Guije.com Cuba y su Jagüey de Yara en Así es Cuba - Cosas de mi Tierra
  
Cuba y su Jagüey de Yara en Así es Cuba - Cosas de mi Tierra. Bandera de Cuba.

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“Cuba y su Jagüey de Yara”
“Así es Cuba”
Cosas de mi Tierra

Cuba y su Jagüey de Yara

Ensayo en el ejemplar que tenemos de “Así es Cuba” por Alberto Boix Comas. Aparentemente editado a principios de la década de 1950.


“Cuba y su Jagüey de Yara”

“No siempre es la mente del hombre la que forja en su interior los monumentos que han de perpetuar en piedras lapidarias los recuerdos de pasadas glorias, de hechos heroicos y de rememoraciones históricas. Es, a veces, la Naturaleza la que se cuida de guardar celosamente recuerdos que para los pueblos resultan brillantes de su epopeya. Por lo menos, Cuba se cuenta entre las naciones que entre sus monumentos se pueden citar frondosos árboles que desafiando el tiempo y sus rigores han ido explicando a las generaciones la génesis de lo que es hoy la Patria Cubana.


“En las tierras de Oriente, que son tierras de amor y de heroísmo, de esfuerzo y de trabajo, de Patria y de Libertad, puede el visitante enfrentarse con un Jagüey, mudo testigo del grito de guerra sintetizado en el sublime "Independencia o muerte" de los mambises; puede buscar la sombra de los frondosos e históricos Mangos de Baraguá testigos del inicio de aquella Invasión que llevando como jefe al Titán de Bronce llevó de uno a otro confín la Bandera de la Estrella Solitaria que iba dejando por donde pasaba una estela brillante de heroicidades que culminaron con la admiración del mundo entero en pro de la causa de Cuba y, por no citar más, puede extasiarse ante el "Arbol de la Paz" en las cercanías de la ciudad de Santiago de Cuba y bajo cuya coposa ceiba, que otro no era el árbol de referencia, el Mayor General John R. Brooke, Jefe de las fuerzas norteamericanas firmó el armisticio que suscribió el Capitán español Toral y que puede traducirse en aquellas famosas palabras pronunciadas por el Congreso Americano: "Cuba es y de derecho debe ser libre e independiente".


“El árbol que se me antoja en llamar el "Arbol de la Guerra" es el jagüey, pero no jagüey cualquiera, sino el que radica en Yara y bajo cuyas ramas el día 10 de octubre de 1868 el "Padre de la Patria" don Carlos Manuel de Céspedes, en unión de 37 esforzados cubanos más dio el grito de independencia que ha inmortalizado el desaparecido ingenio de La Demajagua.


“Hablando de este "Arbol de la Guerra" Gerardo del Valle se expresa así: "Contemplar este Jagüey, que casi se ha fundido al acero de la "catalina" del ingenio, es ver surgir, como por arte de magia, el recuerdo de una epopeya que se convierte en más gloriosa a medida que decursan los años: el 10 de octubre de 1868; con la fecha, clarinadas de nombres que son como esas raíces poderosas que se asientan, igualmente en la tierra que en la roca, en la aridez del desierto, a la margen del río o en la montaña inaccesible: Carlos Manuel de Céspedes, Francisco Vicente Aguilera, Figueredo... Y al cerrar los ojos nos estremece todo el espíritu un repiqueteo multiplicado en su sintonización, como si cada hoja y cada grano de tierra de Yara, se tornaran en campanas para lanzarse en ondas trepidantes por los confines de toda la isla... sumergiéndose en lo profundo de los ríos, haciendo mover la mole pétrea de las montañas y juntándose a las olas de los mares de Cuba y de todos los mares del mundo, porque el tañido de esa campana llevaba tres palabras de universal solemnidad y júbilo humano: Independencia o muerte".


“Y siguiendo que "la campana del ingenio comenzó a tocar y las centrífugas, vomitando chorros desde el 10 de octubre, se hicieron idea. Fueron cada nota de la campana gotas de sangre, sueros de valor temerario que masculinizaron los brazos y les hicieron tan poderosos como las mismas raíces del jagüey, para apretar los machetes y abrir las veredas sombrías que no dejaban entrar en el alma de los cubanos el sol de la libertad... El Grito de Yara, era para romper cadenas y para levantar nuevos corazones y encender nuevos pensamientos en el despertar de la mayoría de edad de un pueblo; y no fue vano su eco. Céspedes y los treinta y siete que le acompañaban, todos ricos, cultos y desinteresados enfilaban la gran avenida que debía perdurar y ser norma definitiva de todos los pueblos del mundo: La Democracia".


“He aquí el majestuoso monumento que la Naturaleza ha dado a Cuba a través del Jagüey de Yara... árbol que si bien en sí es pequeño ante la grandiosidad que representa en gestas heroicas y en ideales sublimes encierra en sí la página nimbada de inmortalidad de la Historia de Cuba que nada ni nadie podrá destruir porque en ella se encierra toda la grandeza, toda la nobleza y todo el espíritu de sacrificio que hicieron posible que en años posteriores ante el mundo civilizado se recibiera bajo salvas de artillería, gritos de júbilo y señales de reconocimiento universal la República de Cuba, como un pueblo más de los que integran la gran grey de pueblos cultos, libres y soberanos.”




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Última Revisión: 1 de noviembre del 2011
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