“Y es éste un jardín en el que se mira nada menos que la célebre, centenaria y por muchos conceptos mundialmente famosa Universidad de Harvard. Ella es la que atiende hoy a su conservación y mantenimiento, habiéndolo dotado de unos 230 acres de terreno, más de 3000 especies botánicas, magníficos laboratorios provistos de cuanto se pueda desear, una Biblioteca enriquecida con lo mejor que en todos los tiempos se ha escrito al respecto, amplia sala para estudios especiales y personal técnico que a conciencia desempeña la delicada misión que la ciencia le confía, al poner en sus manos los prestigios que se encierran en el Jardín Botánico de la Universidad de Harvard. |
“La historia de esta Estación Científica se puede condensar diciendo que en 1898 Mr. Atkins, propietarios del Central Soledad cedió una zona de terreno conocida con el nombre de Colonia Limonar, para que en ella se llevaran a cabo ciertas experiencias sobre variedades de la caña de azúcar. En 1900, con motivo de haberse congregado para estudios botánicos, en el Central, eminentes hombres de ciencia, pudieron apreciar la importancia del lugar que se prestaba para toda clase de investigaciones vegetales, apreciación que animó a los interesados para llevar a feliz culminación la actual Estación, en la que Mr. Gray, administrador del Central y enamorado de las plantas sembró gran número de ejemplares importados de todos los jardines botánicos conocidos, teniendo la satisfacción de comprobar la tesis de los científicos cuando pudo palpar las realidades de los magníficos resultados obtenidos y que al llegar al conocimiento de la Universidad de Harvard interesaron a su Departamento Botánico que empezó a cooperar de manera tal que al morir en 1925 Mr. Atkins dejó a dicho Centro Universitario el Jardín juntamente con un legado que aseguraba la conservación, mejoras y ampliación de aquel tesoro de la Naturaleza. |
“Hablando de este Jardín el doctor José Alvarez Conde dice entre otras cosas que: "La Botánica Cubana tiene en él un centro de efectiva eficacia educacional y técnica y una gran fuente de investigaciones y progresos". Añade que "basta recorrer los jardines para ver junto a la Palma Real cubana las Palmas del Brasil, Borneo, de azúcar, India, etc., que hacen viajar por regiones lejanas, por países exóticos, gracias a lo que ofrece este paraíso de la tierra cubana". "Si nosotros-dice-pudiéramos citar las variedades de citrus, de Laureáceas, haríamos interminable la lista de nuevos aportes a la Fruticultura vernácula, pues allí tienen representación las naranjas, limones, mandarinas, y sus cruzamientos han dado nacimiento a nuevas variedades de estas plantas, productivas en grado máximo, que, desde el punto de vista económico son excelentes para la explotación de nuevos mercados". Termina diciendo que: "Las frutas de otros países, como Duraznos chinos, Mamoncillos de Bengala, Anones de México, Brasil, el Arbol Carambola de Malaya, Ciruelas de Natal, Zapotes de Costa Rica, Grosella de Tahití, Ciruelas de Kaffir, Jambolán de Birmania, Manzanas de Malaya, Polinesia, Guayaba del Brasil, Higos de Asia, Garcinias, Cerimán de México, Olivo del Mediterráneo, Nueces de Puerto Rico y tantas y tantas plantas, crecen en el suelo de la Perla de las Antillas y se reproducen, ofreciendo frutos magníficos tanto por su calidad como por su cantidad". |