El Municipio de Viñales |
Cultura Cubana |
por Adolfo Dollero, 1921 |
Ciudades, Pueblos y Lugares de Cuba |
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“Valle de Viñales” |
De Pinar del Río a Viñales hay 28 kilómetros, aproximadamente, de buena carretera. Cuando los recorrimos en la compañía muy agradable del Ingeniero Carlos M. de la Rionda, dos tramos eran deficientes; pero el Jefe de Obras Públicas había ya enviado una cuadrilla de obreros con su aplanadora para las reparaciones indispensables. Esa excursión es un poema. |
De Montagú, que ha cantado con tanta ternura y dulzura Pinar del Río, ¿qué versos no brotarían entre paisajes tan sugestivos? |
Se sube. Ya no estamos en los trópicos: estamos en Suiza. Hace un fresco agradable. |
Debajo de nosotros se desarrolla una cinta cinematográfica lindísima: pinos, encinos, siembras de maíz, de malanga, de boniato, de millo; valles, cuestas, colinas escarpadas o cortadas a pique, y llanos con esas excrecencias calizas, cubiertas en parte de vegetación, que se llaman mogotes. Cada uno tiene su nombre aparte. |
Esos mogotes se nos antojan una manada de bisontes antidiluvianos que a la presencia del automóvil y del hombre, interrumpen su descanso y huyen... |
Hemos pasado por tres puentes de hierro, uno sobre el Río Guamá, casi a las orillas de Pinar del Río; el segundo sobre el Río de San José, y el tercero sobre el Majagua. |
Es una nomenclatura que puede no ser muy exacta, porque en la región de Vuelta Abajo los ríos cambian de nombre a cada kilómetro! |
Nuestro colaborador lo es el chauffeur, conocedor de la región. |
La tierra es rojiza de óxidos de hierro, y rica de arcilla y de formaciones calcáreas: en los lugares donde más pobre parece, brotan con lozanía los pinos cubenses de un delicado color verde claro... |
Las encinas que crecen, no sabemos por qué en estas latitudes que no son las suyas, no se desarrollan como en nuestras montañas europeas, pero embellecen el paisaje y producen bellotas para los cerdos. |
Casi todos los guajiros crían algunos de estos animales. |
El Valle de Viñales es una maravilla, nos pareció más hermoso que el famoso del Yumurí. |
Dispénsennos nuestros amigos de Matanzas, y vengan a ver a este rival, extraordinario por cierto. |
La carretera está mucho más elevada que el pueblo que parece puesto en ese llano accidentado, por el pincel de un pintor de talento. |
La altura boscosa "El Tumbadero" domina Viñales. |
Poco a poco la carretera baja a su nivel y lo alcanza entre los mogotes que lo cuidan como centinelas amorosos. |
La población parece una aldea del tiempo colonial; su Iglesia es pequeña y vetusta, sus casas son sencillas y bastante distantes una de otra; el llamado Cuartel es una casucha modesta también; se respira, en fin, un aire de sencillez de antaño... |
Y sin embargo en el dintel de una casa observamos una señorita muy apretada en su corsé, y muy pintadas sus mejillas, muy pintados sus ojos, y muy pintados sus labios. |
He allí la civilización que se infiltra a pesar de los mogotes, de los pinos y de las encinas! |
Viñales merece ser conocido por los turistas nacionales y extranjeros, aprovechando la época actual, en que todavía no hay el F. C. del Oeste con sus descarrilamientos y su carencia de material rodante. |
Viñales, explotado inteligentemente, por alguien que haya viajado y conozca cómo se tratan esta clase de negocios, que exigen comodidades modernas, junto a las bellezas naturales loe no deben profanarse, produciría cientos de miles de pesos. |
El veguerío de Viñales tiene fama muy antigua y muy bien sentada por sus tabacos de primera clase. |
Y además hay ríos, arroyos, rocas escarpadas, saltos de agua, bosques oscuros que contrastan lindamente con el verdor de platanares, vegas y potreros. |
Ceja del Negro, en donde se combatió la acción sangrienta del día 4 de Octubre de 1S96, no pertenece al Término Municipal de Viñales como lo creen muchas personas, pero se encuentra casi en el límite de Pinar del Río y Viñales. |
Personas que hace poco visitaron ese lugar, encontraron aún cartuchos disparados en el celebre combate: |
Después del Vallo de Viñales, hay otro que denominan de Ensenada, y por fin un tercero que llaman de San Vicente. |
Hace mucho tiempo que se conocen allí unos manantiales sulfurosos y termales, notables para la cura de reumatismos y afecciones cutáneas: Pero casi no se explotan, ya que solamente cuatro cuartuchos, muy poco modernos, permiten bañarse en otras tantas pocetas, cuya característica es la modestia. |
Los puentes de madera para acudir a los baños, están carcomidos por las intemperies y por el tiempo: el antiguo hotel ha desaparecido. |
Como recuerdo han quedado algunos metros cuadrados de terreno cubierto de cemento... |
El propietario de los manantiales y de los terrenos lo es el opulento senador Alfredo Porta; lo que constituye una esperanza para el porvenir de esos lugares que sólo piden capitales pan producir mayores todavía. |
Las sierras de Viñales son muy ricas de minerales de cobre. |
Toda esa serranía tiene multitud de nombres que no consignamos por temor do incurrir en equivocaciones ya que no se cuenta con una Geografía ni un Mapa que anoten todas las modificaciones sufridas por los varios Términos de la Provincia. |
Antaño se guarecían en la montaña denominada Puerta de Ancón los negros cimarrones, o huidos de las fincas en donde los explotaban. |
Ríos y lagunas hay varios; además algunos cayos en el mar del Norte. |
El embarcadero de La Esperanza es el puerto natural de Viñales, como Santa Lucia lo es d, las minas de Matahambre que pertenecen al Término de Pinar del Río. |
La carretera, que es buena casi hasta Viñales y que pronto será totalmente reparada, sigue; después de la cabecera del Término, en muy buenas condiciones hasta el llamado Puerto Esperanza. |
De Viñales fue hija la valiente y humanitaria Capitana Adela Azcuy. |
El Término se compone del pueblo de Viñales, Cayos San Felipe, Santo Tomás, Cuajaní, Santa Fe, Albino, Ancón, Yayal, La Piedra, San Vicente, Merceditas, Rosario, San Cayetano, Playuelas, Malas Aguas, Puerto Esperanza. |
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“Cerca de San Vicente” |
Viñales, según el último censo, tiene 12,971 habitantes. Es la población total de todo el Término, que comprende varios pueblos y caseríos: el principal es Puerto Esperanza. |
El Presupuesto de 1920 a 1921 fue de $17,113,26. |
La cordillera de Los Organos exhibe sus paisajes más pintorescos en el Término de Viñales, y los ríos El Duque, Malas Aguas, Rosario, Albino y San Cayetano bañan las vegas de tabaco que forman el principal elemento de vida. |
En la Cabecera hay un acueducto particular para el servicio de agua potable. |
La estadística demográfica y de nacimientos es muy favorable a Viñales. He aquí los datos del primer semestre de 1920, tales como nos hizo el favor de dárnoslos el señor Superintendente de Sanidad de la Provincia: |
1920 |
defunciones |
nacimientos |
Enero |
14 |
37 |
Febrero |
8 |
48 |
Marzo |
9 |
64 |
Abril |
4 |
78 |
Mayo |
7 |
4 |
Junio |
8 |
8 |
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Dominan las gastro-enteritis entre los niños, y las enfermedades del aparato respiratorio. |
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“Paisaje de Viñales” |
La Compañía Nacional de Fomento S. A. explica una cueva de guano de murciélago en los alrededores de Viñales. |
No considerábamos la excursión concluida hasta haber subido a la cueva, sin figurarnos qué dificultades tendríamos que vencer, dificultades más a propósito para hombres que aún no estuviesen en la segunda mitad de su vida. |
La extracción del guano se hacía en esos días con un sistema algo primitivo. Los sacos llenos salían de la cueva por medio de sogas desde una altura de unos cien metros, hasta llegar a una plataforma formada de troncos de árbol para recibirlos. |
Pero el señor de la Rionda proyectaba colocar un tubo de metal de suficiente capacidad para recibir el guano a la salida de la caverna descargándolo hasta el suelo por su propio peso y por la pendiente de 45° aproximadamente. |
La subida a la caverna ha sido obra de semidioses. |
Figúrense los lectores una montaña cortada casi a pique, con en un flanco, uno como sendero que a veces desaparece totalmente, sin comodidades ni escalones, con un cable de acero no muy grueso amarrado allá en lo alto para sostenerse como uno puede, entre rocas escarpadas, y tierra que se desmorona debajo de los pies. |
A la derecha el vacío detrás de unos arbustos que han querido vivir entre las grietas y las hendiduras de la montaña, y a la izquierda rocas que se convierten en auxiliares del que sube agarrado al cable. |
A unos 40 metros del suelo encontramos un trofeo: la piel de un majá (variedad de serpiente-boa) que el encargado de la extracción del guano había fijado a unas piedras y arbustos para que el sol la secara completamente (Epicrates angulifer). Medía unas 4 varas y media. |
"Impedíame el paso, nos dijo, y le pegué en la cabeza con un palo, sin lograr matarlo: entonces mi compañero, y señaló a otro hombre que nos acompañaba, le dio un hachazo, cuando ya se me echaba encima...! "Y allí lo tienen Uds!" |
Llegamos por fin a la cueva. Pero en vez de una caverna, vimos que aquello era una serie de grutas, que sin duda perforaba toda la montaña. |
El suelo era resbaladizo, ya por el guano que quedaba adherido al piso al efectuar la extracción, ya por el agua que gota a gota filtraba al través de la bóveda de estalactitas de formas caprichosas; hermosas a veces, y otras veces grotescas. |
Los quirópteros que llenaban los huecos más oscuros de aquellas grutas, al ver a tantos hombres en su demora, se conformaban con protestar a su modo, sin dejarse ver. |
Los oímos, pero no hemos visto uno solo siquiera! |
En un lugar en donde empiezan a formarse estalagmitas, el agua que filtra desde lo alto, se ha reunido en un tanquecito, fresco y claro. |
Tomamos de ella con gran satisfacción, porque a pesar de la frescura de esas grutas, la subida nos había dado calor y cansancio. |
Los trabajadores han denominado de mil maneras cada una de esas formaciones calcáreas, que fingen animales, o personas, o estatuas rotas, o columnas, o lechos nupciales, o monstruos extravagantes. |
La exploración resultaba difícil por las desigualdades del piso y sus frecuentes accidentes, que pedían acróbatas en vez de hombres, y pronto la dimos por terminada, regresando al punto de partida. |
El descanso tuvo acaso mayores dificultades que la subida. Fue necesario convertir el cable en corcel, a conveniente distancia uno de otro, para que el que resbalase no arrastrase a los demás en su caída. |
Un compañero, cuyo apellido no recordamos, recomendaba, a cada momento, pie firme; serenidad, ningún miedo y convencimiento que no resbalaríamos. |
Pero él, con su cuerpo de atleta, resbalaba a menudo, y hubo un instante, en que se proponía interrumpir la subida "porque no tenía objeto". Y tenía razón. La excursión terminó perfectamente para todos. |
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