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El movimiento del 4 de septiembre, la Pentarquía. Bandera de Cuba

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Historia Elemental de Cuba
por el Dr. Ramiro Guerra y Sánchez
Capítulo XXVI

Capítulo vigésimo sexto del ejemplar que tenemos de la Octava Edición de “Historia Elemental de Cuba” por Dr. Ramiro Guerra y Sánchez editado en la década de 1940 por Edición Cultural S.A. en La Habana, Cuba. Tratamos de mantener el formato original. Presentamos el texto lo más fiel posible a como aparece en el libro, efectuando menores actualizaciones en la acentuación y ortografía. Hemos suprimido algunas imágenes debido a que ya nuestra copia no las presenta lo suficiente definidas para poder reproducirlas.


CAPITULO VIGESIMOSEXTO
BREVE RESUMEN HISTORICO DE CUBA
DESDE LA CONSTITUCION DE LA REPUBLICA

La Pentarquía y otros gobiernos provisionales

“243. El movimiento del 4 de septiembre, la Pentarquía. -El movimiento iniciado por las clases y los alistados que culminó en la revolución del 4 de Septiembre, alcanzó inmediatamente en lo militar resultados que fueron más allá de lo intentado y lo previsto por sus iniciadores. Fue el primero, que las Fuerzas Armadas quedasen, de hecho, bajo la jefatura provisional de las clases de las mismas, con el sargento Fulgencio Batista reconocido como jefe superior. El segundo, que los oficiales y jefes de las Fuerzas Armadas se negasen a cooperar en el movimiento y quedasen, también de hecho, sin el mando de las mismas. El tercero, que la anómala situación que hubo de crearse, se resolviese en firme con un cambio completo en la organización y en el mando de las Fuerzas Armadas. La jefatura superior de las mismas se confirió por la Pentarquía al sargento Fulgencio Batista, elevado al grado de Coronel, único en la nueva organización. Todos los demás mandos y la oficialidad, de teniente coronel abajo, se confiaron a clases y alistados ascendidos a sus nuevos cargos. Esta reorganización y transformación de las Fuerzas Armadas, se llevó a efecto con gran rapidez y un mínimo de dificultades porque los nuevos oficiales y los nuevos jefes contaban con la confianza de la tropa. Gracias a esto, la unidad y la disciplina del Ejército quedaron prontamente restablecidas.


“Mientras en las Fuerzas Armadas "la Revolución de Septiembre" se llevaba a efecto inicialmente en la forma ya dicha, la Pentarquía tropezaba con insuperables dificultades para desempeñar sus funciones ejecutivas, en medio de las nuevas agitaciones internas y de las complicaciones internacionales creadas por la sustitución del Presidente Céspedes.


“Las circunstancias del momento exigían decisiones rápidas y firmes del Ejecutivo, imposibles de tomar debiendo ser discutidas por cinco personas, con igualdad de facultades, cada una con sus opiniones propias, en medio de la confusión y de la agitación reinantes. La novedad de la nueva organización del Ejecutivo fue mal vista, por entenderse que se inspiraba en radicalismos exóticos, y contribuyó a la desconfianza que inspiró a muchos sectores de la opinión el nuevo gobierno. La actitud del de los Estados Unidos, que enviaron inmediatamente varios buques de guerra a la Habana y a otros puertos de la Isla y que negaron su reconocimiento al nuevo Ejecutivo colegiado, contribuyó grandemente a que la Pentarquía no pudiese consolidarse. Dos de los cinco pentarcas, el Dr. Guillermo Portela y el Sr. Porfirio Franca, comenzaron a manifestar vacilaciones, y cinco días después de constituida, el 10 de septiembre, la Pentarquía quedó disuelta. Fue sustituida por la Presidencia unipersonal de la República, al frente de la cual quedó el Dr. Ramón Grau San Martín, apoyado principalmente por el Directorio Estudiantil y sostenido por las Fuerzas Armadas.


“244. Gobierno Revolucionario del Dr. Ramón Grau San Martín. -El Dr. Ramón Grau San Martín, al ocupar la presidencia, mostró desde el primer momento el propósito de proceder de manera muy distinta al Dr. Céspedes. Al realizar el acto impuesto por la Constitución de jurar ante el Tribunal Supremo de justicia obligándose a cumplir y hacer cumplir la Constitución y las Leyes, se negó a hacerlo por estimar que juraría también el respeto a la Enmienda Platt. En sustitución al citado juramento, desde el balcón de Palacio, ante la muchedumbre reunida en el exterior y en presencia de los Magistrados del citado Tribunal, se limitó a jurar y cumplir y hacer cumplir lo que llamó el programa de la revolución auténtica.


“El acceso al poder del Dr. Grau, lejos de aplacar la efervescencia revolucionaria, la estimuló fuertemente. La oposición contra su gobierno también fue muy intensa desde el primer momento, por la manera anómala en que una considerable parte de la opinión entendía, que había llegado al poder. Tachado de inconstitucional su gobierno no fue reconocido por el de los Estados Unidos ni por el de ninguna otra nación inicialmente, con la sola excepción de México.


“Las violencias del período del gobierno de Machado en la forma de atentados terroristas volvieron a reproducirse sin que el gobierno tuviera manera efectiva de impedirlo. La oposición de la prensa se manifestó en forma no menos aguda y violenta, provocándose al dictar el gobierno medidas encaminadas a impedirla, una huelga general de periódicos en 24 de Septiembre. Al desaparecer los periódicos los rumores y las exageradas noticias circulantes de todo género contribuyeron a agravar el estado de perturbación y de excitación públicos.


“Mientras tanto, el problema creado por el movimiento del 4 de Septiembre con respecto a los oficiales y jefes de las fuerzas armadas estaba pendiente todavía de una solución definitiva. Los revolucionarios del 4 de Septiembre se manifestaron dispuestos a admitir en las filas del nuevo ejército a muchos de los oficiales y jefes antiguos bajo determinadas condiciones, pero éstos se negaron a aceptar en su inmensa mayoría. El 1° de Octubre, reunido un numeroso grupo de antiguos jefes y oficiales en el Hotel Nacional, el Gobierno y la Jefatura del Ejército entendieron que el hecho constituía un peligro y una amenaza para el nuevo orden de cosas. Intimóseles a que abandonaran el Hotel, y ante la negativa de los mismos, se procedió a desalojarlos, medida que fue resistida a mano armada y fue causa de un choque sangriento el día 2. El combate entre los ocupantes y las fuerzas armadas en el cual el hotel fue bombardeado por la artillería, terminó con la rendición de los ex-jefes y oficiales, que fueron hechos prisioneros y encarcelados, en las prisiones militares, no sin que en el momento de la rendición fuesen muertos algunos ex-jefes y oficiales en la excitación del momento. Vencida la resistencia de la oficialidad del antiguo ejército, el problema quedó resuelto al separárseles definitivamente del Ejército Constitucional, nombre con que se distinguió al organismo militar creado por la revolución de Septiembre.


“Pocas semanas más tarde, el Gobierno de Grau San Martín tuvo que hacer frente a una nueva crisis. Estuvo representada ésta por un movimiento armado de rebelión, promovido por el ABC y otros grupos revolucionarios oposicionistas. Durante algunas horas el derrocamiento del Gobierno pareció inminente, por que los opositores dominaron casi totalmente la capital de la República en 8 de Noviembre. No obstante, fueron finalmente vencidos, con no poco derramamiento de sangre, principalmente en el Castillo de Atarés, donde buscaron refugio numerosos adversarios del Gobierno.


“Mientras luchaba por consolidar su posición en el interior, el Gobierno trató también de resolver su difícil problema con los Estados Unidos y las naciones extranjeras. En Montevideo había sido convocada la VII Conferencia Panamericana, a la cual el Gobierno de los Estados Unidos envió una delegación presidida por el Secretario de Estado Cordell Hull. El Gobierno de Cuba, por el hecho de no estar reconocido no fue invitado a la Conferencia. No obstante, el Presidente Grau envió una delegación a la cual logró que se le diese participación en la Conferencia. La delegación cubana abogó a favor de que se aprobase una resolución presentada por la misma recomendando que las repúblicas de las Américas no reconociesen validez a tratados que no hubiesen sido aceptados libre y espontáneamente por una de las partes. Dicha resolución tenía por objeto negarle validez a la Enmienda Platt. La aprobación de la misma constituyó un triunfo para el Gobierno del Dr. Grau San Martín.


“Con él propósito de dar cumplimiento al programa de la llamada revolución auténtica, el presidente Grau dictó una larga serie de decretos, de acuerdo con las inspiraciones del Secretario de Gobernación Dr. Antonio Guiteras y del Directorio Estudiantil, sobre una variedad de asuntos de carácter económico, social, cultural y político. Algunas de estas disposiciones redactadas con gran premura fueron de difícil o poco efectiva aplicación. Otras, introdujeron importantes cambios que han sido duraderos en la legislación nacional y marcaron el principio de innovaciones encaminadas a la protección de las clases trabajadoras. Respecto de la industria azucarera, el Presidente Grau San Martín dictó disposiciones favorables a los ingenios pequeños y al colonato, creándose para la defensa permanente de los intereses de éstos la Asociación de Colonos de Cuba.


“A pesar de sus grandes esfuerzos en tal sentido, el Presidente Grau San Martín no logró que su gobierno fuese reconocido por los Estados Unidos ni por la gran mayoría de las naciones extranjeras, combatido por los sectores o grupos revolucionarios que no habían entrado en la mediación. El partido que reconocía por jefe al General Menocal, contrario a la revolución del 4 de Septiembre, a causa, entre otros motivos, de la expulsión del Ejército de los jefes y oficiales, se mantuvo en constante oposición. El partido comunista, opuesto al nacionalismo de la revolución auténtica, combatió fuertemente al Gobierno y provocó disturbios con motivo del intento de sepultar los restos de José Antonio Mella en el Parque de la Fraternidad. La mayor parte de la prensa periódica combatió acérrimamente al Gobierno, que también contó con la oposición de las clases conservadoras, alarmadas por la política que juzgaban peligrosamente radical del Gobierno. En el ambiente desfavorable a éste, creado por la oposición de tan distintos elementos, se desarrolló una intensa campaña terrorista en la Habana y otras partes, creándose un estado general de inseguridad y de alarma extendido a todo el país. Finalmente, el Directorio Estudiantil, que había sido el principal sostén del Dr. Grau San Martín, le retiró su apoyo a éste. El Ejército, que bajo la dirección del Coronel Batista y de los nuevos jefes y oficiales del mismo había asumido la responsabilidad de mantener el orden en la República, también acabó por retirarle su apoyo al presidente.


“La difícil labor de mantener la paz y la seguridad públicas en el estado de perturbación que prevalecía bajo la dirección de un gobierno que no había sido reconocido en el extranjero y que era violentamente hostilizado por numerosos sectores políticos y sociales de la nación, parece haber influido mucho en el ánimo del Coronel Batista al negarle su sostén al Dr. Grau.


“Falto de medios para mantenerse en el poder y en situación más precaria aun que la del Dr. Céspedes, a virtud de la forma de violencia terrorística en que era hostilizado, el Dr. Grau San Martín se vio forzado a abandonar la presidencia de la República. Su gobierno logró permanecer en el poder cuatro meses y cinco días únicamente.


“245. Gobierno del Coronel Dr. Carlos Mendieta. -Al producirse la caída del Gobierno de Grau San Martín, algunos sectores revolucionarios trataron de sustituirlo en la jefatura del Ejecutivo por el ingeniero Carlos Hevia, que llegó a ocuparla durante breves horas. No encontró suficiente apoyo y fue sustituido por un nuevo gobierno constituido bajo la dirección del Coronel Carlos Mendieta y Montefur, el 16 de enero de 1934.


“El Coronel Mendieta unía, a su condición de jefe distinguido del Ejército Libertador, su larga experiencia en la vida pública como congresista y figura prominente del partido Liberal. Se había opuesto a la reforma Constitucional del 1928 y a la prórroga de poderes, había organizado el partido Nacionalista, y había tomado una activa y destacada participación en la oposición revolucionaria contra el Gobierno de Machado. Gozaba, además, de una reputación bien establecida de hombre de carácter firme y enérgico, y de ciudadano honesto y de rectos principios. En las caóticas circunstancias que prevalecían al producirse la caída de Grau San Martín, el Coronel Mendieta parecía ser la personalidad política capaz de inspirar mayor confianza y de agrupar en torno suyo la gran mayoría de los elementos de orden de la nación. Antes de decidirse a aceptar la Presidencia de la República, que le fue ofrecida en circunstancias que eran grandemente difíciles, el Coronel Mendieta tuvo la seguridad de que su Gobierno sería reconocido por los Estados Unidos, de que recibiría ayuda económica del Gobierno del Presidente Roosevelt y de que el Ejército Constitucional, bajo el mando del Coronel Batista, le prestaría el apoyo de las Fuerzas Armadas. En estas condiciones, y respaldado por un fuerte movimiento de la opinión pública, el Coronel Mendieta asumió la Presidencia en un ambiente de esperanza y optimismo.


“El inmediato reconocimiento del Gobierno de Mendieta por el de los Estados Unidos, seguido en corto tiempo por el de todos los poderes extranjeros, sin excepción, consolidó la posición del Coronel Mendieta en el interior y despejó la situación internacional. El comienzo normal de la zafra de 1934 proporcionó trabajo a las clases obreras, aseguró ingresos considerables al país y permitió al Gobierno cumplir sus obligaciones y atender los servicios públicos. La zafra se efectuó en medio de circunstancias favorables, creadas por las negociaciones que venían celebrándose para la concertación de un nuevo convenio comercial con los Estados Unidos. Dicho convenio que se firmó en agosto 24 de 1934, entró en vigor al mes siguiente, otorgó una importante rebaja arancelaria al azúcar, favorecido, además, por la reducción de la tarifa en los Estados Unidos, de 2 centavos por libra a 1 1/2 centavos -Mayo 9 de 1934- y a la asignación de una cuota a Cuba en el plan de cuotas azucareras establecido en los Estados Unidos por la Administración de Roosevelt (Ley Jones-Costigan) en la misma fecha de 9 de mayo de 1934.


“Otro hecho de gran importancia correspondiente al período de gobierno de Mendieta fue la modificación del Tratado de Relaciones Permanentes de Cuba con los Estados Unidos, mediante la cual quedó suprimida la llamada Enmienda Platt.


“Durante los primeros meses del gobierno del Coronel Mendieta, la oposición al mismo fue fuerte y tuvo en varias ocasiones carácter revolucionario, culminando en una huelga general que estalló en el mes de marzo de 1935. El Gobierno, con el apoyo de la fuerza pública y de la parte de la opinión deseosa de que el orden se estableciera con firmeza en el país, logró dar término con rapidez al conflicto huelguístico.


“El principal problema político que se planteó durante el Gobierno de Mendieta fue el de si procedía primero a la convocatoria de una Convención Constituyente para restablecer el régimen constitucional del país y efectuar después elecciones generales para dotar a la nación de un gobierno elegido por el voto popular, o si, a la inversa, se procedía primero a la elección del Gobierno y después de constituido éste a la convocatoria de la Convención Constituyente. El criterio que prevaleció fue el de proceder primero a la elección del Gobierno. A ese efecto, el Consejo de Estado, organismo legislativo compuesto de treinta miembros, que había sido creado por el gobierno de Mendieta, aprobó una ley electoral. La agrupación política que reconocía por jefe al General Mario G. Menocal se manifestó inconforme con los términos de dicha ley y finalmente expresó su propósito de no concurrir a elecciones que se efectuasen bajo el Gobierno de Mendieta.


“Las dificultades creadas por la oposición de los menocalistas y de otros diversos grupos políticos indujeron al Coronel Mendieta a renunciar la Presidencia de la República, en 11 de diciembre de 1935, la cual quedó a cargo del Secretario de Estado, Dr. José A. Barnet, funcionario que había sido durante varios años del Cuerpo Consular y Diplomático.


“246. Gobierno del Dr. José A. Barnet. -El Gobierno de Barnet comprendió el período de 11 de diciembre de 1935 a 20 de mayo de 1936. Puede considerarse como un gobierno provisional que tuvo como principal misión la de preparar y dirigir las elecciones presidenciales que se habían acordado efectuar durante el período del Gobierno de Mendieta. En las citadas elecciones fue electo Presidente de la República el Dr. Miguel Mariano Gómez y vicepresidente el Coronel Dr. Federico Laredo Brú.


“Al Gobierno de Barnet correspondió dictar una medida importantísima referente a la industria azucarera. La Ley para la Defensa del Azúcar y el llamado Plan Charbourne, vencieron en el 31 de diciembre de 1935, con lo cual quedaron sin efecto las medidas de control de la industria y de restricción de la zafra. Considerándose que dichas medidas, con las modificaciones que aconsejaban la experiencia adquirida y las nuevas circunstancias eran convenientes para la defensa de los intereses nacionales, pocos días más tarde, el 18 de enero de 1936, dichas medidas fueron restablecidas para un período de seis años por el Decreto-Ley núm. 522. Este Decreto suprimió la Corporación Exportadora Nacional de Azúcar y transfirió las funciones de la misma al Instituto Cubano de Estabilización del Azúcar, el cual quedó constituido en representación oficial de los hacendados y de los colonos, con intervención y fiscalización del Gobierno. También en este período fue redactado y aprobado el Código de Defensa Social, Código penal que ha sustituido al que había estado vigente desde 1870. El Presidente Barnet, durante el gobierno del cual se apaciguaron considerablemente las agitaciones políticas, entregó el poder al Presidente electo, Dr. Miguel Mariano Gómez, en la citada fecha de 20 de mayo de 1936.


“247. Gobierno del Dr. Miguel Mariano Gómez. El Dr. Miguel Mariano Gómez, primer Presidente de la República electo por el voto popular después de la caída del Gobierno de Machado el 12 de agosto de 1933, asumió la primera magistratura del Estado con el prestigio de haber sido un Alcalde de la Habana durante cuyo período de administración municipal se realizaron importantes obras, como fueron el Hospital de Maternidad, el Hospital Infantil, la escuela "José Miguel Gómez" y algunas otras más y se realizaron mejoras en los servicios públicos municipales.


“El Dr. Gómez inició su gobierno con la publicación de un vasto programa de gobierno, el cual abarcaba una multitud de medidas de carácter económico, social, cultural y político. No obstante el extenso programa de mejoras de su Gobierno, el Dr. Gómez no logró contar con un fuerte apoyo de la opinión pública y tuvo casi desde el primer momento una fuerte oposición de carácter político, sin que pudiese contar con una mayoría en el Congreso que le permitiese tratar de realizar su programa de Gobierno. Esta situación se agravó al perder el Presidente el apoyo de una parte de los elementos políticos que habían contribuido a su elección, y más tarde al mantener criterios contradictorios con respecto a los de los mismos sobre ciertas cuestiones importantes.


“Formada en ambas ramas del Congreso una fuerte mayoría contra el Presidente Gómez, formuláronse contra éste acusaciones de carácter político de interferir con las facultades del Poder Legislativo, a virtud de las cuales el Congreso acordó la destitución del Presidente en 24 de diciembre de 1936.


“248. Gobierno del Coronel Federico Laredo Brú. El Coronel Dr. Federico Laredo Brú, con una larga lista de servicios a Cuba en las filas del Ejército Libertador, en diversos cargos importantes del Gobierno, en las actividades políticas durante largos años y en su labor de ciudadano activo y laborioso, ocupó la Presidencia en su carácter de Vice-Presidente en funciones, al ser destituido el Dr. Gómez. Su período de Gobierno fue el más extenso de todos los posteriores al Gobierno de Machado, pues se extendió desde el 24 de diciembre de 1936 hasta el 10 de octubre de 1940.


“El Gobierno del Dr. Laredo Brú fue un gobierno de reconstrucción y de liquidación del período revolucionario, con gobiernos de facto posteriores al Gobierno de Machado. Uno de los primeros éxitos del gobierno de Laredo Brú consistió en que, disminuidas considerablemente las agitaciones políticas, fuese normalizándose gradualmente la situación general del país, con lo cual la Universidad Nacional, que había permanecido clausurada desde la huelga de marzo de 1935, durante el Gobierno de Mendieta, pudo reanudar de nuevo sus funciones en abril de 1937. Otro importante paso hacia la normalidad y el apaciguamiento de los ánimos fue la aprobación de una ley de amnistía en diciembre del mismo año, que comprendió el perdón de todos los delitos políticos y sociales cometidos desde el 12 de agosto de 1933 hasta la fecha de dicha ley, 19 de diciembre de 1937. En la ley de amnistía quedaron incluidos los delitos y faltas del mismo carácter cometidos durante el Gobierno de Machado, hubiesen o no sido juzgados por los tribunales ordinarios o por el Tribunal Especial de Sanciones creado por el Gobierno de Grau San Martín.


“En el mismo año de 1937 el Gobierno logró llevar adelante dos medidas de gran importancia para la industria azucarera. Una de ellas fue la aprobación del Convenio de Londres, en 6 de Mayo de 1937, para la reglamentación de la producción y venta del azúcar, objetivo perseguido por los productores y el Gobierno de Cuba, y la otra, la aprobación de la Ley de Coordinación Azucarera de 1937 para la regulación interior de la industria. (2 de septiembre de 1937).


“Consolidada la paz pública y resumidas las actividades políticas en el país, el gobierno del Dr. Laredo Brú dedicó su atención a la celebración de las elecciones para una Asamblea Constituyente y Elecciones Generales que restablecieran la vida constitucional normal al país, interrumpida desde la caída del presidente Machado.


“A este efecto se hizo una nueva Ley Electoral y se tomó un nuevo Censo de Electores en 1938, teniendo lugar las elecciones para Delegados a la Asamblea Constituyente el 15 de noviembre de 1939.


“La Convención Constituyente, integrada por Delegados electos por 8 diferentes partidos políticos, se reunió en la Habana el 9 de febrero de 1940, laborando interrumpidamente hasta fines de junio del mismo año, en que, terminada su labor se trasladó al pueblo de Guáimaro, en donde había sido proclamada la primera Constitución de la República en armas, firmándose allí la nueva Constitución de la República en julio 1° de 1940, siendo luego proclamada desde la escalinata del Capitolio Nacional el día 5 del mismo mes.


“La Constitución de 1940, producto naturalmente del proceso revolucionario atravesado por la República en los últimos años, refleja en grado considerable las nuevas orientaciones surgidas en la nación respecto de las más importantes cuestiones de carácter económico-social que han agitado la opinión y servido de base programática a las nuevas agrupaciones políticas surgidas al calor del movimiento revolucionario.


“Aunque la organización política del Estado ha sido mantenida en lo fundamental, la nueva Constitución ha establecido un ensayo de régimen semi-parlamentario poniendo al frente del gobierno a un Primer Ministro, haciendo a los Ministros parcialmente responsables ante el Congreso e independizando así hasta cierto punto al Consejo de Ministros del Presidente de la República. La otra modificación política introducida por la nueva Constitución consiste en la ampliación y reforzamiento de la autonomía Municipal, pendiente aun de ser regulada por una nueva Ley Orgánica de los Municipios.


“Las innovaciones más amplias y trascendentes de la nueva Constitución se refieren a la regulación de las cuestiones sociales (jornada de trabajo, salarios mínimos, descanso retribuido, derecho de sindicalización, pensión de maternidad obrera, prohibición de la importación de braceros antillanos y otras); a la protección de la familia; a las responsabilidades educativas y culturales del Estado; y al régimen de la propiedad (supresión del latifundio, declaración de que el subsuelo es propiedad de la nación, etc.). Resuelto el problema constitucional, se procedió a la celebración de elecciones generales para todos los cargos electivos, desenvolviéndose la campaña política alrededor de la elección para Presidente, cuyos candidatos principales eran el Coronel Fulgencio Batista y Zaldívar -que había previamente renunciado a la jefatura del Ejército Constitucional- apoyado por varios partidos agrupados en la Coalición Socialista Democrática, y el Dr. Ramón Grau San Martín, candidato del Partido Revolucionario Cubano (Auténtico) y otras organizaciones políticas menores.


“Celebradas las elecciones en 14 de julio (1940), resultó triunfante el Coronel Fulgencio Batista y los partidos políticos que lo apoyaban. El nuevo presidente, los senadores y representantes, los gobernadores provinciales y los alcaldes tomaron posesión el 10 de octubre. La vida política y constitucional de Cuba se reanudó y quedó cerrado el período revolucionario que había durado siete años.”



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