad”
“Parte Segunda”
“Capítulo IV”
“Del Estancamiento de la Villa”
Ciudades, Pueblos y Lugares de Cuba

“Sumario: Decadencia de la Villa. -Causas de ella. -Disminuye la población. -Emigran los vecinos. -Estado de Trinidad en 1520. -Extensión que comprendía la villa. -Las ordenanzas municipales de Alonso de Cáceres. -Intrigas en la elección del gobierno municipal. -Nulidad de ciertos nombramientos. -Juicio de residencia a los Gobernadores de Trinidad. -Decadencia política de Trinidad. -La fundación de Cienfuegos. -Emigración a Cienfuegos. -Extensión de su territorio. -Mandos civiles y militares. -Organización administrativa desde 1S78 a la fecha.


“Descrita, a grandes rasgos, la visita que a la villa de Trinidad hizo Cortés con su expedición famosa a Méjico, hay que añadir que este suceso que, de por sí, ha hecho figurar, tan principalmente, a Trinidad en la Historia americana, fue causa de la decadencia que se inició en la Villa, porque los vecinos de valía de la nueva población se incorporaron a la Armada de Cortés, y la requisa verificada disminuyó la existencia de provisiones. A todo esto hay que añadir que, otros habitantes de la villa naciente, se fueron con Vasco Porcayo de Figueroa a la fundación de San Juan de los Remedios y a la Florida; algunos se establecieron en la comarca de Jagua, atraídos por las arenas de oro encontradas en el río Arimao, y así, la Villa de la Santísima Trinidad experimentó gran quebranto por la merma de su población y la escasez de recursos, ya que, sólo se contaba con la siembra de los campos, y, en pequeña escala, con la crianza de ganados para las necesidades locales.


“El rigor con que fue tratada la raza aborigen, a pesar de la defensa constante, la protección y la ejemplaridad del Padre de las Casas, la hizo decrecer, sufriendo, de manera tal, que, su Protector, Las Casas, con los recursos que el piadoso Pedro de Rentería trajo de Jamaica, donde se había establecido, partió para Santo Domingo y España, a solicitar que se estableciera, oficialmente, la esclavitud africana, a fin de librar a los indígenas de los rigores del trabajo que los hacía sucumbir. La Villa de la Santísima Trinidad experimentó, además, en 1527, un nuevo quebranto en su desarrollo, con motivo de la tormenta que la azotó duramente, lo que sabemos gracias a la relación minuciosa que hace Alvar Núñez Cabeza de Vaca en el relato de la expedición de la Florida, encabezada por el Adelantado Pánfilo de Narváez. Dice este cronista que, llegados dos navíos al puerto de la Trinidad, "el Capitán Pantoja fue con Vasco Porcayo a la Villa, que es una legua de allí, para recibir los bastimentos"; y que fue de tal magnitud la tormenta, que "a esta hora, el agua y la tempestad comenzó a crecer tanto, que no menos tormenta había en el pueblo que en el mar, porque todas las casas y Iglesias se cayeron y era necesario que anduviésemos siete u ocho hombres abrazados unos con otros, para podernos amparar y el viento no nos llevase; y andando entre los árboles, no menos temor teníamos de ellos que de las casas, porque como ellos también caían, no nos matasen debajo. En esta tempestad y peligro anduvimos toda la noche sin hallar parte ni lugar donde, media hora, pudiésemos estar seguros".


“Nada de extraño tiene, pues que, después de tantos desastres quedara la Villa en triste situación, tan triste que, en 1534, Trinidad contaba sólo con once habitantes.


“Respecto a la disminución considerable de la población y a la importancia de Trinidad, hubo otra causa, además de las enunciadas, como fue la emigración de vecinos a otros lugares, según aparece de carta del Lcdo. Badillo a la Emperatriz, en 24 de septiembre de 1532, en la cual le refiere que:


“"Ciertos vecinos de la Trinidad que tenían haciendas en el puerto de Matanzas, el mejor de la Isla para los vecinos que vienen de Nueva España, deseaban poblarlo; contradecíanlo los de la Habana, por sus intereses. Yo lo concedí con tal que no dejaren de tener sus casas pobladas en la Trinidad".


“Esa carta del propio Lcd. Badillo a la Emperatriz expresa que: "Después, los vecinos de la Trinidad, por no ser bueno el punto y estar difamado por haberse perdido en el algunos navíos, acordaron se pasara a otro asiento en tierra mucho más fértil y abundante de pesquería que se llamaba el Asiento de Guanamasa, en cl río Arimao".


“En 1534, el Gobernador, Manuel de Rojas, sucesor de Velázquez, realizó un viaje para conocer el estado de las villas pobladas en la Isla, e informar respecto a la severa Real Resolución de 1532, que prohibía, bajo pena de muerte y confiscación de bienes, la emigración de los vecinos de la isla a otros lugares, y, en carta de diez de noviembre del año 1534, decía Rojas al Emperador:


“"Llegue a Trinidad el 14 de marzo. Hallela muy despoblada y perdida: cuando Narváez fue a la Nueva España (1520) la vi con cuarenta vecinos; agora, once o doce, con un fraile de la Merced, sin Alcaldes ni Regidores, sin orden de pueblo, a mañera de "levantados para irse", después de las noticias del Perú. Soseguellos; se nombró Alcalde, dos Regidores y Alguacil".


“Hay que tener en cuenta que con esto se hace referencia al fundo de la Villa que no se extendía més que al corto perímetro comprendido entre las calles Real de Jigüe, Boca del Guaurabo, hasta la Plaza Mayor e Iglesia Parroquial, situados estos lugares, poco más o menos, donde se encuentran, en la actualidad, el Parque Martí y la propia Iglesia.


“Era la calle Real de Jigüe el camino real que, hacia un extremo, conducía a las orillas del Táyaba, por la Barranca, de donde se surtía de agua la Villa; y, por otro, tomando por la calle Ripalda, (existió hasta el año 1824), para tomar el camino de Sancti Spíritus, por frente a donde se construyó, después, la Ermita de Santa Ana. (Manuscrito de fecha 1719, creando una Capellanía el Regidor Juan Vázquez). La Villa, en esta época, estaba limitada hasta la calle las Animas que salía a la llamada, en el presente, San José.


“Esto, en cuanto al fundo de la población; por lo demás, había estancias en las márgenes del Táyaba, en Cacaibán, Magua y Virama (Caracusey), principalmente, a orillas del Agabama y Río de Ay, así como en las orillas del Guaurabo y Cabagán.


“Se asegura que, al finalizar el siglo XVI, ya la Villa contaba con unos ciento cincuenta vecinos. No es de extrañar el corto número de habitantes que se viene atribuyendo Trinidad, si se tiene en cuenta que, en el 1538, la ciudad de Santiago de Cuba, (Crónicas de Emilio Bacardí Moreau), era una verdadera aldea compuesta de veinte vecinos, así repartidos: doce mercaderes, cuatro oficiales y cuatro otros "para ser Alcaldes".


“Trinidad empezó a regirse, desde el 1578, por las primeras Ordenanzas Municipales que, en 19 de enero de 1574, aprobó el Consejo de Justicia y Regimiento de la Villa de la Habana, y que fueron redactadas por Alonso de Cáceres, oidor de la Audiencia de Santo Domingo, gobernando el General de Galeones Don Pedro Menéndez de Avilez, con lo que se estableció más ordenada y regular forma de gobierno y, con esto, los primeros arbitrios municipales.


“También se autorizó al Cabildo para dar en su jurisdicción licencias de sitios y solares para casas y asientos de estancias y hatos de ganados. Esta facultad fue suspendida en 1729 por Real Cédula de 23 de noviembre, mandada a guardar por la de 16 de febrero de 1739, dirigida al Cabildo de la Habana.


“En 1687, una Real Cédula anuló las elecciones concejales de Trinidad del año anterior; y multó al Teniente Gobernador en doscientos pesos, por haberlas aprobado sin dar cuenta al gobierno superior, siendo así que sufragó o votó el Provincial de la hermandad, que no había llevado real confirmación y que fue electo Alcalde un sujeto sindicado de varios delitos. ¡Cuantos se han visto después!


“En Acta de Cabildo de enero de 1735 aparece que, el Procurador General, dijo: Que sin embargo de ser personas de buenas costumbres y que en otras ocasiones han sido Alcaldes Ordinarios, Don Juan Bautista Gutiérrez y Don Tomás Herrera, halla que el Sr. Sargento Mayor Don Martín de Olivera y Don José Ruiz son de más expediente para obtener dichos empleos y que, al presente, necesita la República de estos sujetos por el abuso de mancebados y otros que requieren solución. Reservando para que el Ecmo. Señor Gobernador declare sobre el parentezco que de consaguinidad y la repulsa del Sr. Depositario General por ser "Compadre" y casado con una sobrina carnal del Sr. Regidor y hubo por legítimo el Cabildo y reservaba y reservó la aprobación para que la superioridad lo declare y que se pongan las varas de justicia en depósito y tomando juramento y posesión "ante omnia", y se le reciba señores Regidores y Alcaldes Ordinarios Interinos, prometiendo cumpla las obligaciones y guardar respeto. El Gobernador y Capitán General Mariscal de Campo, Don Francisco de Güemes y Horcasitas, dijo, al conocer testimonio del acuerdo del Cabildo sobre elecciones de Don Tomás Herrera y Don Juan B. Gutiérrez, no puede el primero estar comprendido en las elecciones por no haber pagado, desde el año 1733, que dejó de ser Alcalde por elección recayendo el cargo en el segundo por haber sufragado, a su favor, el Regidor Don Francisco Ortiz quien no lo pudo hacer por el parentezco de consaguinidad. Confirmándose los Alcaldes Ordinarios al Sargento Mayor Don Martín de Olivera y Don José Julián Ruiz, de la Santa Hermandad, a Don Miguel Segarte y a Don Juan de Padilla y Procurador General, a don Juan Pérez de Corcho".


“El juicio de residencia, creado por España y que alcanzaba a los Virreyes, se aplicó a varios Gobernadores de Trinidad. Así, en 1757, fue nombrado interinamente, Teniente de Gobernador y Capitán a Guerra de Trinidad y lugares de su comarca, el Capitán Don Francisco de Cárdenas, en virtud de la denuncia que presentaron contra el propietario, Capitán Don Francisco Gutiérrez y Rivera, de cuya gestión nos henos hecho eco; en 1831 fue afecto a procedimiento Don Diego de Herrera, Coronel de Caballería y Gobernador Político de Trinidad y villas anexas, dándose el caso de que, presidiendo dicho Gobernador el Cabildo de elecciones generales de Remedios, se leyó un documento del Capitán General separándolo de su cargo y sustituyéndolo, interinamente, con el Teniente Coronel Vicente García Navarro. Otro Gobernador, sujeto a juicio de residencia, fue Don Pedro Carrillo de Albornoz, precisamente, de los gobernadores más laboriosos, enérgicos y entusiastas que tuvo Trinidad, habiéndose comisionado, por Real Cédula de 28 de marzo de 1840, a Don Ambrosio de Eguía e Yrigoyen, Ministro Decano de la Audiencia de Puerto Príncipe, para tomar residencia al citado Brigadier Carrillo de Albornoz por el tiempo en que fue Gobernador de la ciudad de Trinidad y su comarca; y, además del expresado Carrillo, a Don Nicolás Ramos, su Asesor titular, y a Don Diego Manuel Echemendía, que lo fue, en ciertas diligencias, durando el juicio de residencia 31 días, por los cuales se pagó por alquiler de la casa, que ocupó el Jurado, la cantidad de CINCO MIL QUINIENTOS RS. VN., así como las dietas que importaron DIEZ Y NUEVE MIL NOVECIENTOS VEINTE RS. VN.


“Volviendo a la situación de Trinidad en los primeros tiempos, queda demostrado que, ni en los años más difíciles, dejó de tener gobierno local su población aunque era muy reducida. En la Geografía antigua de Velazco, refiriéndose a las Villas despobladas, hace constar: "La Villa de la Trinidad, que es al Sur donde agora ha quedado el nombre sólo, es una población de indios que habrá como cincuenta casados".


“En realidad, tanto en los tiempos primitivos, como después, al fundarse distintos pueblos de la Isla, y, sobre todo, la Colonia Fernandina de Xagua, fue Trinidad matriz que les dio vida a trueque de ir cayendo en decadencia. Esta se inició al dejar de ser capital del Departamento Central, en 1850, cuando se trasladó la Comandancia General a Puerto Príncipe, y se designó para ocuparla al Mariscal de Campo, Don Cayetano García, y se acentuó con la guerra del 1868, a la que dio Trinidad todas sus fuerzas; y, finalmente, con la guerra de 1895, en que cesaron sus fuentes de riquezas, y quedo reducida a población tributaria de otros centros comerciales e industriales que la obsorbían. No obstante esto, sobrevivió la comarca trinitaria y sobrevive a pesar del zarpazo dado a su territorio con la desmembración de tres barrios de mayor riqueza con que se formó el municipio de Fomento: Güinía de Miranda y Jíquimas por obra del Decreto-ley No. 3345 de 22 de diciembre de 1933.


“En resumen, el termino municipal de Trinidad quedó reducido aun más y dependiendo, como ocurrió desde junio de 1878 en que fue establecida la cabecera de la Comandancia General en Santa Clara, de esta ciudad que, de Trinidad, había dependido hasta 1842. La Real Orden de 9 de junio de 1878 dividió la Isla de Cuba en seis provincias; entonces, la Tenencia de Gobierno de Santa Clara pasó a ser Gobierno Civil; pero, hasta 9 de mayo de 1888 no quedaron separados los mandos militar y civil. La Constitución de 1940 denominó con el histórico nombre "Las Villas", a la provincia de Santa Clara.”




Vistas de la ciudad de Trinidad, en la provincia de Las Villas en las Tarjetas Postales




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Última Revisión: 1 de Mayo del 2005
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