Esta es la sección que trata con la “Fundación de la Ciudad de Matanzas” en el ejemplar que tenemos del “Magazine de La Lucha” editado en Cuba. No indica fecha de edición, sin embargo, las últimas fechas en las cronologías y otros datos son de 1923. Muchas de las fotos en nuestro ejemplar se encuentran en estado bastante deteriorado y es imposible poderlas reproducir.

“No hay la más ligera duda acerca de la fecha en que oficialmente quedó fundada la ciudad de Matanzas. Todos los documentos q. hemos tenido la oportunidad de leer y analizar, están contestes en que S. M. Carlos II, ordenó por Real Cédula la creación de su Ayuntamiento en la época que más adelante daremos.

“En lo que no hay dato concreto es, que en los lugares donde fue fundado este pueblo, existieran en remotos años, grupos de seres vivientes. No obstante, Don Francisco Javier de la Cruz y otros historiadores aseguran que Javier de Grijalva, antes de zarpar a la conquista de la parte sur del Imperio Azteca, pudo proveerse de casabe y de carne de puerco en la Bahía de Matanzas, lo cual prueba que en ese lugar existía una aldea indígena. A su vez, Pedro, A. Alfonso, en el primer capítulo de su obra "Memorias de un Matancero" (año de 1854) habla extensamente de estos particulares y en unos de sus párrafos dice así:

“"Sebastián de Ocampo, fue el primer europeo que reconoció la Bahía visitada más tarde por Pánfilo Narváez en su viaje al través de las campiñas cubanas, acompañado por el Fraile Bartolomé de las Casas."

“De igual modo se afirma por otros escritores, que desde el siglo XVI, la antedicha Bahía se conocía con el nombre que hoy ostenta, aunque muchos de los nativos le llamaban Yucayo a un caserío colindante a ella, acaso, por las plantaciones de "yuca" que existieron en esos terrenos.

“Datos estos, más o menos verídicos, pero que tienen su fundamento pero carecen de cierta lógica. Sin embargo, como todo eso se pierde en el misterio del Pasado, no es posible asegurarlo.

“Empecemos por lo tanto, desde el Punto en que podemos con alguna seguridad, dar inicio a nuestra labor sin caer en lamentables y perjudiciales errores.

“Por Real Cédula de Carlos II se ordenó a Don Severino de Manzaneda (Capitán General de la Isla) la fundación de la ciudad de Matanzas, orden que llevaba la fecha de 25 de Septiembre de 1690; pero no se levantó acta de la misma, hasta el 1693 que fue autorizada por el propio Manzaneda, el Contador Don Bartolomé de Ariola, el Tesorero Don Juan de Arriate y el Alférez Don Juan de Uribe Ozeta, como se verá a continuación por el auto siguiente:

“En la ciudad de la Habana, en primer día de Diciembre de mil seiscientos y noventa y tres años, el Señor Mro. de Campo D. Severino de Manzaneda y Salinas del Orn. de Santiago, Gobernador y Capitán General de esta deha ciudad e Isla de Cuba por su Mg. dijo: que, por cuanto S. Mag. (quo Dios guíe) por su Real Zedula de veinte y cinco de Septiembre del año pasado de mil seiscientos noventa, se sirvió demandar que se poblase la Bahía y Puerto de Matanzas, con las treinta familias que de su orden se remitieron de las Islas de Canarias y con efecto de su Señoría executó la dicha población, como por dicha Real Zédula se manda, el día trece de Octubre pasado de este presente año, que el Ilustrísimo Señor Doctor Don Diego Evelio de Compostela, dignísimo Obispo de esta Diocesi del Consejo de S. M. y su Predicador, bendijo el sitio donde se ha de fabricar el Templo y se puso la primera piedra, celebrando la primera misa sobre ella y administrando los Santos Sacramentos dando principio al señalamiento de solares y repartimiento de tierras de labor para los vecinos de ella, y porque es necesario que todos los que son y fueran los vecinos de ella se conserven en paz y vivan debajo de la educación del buen Govierno y que en todo tiempo consten las diligencias que se han hecho en razón de dicha población y las que en adelante se fueren executando; mandaba; y mando que en este libro se ponga testimonio a la letra de dicha real Zédula, y a su continuación de todo lo autorizado desde diez de dicho mes de Octubre, que se delineo la Plaza de Armas, en adelante, como consta de foxas ciento y cuarenta y ocho y juntamente se ponga copia de las Ordenanzas de esta Isla para que se observen y guarden como Leyes Municipales de toda ella y a su continuación se tomen en adelante la razón de las lecciones, Cavildo y Mercedes que se hicieran de solares y tierra de labor para que consten y se eviten los pleitos y discordias entre dichos vecinos que puedan originarse con el transcurso del tiempo, y por este Auto así lo proveyó, mandó y firmó: Severino de Manzaneda. Ante mí, Juan de Arriba de Ozeta Essmo. Público."

“"En cumplimiento del Auto de Arriba, yo el Infrascrito Escribano, en vista de los Autos que se han hecho en razón de la fábrica del castillo que S. M. (que Dios guíe) tiene mandado a hacer y se esta executando en la Bahía del puerto de Matanzas hice sacar la copia que por dicho auto se manda la real Zédula que trata en razón de la nueba población y de los demás actuando sobre de ella como parece de foxa siguiente en adelante Juan de Arrive de Ozeta Essmo. Público.

“El auto de 8 de diciembre de 1694, contiene el nombramiento de los Ministros que habrían de gobernar la ciudad, resultando electos por los vecinos reunidos, Alcalde ordinario de primer voto el Capitán Diego Méndez de León, de segundo voto Miguel Alfonso de Armas y Regidores Domingo Alfonso Ruiz, Diego García Oramas y Salvador Pérez Ramellón. Como Procurador General se nombró a Pedro Fernández Guerero. Aceptaron todos el cargo y juraron en forma de derecho de servirlos bien y fácilmente y guardar las leyes y pragmáticas de S. M. y defender la Concepción Purísima de la Reina de los Angeles, firmando el documento el Gobernador y Capitán General Severino de Manzaneda y el escribano público Juan de Uribe Ozeta.

“Como complemento a lo que hemos expresado en párrafos anteriores daremos cuenta del acta de Fundación de la ciudad de Matanzas.

“Dicho documento dice así:

“"En la ciudad de San Carlos y San Severino de Matanzas en 30 de Octubre de 1693; estando presente el Capitán D. Diego Méndez de León; el Alcalde D. Juan González Bello, y el Sargento Simón González, que lo eran de la Compañía de Milicias de esta Ciudad, y además todas las cabezas de familias y por las ausentes otras de sus nombres, que fueron llamadas al son de cajas de guerra. Se hizo el sorteo para el repartimiento de las treinta y tres caballerías de tierra con amparo a la ley de Indias, tocándole en suerte la primera que se midió de la banda del sitio del ingenio a

“Esteban de Torres.

“La segunda a Juan Rivera.

“La tercera a Salvador Pérez.

“La cuarta a Angel Pérez.

“La quinta al Sargento Simón González.

“La sexta a Domingo Alfonso, haciendo frente al salto principal del agua del río cerca del fin, de la jurisdicción.

“La séptima a D. Domingo Rodríguez.

“La octava a Sebastián Rodríguez y en su nombre a Francisco Rodríguez.

“La novena a D. Diego García Oramas.

“La décima al Alférez D. Juan González Bello.

“La oncena a Diego González Bello.

“Y de la banda donde está fundado el poblado del corral de ganado menor se contó la 12 a Matías Laguna.

“La 13 a Andrés Barroso.

“La 14 a Miguel Alfonso.

“La 15 a Juan Domínguez.

“La 16 a Melchor de Melo.

“La 17 a Baltazar González.

“La 18 al Capitán D. Diego Méndez en nombre de una familia ausente.

“La 19 a Blasina de Coyas.

“La 20 a Luis Pérez.

“La 21 al Capitán D. Diego Méndez, haciendo frente al salto de agua principal.

“La 22 a Jacinto González.

“La 23 al Alférez D. Andrés Díaz.

“La 24 a Pedro Fernández Guerrero, lindando con dicho río.

“La 25 a D. Miguel Pérez Malleca.

“La 26 a Pedro Hernández.

“La 27 a Juan González, lindando en parte con dicho río.

“La 28 a Francisco Martín.

“La 29 a Simón Díaz.

“La 30 es cenagosa e intransitable cangrejera.

“La 31 a Pedro Báez.

“La 32 a Domingo González.

“La 33 a Gaspar de los Reyes.

“La 34 a Salvador Alvarez.

“Con lo cual quedaron entregadas a cada uno de la cantidad que les va repartido, a que se dan todos por entregados, y respecto ser distante para la posesión corporal velcuasi renunciaron las leyes de su entrega, por no ser de presente la de la cosa no vista ni recibida, dolo y demás del caso y demás del caso y otorgaron recibo en forma, y para que conste lo pongo por diligencia. -Juan de Uribe Ozeta, escribano público."

“Estos mismos pobladores y otros que no tomaron tierra y si sólo solares, nombrados Julián Díaz González, Pedro Pérez, Urbano Pérez y Diego Felipe Boza, tomaron posesión de las suyas respectivas el 22 de octubre, y como habíamos renunciado las mismas formalidades respecto de las caballerías que dieron por recibidas los pobladores, pudo ausentarse el Escribano Alférez D. Juan de Uribe Ozeta.

“De modo, que treinta fueron las familias que el gobierno, aceptó para esta población y vinieron treinta y cuatro.

“Las casas las fabricaron de guano y con barro amarillo, y debían muy bajo puntal, con horcones de madera dura y forrados de caña de Castilla, embarradas y pulidas por dentro y fuera de este forro.

“Todos los materiales los tenían en los mismos terrenos que habían de poblarse.

“Terrenos que compró S. M. y en los que ordenó se fundara Matanzas.

“Primeramente, se hizo la fundación en tierras del Corral nombrado Matanzas, y en cuatro caballerías compradas al Monasterio de Santa Clara de la Habana, dando por éste, ocho mil ducados de quien lo hubo por escritura otorgada a favor de la Real Hacienda ante el Escribano Público D. Juan Uribe Ozeta en seis de Mayo de 1693.

“Por Auto de 9 de noviembre de 1693, el Gobernador D. Severino de Manzaneda señaló la jurisdicción a esta ciudad, y designó seis leguas en contorno, dentro de las cuales se comprendía los hatos y Corrales Yumurí, el sitio adjunto Corral Nuevo, Canabaco, el Corral de Matanzas, San Agustín, el Sitio del Aguacate, la Magdalena, San Francisco, Santa Ana, Las Moscas, Las Sabanilla, La Cidra, San Pedro, Limones, Chicos, Cahobas, Lagunas de Palo, y el hato de Caníbar, con el sitio del Ingenio que estaba junto a él y todas las demás poblaciones que hubieran dentro de las mencionadas seis leguas.

“Esta fundación civil de la ciudad no se reconoció hasta el año 1847, que debida a la nueva división territorial de la Isla, se redujo a un término sumamente corto la de los pueblos de más consideración, permaneciendo reducida la de esta ciudad hasta el año 1851, en que volvió a dársele lo que tenía y aun más territorio.

“En los primeros tiempos los jueces de esta ciudad siempre estuvieron sujetos en lo gubernativo y económico a la Autoridad del Gobernador de la Habana como Jefe Superior de la Provincia y de la Isla, y en lo contencioso a la Audiencia del Distrito, establecida primero en Santo Domingo y luego en Puerto Príncipe, hasta que creada la Pretorial de la Habana comprendió en su territorio, el de Matanzas.

“Su antigüedad data del tiempo de la Civil.

“En 1764 se mandó cumplir el Reglamento del Cuerpo de Milicias en los referente al Regimiento de esta ciudad.

“La Real Hacienda y Marina, conocían desde Arcos de Canasí hasta la Boca de Sagua o cerca de ella frente a Cayo Verde.

“Dijimos ya lo concerniente al reparto de tierras a las familias que debían fundar la ciudad de Matanzas.

“Pues bien, al quedar las referidas familias en posesión de las tierras comenzaron a levantar sus casas y labrar sus parcelas de terreno.

“Dice en su Directorio de 1887 el Sr. Arturo Falcón que los materiales empleados para sus casas fueron el barro amarillo y el guano en concordancia con lo que expusimos en los anteriores párrafos. La armadura consistía en horcones a los que sujetaban varas de Castilla que a su vez se cubrieron con el mencionado barro. El puntal de esas viviendas primitivas eran un poco mayor a la altura de un hombre.

“Poco tiempo después se inició la construcción de casas de mampostería cubierta con tejas de barro rojo.

“Edificados ya todos los solares cedidos a los vecinos, continúa el señor Falcón, y siendo mayor el número de éstos ordenó el Ayuntamiento en 5 de febrero de 1695, que se hiciese nuevo reparto de solares, y tres años después, en 5 de junio de 1698 mandó que se edificase otra fortaleza, guarneciendo el Castillo de San Severino con ochenta hombres.

“Estos son en síntesis, los detalles más salientes de la fundación de la bella ciudad yumurina.”