Viñales es la cabecera del término municipal por su nombre en la provincia de Pinar del Río, Cuba. El poblado fue fundado en 1875 a virtud de la donación del señor Andrés Fernández Ramos de una caballería y ocho solares, quien al mismo tiempo construyó la primera casa, seguido de algunos de sus asociados en la empresa. En 1879 se creó el ayuntamiento, segregándose del de Pinar del Río al cual pertenecía hasta entonces. En ese mismo año se fundó una escuela mixta de primeras letras. |
En 1880 se formó una compañía para la construcción de un ferrocarril de vía estrecha al Surgidero de San Cayetano y cuya inauguración tomo efecto ocho años más tarde; fue destruido por el ciclón de 1895 que derribó todos sus puentes y destruyó los terraplenes. En 1883 se hizo la iglesia, siendo puesta bajo la advocación del Sagrado Corazón de Jesús. En 1943 contaba con una población de 1,400 personas. |
Algunos datos relacionados con Viñales durante la Guerra de Independencia del 18 de septiembre de 1896 en el Calendario Cubano: “Hallábase el Cuartel General en la Zona de los Remates de Guane, noroeste de la ciudad de Pinar del Río, y rodeado de trincheras españolas; Mantua, los Arroyos y Dinas, sitios bien fortificados, y la famosa trocha de Viñales a Levante, línea que no podía cruzarse por ningún lado sin combatir a sangre y fuego. Esa trocha, no tan cacareada como la del Mariel, porque en ella no ejercía el mando ningún émulo de Arolas, era, sin embargo, mucho más temible que la línea militar oriental en orden a los combates efectivos. Los de Viñales se bastaban solos para disputar el paso a los insurrectos, y aun solían acometer a las pequeñas partidas de los contornos. Era Viñales el cantón y centro de operaciones de las diferentes columnas que se movían dentro del radio comprendido entre la capital de la provincia y el mencionado lugar; dichas columnas salían, unas veces, de la ciudad de Pinar del Río, para reconocer el término de Pilotos, los vegueríos de Sumidero y del Guao, y comunicarse con las demás fracciones que cubrían la zona del Norte; otras veces, desembarcaban por la Esperanza según fuese el objetivo de la operación. Casi siempre, en la trocha de Viñales, se movía una brigada de tropa de línea de los destacamentos de vanguardia: era, pues, totalmente imposible eludir combate al cruzar por aquellos mogotes erizados de púas. Allá estaba el Jeque dominador, con el pabellón desplegado, y a la voz de ¡alerta! seguía instantáneamente la de ¡Cierra España!, que retumbaba por mogotes y pinares, con el son más agudo de los bélicos instrumentos. Tal era la situación en la segunda quincena de Septiembre de 1896. Y forzosamente, el cuartel general de Maceo tenía que permanecer en el rincón de los Remates hasta tanto no estuvieran en camino los materiales de guerra de la expedición. Transcurrió el día 21, y transcurrió el 22, estacionados en el mismo lugar, organizando el convoy que había de conducir el depósito de plomo desde los Remates hasta el Rubí”... |