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Gobierno de Cuba durante el siglo XVIII. Bandera de Cuba

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Historia Elemental de Cuba
por el Dr. Ramiro Guerra y Sánchez
Capítulo XIII

Las tropas ahorcando a los vegueros. Gobierno de Cuba durante el siglo XVIII.

Capítulo décimo tercero del ejemplar que tenemos de la Octava Edición de “Historia Elemental de Cuba” por Dr. Ramiro Guerra y Sánchez editado en la década de 1940 por Edición Cultural S.A. en La Habana, Cuba. Tratamos de mantener el formato original. Presentamos el texto lo más fiel posible a como aparece en el libro, efectuando menores actualizaciones en la acentuación y ortografía. Hemos suprimido algunas imágenes debido a que ya nuestra copia no las presenta lo suficiente definidas para poder reproducirlas.


CAPITULO DECIMOTERCERO
EL GOBIERNO DE CUBA DURANTE EL SIGLO XVIII

“106. Carácter de este período. -Durante el siglo XVII, el gobierno de Cuba tuvo que atender casi constantemente a las necesidades de la defensa de la Isla, pero hubo además otros asuntos de importancia, relativos al comercio y a la agricultura.


“En todo el curso del siglo, las disposiciones del gobierno fueron cada vez más perjudiciales para los intereses de la Isla, lo cual dio motivo a quejas y protestas, a veces sangrientas, del vecindario.


“Los gobernadores fueron aumentando su autoridad y su poder de año en año. A fines del período, disfrutaban de un sueldo de veinte mil pesos al año y de otras muchas ganancias y ventajas. Eran los jefes de las fuerzas militares y de todos los ramos del gobierno, y tenían a su cargo la administración de justicia, así es que poseían todos los poderes.


“Después del año 1763, se crearon y se mejoraron ciertos servicios, se concedieron algunas libertades comerciales y se realizaron por primera vez ciertas obras públicas, con lo cual la Isla progreso algo.


“107. Medidas defensivas. -La principal preocupación de los gobernadores durante este período continuó siendo la defensa de la Isla. Se levantaron fortificaciones en diversos lugares, se aumentaron las guarniciones en tropas regulares, se organizaron milicias en toda la Isla, incluyendo las formadas por personas de color, y se establecieron un arsenal y un astillero para la marina, en el cual se construyeron numerosos buques de guerra, de los más potentes y celebres de la época.


“Cuando La Habana volvió a poder de España después de haberla tomado los ingleses (Sección 102), se aumentaron las defensas enormemente, construyéndose las fortalezas de la Cabaña, el Príncipe y Atares. Las grandes obras que entonces se emprendieron aumentaron la riqueza de la capital.


“108. Monopolio del tabaco. -Una de las disposiciones más perjudiciales dictadas durante este período, consistió en el estanco del tabaco. Desde principio del siglo, el gobierno de España se propuso obtener fuertes ingresos con el tabaco de Cuba, comprándolo barato en la Isla y vendiéndolo a precios elevados en Europa. El negocio resultó muy productivo, y el gobierno pensó que si evitaba la competencia que le hacían ciertos comerciantes, obtendría mayores ganancias. Entonces se dictó una orden prohibiendo a los vegueros que vendieran su tabaco a los particulares. Sólo el gobierno podía comprarlo, a los precios que el mismo fijaba. Los vegueros protestaron de una medida que los arruinaba, pero no se les atendió, y de España se enviaron varios funcionarios para cumplir lo dispuesto y establecer el estanco.


“En vista de que sus quejas eran inútiles, los vegueros resolvieron apelar a la fuerza. Se reunieron en gran número y se dirigieron a La Habana. Muchos tenían armas porque eran milicianos. Rodearon la capital y no dejaron pasar alimentos para los soldados, encerrados en los fuertes.


“Al fin, penetraron en la población y obligaron al gobernador, don Vicente Raja, a. renunciar el cargo, y lo embarcaron en un buque para España, junto con los funcionarios encargados del estanco, el cual cesó por algún tiempo. Esto ocurrió en 1717.


“A fines de año, arribó de España otro gobernador, don Gregorio Guazo Calderón, con tropas de refuerzo.


“El estanco se estableció de nuevo, aceptado por los vegueros, a quienes se les hicieron algunas concesiones. Más tarde, los vegueros volvieron a sus protestas. Hallándose reunidos en una gran junta cerca de Santiago de las Vegas, para resolver lo que debían hacer, el gobernador envió secretamente tropas de caballería contra ellos. La tropa los dispersó a tiros, e hizo prisioneros algunos campesinos, a los cuales ahorcó en los árboles de Jesús del Monte.


“Dominados los vegueros, tuvieron que aceptar a la fuerza el estanco; pero el negocio del tabaco cesó de ser verdaderamente productivo y siguió desarrollándose con mucha lentitud.


“109. Otros monopolios peores aun. -El negocio del tabaco resultó muy lucrativo para el gobierno. Algunos personajes ricos e influyentes de La Habana, pensaron que un negocio igual con todos los productos de la Isla, les habría de producir enormes riquezas. Reunidos tres o cuatro de ellos, bajo la dirección de don Martín Aróstegui, formaron una compañía, en la cual, para asegurar el éxito de la misma, dieron participación al rey de España, Felipe V, al gobernador de Cuba, Güemes Horcasitas, y a varios funcionarios más de alta categoría. La compañía se llamó "Real Compañía de Comercio de La Habana". Después que estuvo formada, obtuvieron del rey el privilegio de que solamente ella pudiera exportar e importar mercaderías en Cuba. Como la Compañía era la única que compraba los productos de la Isla y vendía los importados del extranjero, pagaba precios baratísimos por los frutos de Cuba y los exigía enormes por los artículos de importación.


“Un barril de harina, por ejemplo, que la Compañía compraba en España por cinco pesos lo vendía en Cuba por treinta y cinco.


“En estas condiciones, la gente de la Isla no hacía más que trabajar para los accionistas de la Compañía, enriquecidos en poco tiempo. Este negocio duró más de veinte años, e impidió el progreso de Cuba. Cuando los ingleses tomaron La Habana, se apoderaron de casi todas las propiedades de la Compañía v la arruinaron. Tres años después, el Rey Carlos III le quitó los privilegios de que gozaba y libró a Cuba de los inmensos perjuicios que le producían los aprovechados señores de la compañía.


“110. Las leves sobre el comercio. - La gente de Cuba no podía comerciar, desde el comienzo de la colonización, sino con el puerto de Sevilla, y más tarde con el de Cádiz. El tráfico con los demás lugares de España estaba prohibido. Dicho comercio, desde el siglo XVI, se hacía una sola vez al año, con las flotas. En el siglo XVIII, esta situación se empeoró con el establecimiento del estanco del tabaco primero y de la "Real Compañía de Comercio" después (Secciones 1o8 y 10n). En esas condiciones, Cuba no podía prosperar y tenía necesariamente que vivir en gran parte del contrabando.


“Cuando los ingleses ocuparon La Habana, el 13 de agosto de 1762 (Sección 102), dispusieron al siguiente día que se pudiera comerciar libremente con Inglaterra y con todas sus colonias. A virtud de esta disposición, en cerca de once meses entraron en La Habana más de setecientos barcos con todo género de mercancías, mientras que la "Real Compañía de Comercio" sólo había traído hasta entonces cinco o seis buques al año. Al regresar para sus países respectivos, las naves inglesas iban cargadas de artículos de Cuba. Los cubanos pudieron comprar cuanto necesitaban a precios económicos, y vender en condiciones ventajosas lo que producían. Gracias a estos buenos negocios, Cuba ganó más en pocos meses, que todo lo que perdió en la guerra con los ingleses durante el sitio de La Habana.


“Después que España ocupó de nuevo la Isla se volvieron a restablecer las leyes que prohibían el comercio. Sin embargo, los ministros de Carlos III eran más justos y sensatos que los de Felipe V, y en 1764 se permitió a la gente de Cuba comerciar con varios puertos de España. Además, se suprimió, como ya se ha dicho, la "Real Compañía de Comercio" (Sección 109). Diez años más tarde, se obtuvieron otras ventajas para el azúcar y la cera. Finalmente, en 1i78 se declaró libre -t comercio con todos los puertos de España y las Canarias. Gracias a estas disposiciones, Cuba empezó progresar con rapidez, aumentando los ingenios, las vegas, la crianza de ganado y la producción de cera. Las colmenas, que habían sido traídas de la Florida en 1763 por el obispo don Pedro Morell de Santa Cruz, se habían multiplicado mucho en la Isla. El café fue introducido en la Isla en 1768.


“Durante los años de 1780 a 1783, se permitió también el comercio con los Estados Unidos, que estaban luchando por su independencia. Este comercio fue muy ventajoso, pero se prohibió tan pronto como cesó la guerra de España con Inglaterra (Sec. 102).


“Al terminar este período, se podía comerciar libremente con España y con las posesiones españolas, si bien el comercio con los extranjeros continuaba prohibido.


“A pesar de todas las prohibiciones, se practicaba mucho comercio de contrabando, principalmente con Jamaica.


“111. Los capitanes de partido. -El vecindario de la Isla tuvo otros motivos de queja. Desde el siglo XVII, cuando las luchas con los filibusteros (Sec. 81 y 82), se habían creado en los pueblos unos jefes militares llamados "capitanes a guerra" (Sec. 87). Posteriormente, toda la Isla vino a quedar dividida en distritos, con un capitán de éstos al frente. En el siglo XVIII se les empezó a llamar "capitanes pedáneos" o "capitanes de partido". Estos capitanes vinieron a ser los únicos funcionarios encargados del gobierno local. Eran nombrados por el Gobernador de la Isla, y representaban a éste en cada localidad. Al principio, los capitanes pedáneos fueron vecinos de respetabilidad e influencia, pero más tarde, los gobernadores nombraban personas a veces ignorantes y de escasa moralidad, que cometían toda clase de abusos con el vecindario. El gobierno local dejó de estar a cargo de un concejo elegido por los vecinos (Sección 33), como en los primeros tiempos de la colonización. Salvo en las cabeceras de los pocos ayuntamientos que entonces existían, toda la Isla quedó en manos del gobernador y de los capitanes de partido, que eran sus agentes.


“112. Aumento de los impuestos. - El numero de impuestos, que ya era crecido al comenzar el siglo (Sección 91), se aumentó más durante éste. En 1759, se estableció un impuesto de un cuarto por ciento sobre la venta de inmuebles, de esclavos y de ganados, y en 1764, se establecieron varios más sobre el aguardiente, la miel y una bebida llamada zambumbia que se consumía mucho. También se establecieron impuestos sobre los alquileres, los censos y las rentas fijas de los particulares.


“Como ejemplo, puede citarse lo que pagaban las reses que se engordaban en los potreros para el consumo. El potrero tenía que pagar dos impuestos antes de comenzar la ceba; después pagaba otro impuesto por lo que el ganado había engordado; finalmente, el matador pagaba otro antes de expender la carne al público. Tantos impuestos encarecían la vida y consumían gran parte de los ingresos de los pobladores.


“113. Establecimiento de varios servicios públicos. A pesar de todos los inconvenientes mencionados, la Isla fue aumentando en población e importancia, por lo cual fue preciso establecer varios servicios públicos indispensables.


“En 1747, se organizó el servicio de correos, una vez al mes, de La Habana con el interior de la Isla, y en 1764, se estableció también, mensualmente, con España. En ese mismo año se crearon dos departamentos administrativos, llamados Intendencia de Hacienda y Administración de Rentas. Después de 1764, se obtuvieron otras mejoras. El gobernador, Marqués de la Torre, levantó un censo de la Isla en 1772 (Sec. 118) y construyó las primeras obras públicas. Por primera vez se empedraron las calles de La Habana, se construyeron varios puentes en los caminos del interior, y algunos paseos en la capital y en otras poblaciones, y se comenzaron varios edificios públicos: un teatro, la casa de gobierno y un gran almacén para la Factoría de Tabacos.


“114. Estado de la opinión durante este período. Los habitantes de Cuba no estuvieron siempre conformes con las leyes que regían en la Isla, ni con las disposiciones de algunos gobernadores durante el siglo XVIII. El disgusto de los que sembraban tabaco fue siempre grande, y ya hemos visto que dio lugar a protestas armadas, durante las cuales se destruyeron muchas siembras y se hicieron otros daños (Sec. 108). Las quejas contra la manera de gobernar de varios capitanes generales y contra los privilegios de la "Real Compañía de Comercio", fueron constantes (Sec. 109).


“Cuando los ingleses atacaron La Habana, en 1762, no sólo los habaneros, sino todas las gentes de la Isla se dispusieron a pelear contra los extranjeros, pero a pesar de ello, las quejas y las protestas contra las autoridades españolas fueron muy vivas, tachándose a dichas autoridades de injustas y desdeñosas con los naturales y las milicias del país.


“115. Número de gobernadores. -Durante este período, Cuba tuvo diez y seis gobernadores en propiedad y varios interinos. En el período de la dominación inglesa en La Habana, gobernó primero Lord Albermale y después Sir Guillermo Keppel, hermano de aquél.


“El mejor gobernador español de este período fue don Felipe de Fonsdeviela, Marqués de la Torre. Entre los peores se encuentran don Gregorio Guazo Calderón, don Juan Francisco Güemes y don Francisco Cagigal de la Vega.


“Los tres últimos fueron muy poco honrados y los dos primeros muy autoritarios y tiranos, además.


“116. Resumen. -Cuba creció y prosperó en el siglo XVIII, a pesar de las guerras, pero sufrió mucho por el monopolio del tabaco, que creó Felipe V; con el monopolio del comercio, que se concedió a una compañía de la cual el rey e importantes personajes de la Corte formaban parte, y por los fuertes impuestos que se establecieron. La prohibición de comerciar con los extranjeros resultaba más penosa y perjudicial que nunca, porque Cuba tenía azúcar, tabaco y otros artículos que vender en cierta abundancia. El gobierno siguió estando todo en manos del gobernador y de los capitanes de partido nombrados por éste.


“117. Temas para estudio.
Los encabezamientos de las secciones numeradas, y, además, los siguientes
1.-Comparación de la rebeldía de los vegueros contra el monopolio del tabaco con la de los bayameses contra la persecución del contrabando. (Sec. 74). Juicio de ambos hechos.
2.-Compárese el procedimiento de Velázquez de constituir cabildos en los pueblos, con el de los gobernadores del siglo XVIII, nombrando capitanes de partido. ¿Se aumentaba o se disminuía la intervención de los vecinos en el gobierno local?
3.-¿Qué ocurriría hoy en los precios de las cosas si se le concediera a una sola compañía el derecho de comerciar? ¿Cómo se juzgaría esa medida?
4.-.¿Ayudaban o perjudicaban, las leyes y el gobierno al adelanto y al bienestar de Cuba en el siglo XVIII? ¿Qué juicio merece aquel sistema de gobierno?”



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Más información relacionada con los temas tratados en este capítulo:

Santiago de las Vegas y el Municipio de Santiago de las Vegas





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Última Revisión: 1 de Junio del 2006
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