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“Sumario: Mezcla de tradición y de historia. -El sereno antiguo. -Reminiscencia de antaño. -Fundación del cuerpo de serenos. -El sereno don Francisco Melrlo y su trágico fin. -Fundación de la milicia local. -Inauguración del alumbrado público. -El servicio de faroles. -Don Dionisio Sirut.


“¡Las once y media y nublado!


“Cantó el hombre envuelto en uniforme extravagante, de viejo azul, armado de herrumbrosa lanza (chuzo); en la mano, un farol mortecino y el pito, de son agudo, pendiente de la cintura. Se cerraban las pocas casas que permanecían abiertas, el vecino trasnochador apuraba la marcha a su hogar.


“Si algún muchachote (los que en aquella época se acostaban al toque de la Oración, y fueron, después, esos muchachos los héroes de las jornadas revolucionarias) tenía mal sueño, gritaba y no se dormía ni se estaba quieto, a pesar del agua de azúcar prieta, caliente, con que se le calmaba, se le decía: Oye, ¡ahí viene el sereno!


“Ellos habían visto, alguna vez al extraño personaje, ya por detrás de la vidriera, ya en ciertas tardes, en que el funcionario nocturnal se había engalanado con todos sus atributos, por ser día de gala, o para hacer una visita de cumplido, anticipando su hora de salida.


“El muchacho se tranquilizaba.


“La voz del sereno seguía, monótonamente, con su canto a las horas y al tiempo.


“¡Las doce son, y lloviendo!


“Mientras tanto, se iba apagando el ruido de los zuecos en el empedrado de las calles desiertas.


“Año tras año, resistiendo todas las inclemencias del tiempo en una época en que las calles, por lo oscuras, eran bocas de lobos; no durando hasta más de media noche el mechero de petróleo: el sereno recorría las cuadras de su demarcación, atendiendo a los vecinos en cualquier novedad que se presentase. Si era terror de los menores malcriados, de ojos duros, también ayudaba a los vecinos, e infundía respeto con su lanza en ristre.


“Un verdadero personaje era el sereno de los tiempos idos. La discreción era su norma, su ley. Estaba pendiente del cruce de alguna tapada, del chirrido imprudente de las cerraduras; de la palmada que pudiera sonar en la callejuela donde parpadeaba la vacilante candileja.


“Todo lo veía el sereno. Todo lo sabía. Todo lo husmeaba. No obstante, era inescrutable; callado. Ahí estaba su negocio: en el silencio, que le producía más de un escudo o doblón, acaso, relucientes peluconas. El sereno auténtico se fue con otros muchos personajes de la Colonia!


“Hoy día existe, aún, lo benemérita clase, pero, a la moderna: con zunchos en las extremidades; en la mano, el trocito de madera, llamado Club. En Santa Clara está constituido en debida forma un cuerpo de serenos con uniforme azul subido. Los hay mocetones, pero allí vimos a un viejo sereno (no hace mucho años) que nos informó que lo era hacía más de cincuenta. ¡Qué de cosas habrá presenciado ese buen hombre!


“En Trinidad se fundó el Cuerpo de serenos en 6 de noviembre de 1833, con la dotación de doce hombres dirigidos por un cabo que lo fue el Sargento retirado del batallón de Tarragona, Don Francisco Merlo. Este Sereno Mayor tuvo trágico fin, pues, el 1º de enero de 1834 fue muerto de un pistoletazo, quedando el hecho en el misterio y no descubriéndose, al agresor. En esa época, todavía, no se había establecido el alumbrado público, que, con el Uso del aceite y las antiguas farolas, se inauguró en 18,38. (1).


“A veces, hacía confronta el sereno con los componentes de la Milicia Local -cuerpo éste fundado en 1824 que vivía en sobresalto, con las noticias que llegaban de allende los mares- y, más tarde, con la Guardia Civil que hacía la ronda nocturna.


“Era generalmente, cansona, vulgar, la labor de los serenos con sus ventajas de propinas y sus inconvenientes y peligros, como se demostró, desde el principio de la fundación del cuerpo, con lo ocurrido al Sargento Merlo.


“Se extinguió la voz de los serenos. Ya no se oye, en la alta noche, el reloj parlante que anunciaba las variaciones del tiempo. Ya los muchachos no se asustan ante la exótica figura del vigilante nocturno; está el farol apagado, rota la lanza y mudo el silbato. Son los niños de estas olimpíadas los que deambulan por las calles como precoces serenos que, en vez del canto monótono, gritan blasfemias y hacen sonrojar al más inverecundo.”



- - -

“(1) En el gobierno del Brigadier, Don Pedro Carrillo de Albornoz, se dio principio al alumbrado permanente de esta ciudad; y el día 12 de mayo de 1838 se encendió el farol que está situado en la inmediación de la ventana del aposento de esta casa, dando una luz hermosa y clara; el 13 del miento mes pagué cuatro ps. que me impusieron por la parte que correspondía del primer costo de dicho farol. (Nota de un libro de apuntes antiguo de un antepasado del autor de este libro).


“Otra nota riel mencionado libro de apuntes dice: "El 12 de agosto de 1838, se hizo cargo Don Dionisio Sirut de mantener la luz en los faroles que se han hecho por la suscripción de muchos vecinos, cuya luz ofrece ser permanente hasta las once de la noche. Se abrió otra suscripción mensual hasta sostener el costo de aceite y demás atenciones que son anexas, las que hasta hoy son muy pocas, cuyo producto queda a beneficio de Sirut como responsable al alumbrado y recomposición de faroles, como a su limpieza (dentro de cuatro o seis años será otra cosa)."”




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Última Revisión: 1 de Mayo del 2005
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