Guije.com Artemisa en Cultura Cubana: La Provincia de Pinar del Río y su Evolución en Ciudades, Pueblos y Lugares de Cuba.

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El Municipio de Artemisa
Cultura Cubana
por Adolfo Dollero, 1921
Ciudades, Pueblos y Lugares de Cuba

La piña de Artemisa, Municipio de Artemisa, Pinar del Río, Cuba.
La piña de Artemisa

Cuando de la Habana nos trasladamos a Artemisa, escogimos la vía de Guanajay por el eléctrico, y desde allí una guagua-automóvil en menos de 45 minutos nos llevó al que se llamó antaño "jardín de Cuba".


La carretera está en magníficas condiciones.


Al lado de nosotros la buena suerte nos había deparado un compañero de viaje admirable, un mulato muy amante de la charla que pronto se convirtió en el más hábil cicerón.


El sabía todo, él conocía a todos; la historia de los antiguos cafetales fundados por franceses emigrados de Santo Domingo a principio del siglo XIX, no tenía para él secretos...


Pasamos de frente a la entrada de una finca:


Una tablilla con un letrero rezaba: No está!


-Es la finca del senador X: cuando está el cartel "no está", es porque está.


-¿Cómo? objetamos nosotros.


-Ah sí! hay que ser del número de sus amigos para conocer ciertos detalles! Y reía como saben reír la gente de color. Un hombre y una mujer hicieron señas de parar al conductor.


El vehículo se detuvo y la pareja tomó asiento detrás de nosotros: eran personas humildes y modestamente vestidas.


El mulato las conocía y saludó al hombre con un:


¿Qué dice el doctor García?"


Eso, del doctor, era una broma de nuestro compañero. El interpelado contestó inmediatamente:


-"Dice a usted el doctor García,
"Que el pulso lo ha tocao
"Y no le pagaron entoavía!"

El amor a la poesía es una cualidad típica del pueblo cubano: son poetas hasta los analfabetas.


-Es cuestión de graduación en la bondad de los versos, pero es positivo que todos saben hacerlos. (¿Quién no recuerda las improvisaciones del popular Celestino García?)


Más tarde nos confirmó en nuestra opinión el Sr. Isidro M. Méndez, culto asturiano, que en una especie de romancero colecciona los infinitos cantos populares de los poetas de barrio de Artemisa.


No aludimos a su trabajo Poetas de Artemisa en el que con talento de crítico trata de otra clase de poetas, sino a cantos de fáciles improvisadores que por unos centavos anuncian un nuevo puesto de fruta, en versos, lo mismo que un acontecimiento ridículo o trágico.


La guagua pasaba debajo de una galería verde formada por los árboles de la carretera: a los dos lados se extendía una hermosa campiña, salpicada de poéticas fincas, pintadas de colores chillones, que acrecentaban la poesía del paisaje. En poco más de dos horas llegamos a Artemisa.


Por consejo del mulato que de compañero de viaje ya se había trocado en amigo nuestro, nos hospedamos en el Hotel Campoamor.


El nombre nos gustó; parecía anunciarnos el grado de cultura de la simpática cabecera del Término.


Artemisa fue fundada sobre solares que repartió el patricio y Concejal de la Habana Don Francisco de Arango y Parreño. Firmó el acta el 14 de Diciembre de 1818 su secretario y apoderado el señor Alonso Benigno Muñoz. (El documento nos fue enseñado por el caballero patriota Monseñor Guillermo González Arocha. No es, pues, exacta la fecha de 1810 que algunos atribuyen a la fundación de Artemisa.)


La Iglesia de Artemisa, bajo la advocación de San Marcos, fue en principio una Ermita provisional, cuya creación se decretó en 7 de Julio de 1820, habiéndose anotado la primera partida de bautismo el 20 de Noviembre del mismo año.


El Dr. José Antonio Pérez Armenteros fue el primer cura de Artemisa: pero hasta en 22 de Diciembre de 1825 se pudo bendecir la Iglesia. Anteriormente ya existían las iglesias parroquiales de S. Francisco Javier, en Cayajabos, y la de Puerta de la Güira.


Allá por el año de 1846 la población de Artemisa era solamente de 638 personas.


En Noviembre da 1860 había solamente 2 Escuelas Públicas, pero progresaba tan sensiblemente Artemisa que el censo del año 1875 ya arrojaba una cantidad de 7,000 almas.


Si mal no recordamos fue el 26 de Septiembre de ese mismo año, cuando falleció Julia Pérez Montes de Oca, distinguida poetisa, poco afortunada en su vida íntima y hermana de la genial señora Luisa Pérez de Zambrana, gloria de las letras cubanas.


En 1879 las escuelas de Artemisa eran ya cuatro; aparte otras dos con que contaba Cayajabos.


El día 1° de Enero de ese mismo año, funcionó el primer Ayuntamiento.


En 1891 había 3 Escuelas públicas para varones; otras dos para hembras y además otras dos escuelas particulares. En Cayajabos 4 para varones y 1 para hembras.


En la actualidad existen también el Colegio de Niños "San Marcos" de 1a. y 2a. Enseñanza, dirigido por Monseñor Guillermo González Arocha y el de N. S. del Corazón de Jesús, para niñas, a cargo de las RR. Madres Escolapias.


La mortalidad de Artemisa, de acuerdo con los datos que nos proporcionó el amable Jefe de Sanidad Dr. Benjamín Villar, arrojó la estadística siguiente, en el segundo semestre del año pp.

1920 defunciones
Julio 28
Agosto 28
Septiembre 24
Octubre 24
Noviembre 34
Diciembre 25

Predominan las enfermedades gastrointestinales en verano y la grippe en invierno. Hacen mucha falta dos carros de riego, ya que en Artemisa abunda el polvo, particularmente en invierno, y hay mucho tráfico de carros y automóviles. Se necesita también un matadero moderno.


La Jefatura de Sanidad, cuya clase B no está de acuerdo con la importancia de Artemisa, ni con su población actual, no dispone, creemos, de todos los elementos que serían indispensables para un servicio verdaderamente moderno.


Y sin consignación adecuada, los esfuerzos y buena voluntad del Jefe de Sanidad tienen que dar resultados menos buenos.


La altitud de Artemisa sobre el nivel del mar es de 23 m, aproximadamente.


Actualmente el término de Artemisa, en una superficie total de unas 3070 caballerías, tiene 21,497 habitantes: de ellos 6,696 pertenecen a la cabecera.


El presupuesto Municipal es de $45,603,43 (el último aprobado), pero, dicen, que con un ligero esfuerzo de rectificación, se podría lograr fácilmente ingresos de mayor cuantía.


El Ayuntamiento sostiene una modesta Casa de Socorros desde hace años, pero la principal obra benéfica de Artemisa consiste en el asilo "Santa Margarita", para ancianos, inaugurado en 31 de Marzo de 1916 por la munificencia de los esposos marqueses de Arellano.


Desde 1909 existe también la Asociación de Beneficencia y Caridad de N. Sra. del Corazón de Jesús, cuyas socias, dantas ellas, se dedican al alivio de las necesidades de los pobres. El Padre Monseñor Guillermo González Arocha es el alma de todas las obras buenas, así como el Sr. Méndez lo es de todas las obras de cultura.


Todavía no hay Hospital en Artemisa, pero el Ayuntamiento, por un arreglo especial, puede enviar sus enfermos pobres al Hospital de Guanajay.


El agua potable de Artemisa procede de un pozo situado en una finca inmediata; la producción del agua es abundante; y no es mala como muchos lo creen; el acueducto está entubado con tubería de hierro en buenas condiciones, pero no está dotado de filtros.


Abundan los carbonatos de cal.


La Dirección de Sanidad aprobó el análisis de esa agua, análisis que llevó a cabo el Dr. Gonzalo Iturrioz.


Artemisa llama la atención por su gran movimiento de automóviles: del diario salen y llegan más de cien ómnibus-automóviles (en cuba los llaman guaguas) que forman una importante red de comunicaciones con Guanajay, Güira de Melena, San Antonio de los Baños, Cayajabos, Cañas, Mangas, Candelaria, San Cristóbal, Central Pilar, Central Lincoln, etc.


La riqueza de la región es agrícola, pecuaria, industrial, comercial, y minera.


Los productos agrícolas son la caña en primer término: además de los centrales Pilar y Andorra (antes Lincoln) hay varias colonias de caña bastante importantes.


Después la piña, que se cultiva en gran escala exportándose particularmente a los Estados Unidos. Es piña de buena calidad, pero a los artemiseños se les deja siempre la peor, y para formarse una idea cabal de la bondad de esta fruta hay que ocurrir a las casas exportadoras que acaparan los mejores ejemplares.


El tabaco se cosecha también, y existen en Artemisa varias fábricas que manufacturan la hoja o la despalillan para exportarla.


El registro pecuario arroja también datos bastante elevados en cuanto a existencia de ganado.


De acuerdo con las estadísticas del año pp. habían en el Término de Artemisa:

Ganado vacuno 22,956 cabezas
Ganado caballar 6,591 cabezas
Ganado mular y asnal 161 cabezas

Hay bastante ganado de cerda, especialmente por Cayajabos, pero carecemos de datos exactos sobre el particular. La cría de otra clase de ganado y de aves de corral es reducida.


Antaño, el café era un producto de gran importancia en el Término; hoy casi todos los cafetales se acabaron, y sólo existe alguno en territorio del Municipio de Cayajabos.


El regadío está en uso en las fincas tabaqueras, por medio de un sistema de tuberías: Si se extendiese a las demás también, Artemisa podría dar una cosecha muy abundante de frutos menores.


Sin embargo, nos informaron que el Río Pedernales que se bifurca y toma después varios nombres, (de Charco Azul, Caoba, Coronela, Jícara, etc.), no tendría caudal de agua suficiente para establecer una gran planta de riego en todo el Término.


Pero, ¿no hay acaso algunas lagunas y otros ríos menores?


En no recordamos que mapa nos parece haber leído los nombres de los Ríos Artemisa, Crespo, Capellanías, San Juan, etc.


La tierra es generalmente rojiza u ocreada y fértil: observamos también tierra mulata o casi negra.


Hay en el Término de Artemisa fincas muy importantes como Pontón, Waterloo (Donde nació Tranquilino Sandalio de Noda), La Arabia, La Matilde, San Juan Bautista, Minerva, Neptuno, Charco Azul, etc.


Y los nombres de hacendados como los señores Alberto Nodarse, Francisco y Lorenzo Galata, Santibáñez, José M. Lorenzo, etc., etc., son muy conocidos en el mundo agrícola de la provincia pinareña.


En Cayajabos hay unos manantiales sulfurosos, cuyas aguas se recomiendan para enfermedades cutáneas y para el reumatismo. Son termales, pero ignoramos hasta que grado y tampoco hemos encontrado algún análisis de ellas.


Dichos baños, no explotados, están ubicados en Charco Azul, finca del Sr. Francisco Galata, y de ella tomaron su nombre. Una carretera particular unirá pronto los Baños en Cayajabos.


En Artemisa hay también varias otras industrias además de las fábricas de azúcar y de tabaco: varias fábricas de almidón que se extrae de la yuca; de jabón, de aguas gaseosas y jugos de fruta; de hielo, de ladrillos, de carros, una curtiduría, etc.


La minería ofrece también fundadas esperanzas de un futuro lisonjero, por los yacimientos de asfalto, de petróleo y de carbón mineral.


Se trata de carbón no de primera clase, sino de una formación parecida al antracita, con un regular porcentaje de nitrógeno.


La Compañía The Pinar del Río Mfg. Co., los explotará pronto, habiendo ya recibido la maquinaria; pero hay muchas otras denuncias aparte y alguna dará muy buenos resultados, probablemente.


Los viejos cafetales de Artemisa (viejos, porque databan del principio del siglo pasado) podrían contarnos muchas cosas, ya que en medio de sus sombras se reunieron muchas veces, los precursores de las guerras por la independencia de Cuba.


Dicen los botánicos que el café necesita alturas que varíen entre 400 y 1,000 metros sobre el nivel del mar, pero en Artemisa y en otros lugares de Cuba, que antaño fueron muy productores del grano tan codiciado por los gourmets, no hay lomas de gran altura, y las que hay, pocas, no alcanzan ni mucho menos los metros que se cree indispensables para ese cultivo.


La prosperidad de Artemisa por sus cafetales, arrozales e ingenios ha sido mucha, y en sus grandes fincas dotadas de todos los adelantos de la época, se efectuaban fiestas espléndidas, cuya magnificencia ha sido descrita por J. Güell y Rente.


En la Matilde estuvo el príncipe Luis Felipe de Francia, duque de Chartres.


El auge de Artemisa fue especialmente de, 1845 a 1860, cuando se reunían en esas famosas fincas las familias de la aristocracia habanera y española.


Desde esa época datan los nombres olímpicos de Neptuno, Minerva, etc., a las fincas: y el de Jardín de Cuba con que se distinguía Artemisa.


Y probablemente desde entonces también se formaron esas famosas guardarrayas de palmas que todavía hoy día se admiran en varios lugares del Término.


Hoy en este Cafetal La Matilde, que fue teatro de fiestas magníficas y de lujo incomparable, existe un asilo de Ancianos, y en los antiguos jardines algunas ruinas de lo que fue, en la época de la hermosa Matilde Calvo Marquesa de Arcos.


Las Hermanitas de los Pobres cuidan de 50 asilados.


El asilo se inauguró el 31 de Marzo de 1916 realizándose así el piadoso designio de los Marqueses de Arellano, cuyo legado se empleó a tan loable fin.


Durante la última guerra Artemisa sufrió muchísimo, como muy pocas ciudades cubanas.


Estuvo radicado en Artemisa el Cuartel General Español.


Con la tropa salían a veces algunos centenares de reconcentrados: a forrajear decíase en aquel entonces. Se trataba de encontrar algo que comer en el campo, tubérculos alimenticios, cogollos de palma, raíces, cualquier cosa que simulara el aplacamiento del hambre que mataba a aquellos infelices.


Baste decir que del año 1821 hasta el 7 de Enero de 1896 habían muerto por todo 3,058 personas en Artemisa; y que de esa fecha hasta el 2 de Noviembre de 1898 fallecieron 4,839!


Entre ellas solamente 489 fueron defunciones de militares españoles y otras 89 de individuos de la plaza!


¡Que horrible elocuencia la de estas cifras!


En 8 de Diciembre de 1898 se celebraron en La Matilde las primeras honras fúnebres a Maceo, asistiendo todos los principales jefes de la Revolución: en ese mismo lugar había habido la enfermería del Sexto Cuerpo que tanto se distinguió en la campaña de Vuelta Abajo.


La importancia histórica de Artemisa estriba también en su situación topográfica respecto a la Trocha que llegaba a Majana, en la costa Sur, y que fue tantas veces teatro de las hazañas de Maceo y de sus compañeros militares y civiles.


Y ya que de historia hablamos relataremos nuestra breve entrevista con la señora Marina Peñarredonda Dolley, hermana de la distinguida patriota Magdalena Peñarredonda.


La primera es una anciana que a pesar de haber visto muchas cosas desde hace luengos años, conserva una extraordinaria lucidez de cerebro y una memoria asombrosa.


-"Nos informan, la dijimos, que Ud. recuerda aun cuando en Agosto de 1851 trajeron prisionero a Narciso López.


¿Qué si lo recuerdo? Ya lo creo... Venía muy bien montado en un soberbio caballo oscuro...


"¿Cómo? Nosotros creíamos que le hubiesen dado un caballo cualquiera, como traidor que se le consideraba...


-"El caballo se lo había prestado un sitiero llamado Pablo Paula; y por cierto que se criticaba duramente esa consideración... Pero qué gentío había! y que injurias le lanzaban...!


-"Y Castañeda, el que lo prendió, lo vio usted?


-"No recuerdo haberlo visto, pero se que era compadre del General... Una vez estaba preso por haber robado unos cochinos, y López le obtuvo la libertad.


-"Y ese pícaro pagó así el favor...


-"Recuerdo también a Domingo Goicouría y al Conde de Pozos Dulces... Los dos yo los he visto aquí...


Y siguió dándonos más detalles de su antigua casa, que era antes la bodega en donde López tomaba vino y cerveza con los amigos...


-"Era muy alegrón! dijo al fin... ¡Pobre Narciso López!


La entrevista concluyó con detalles sobre las atrocidades de los negros cimarrones que hace años eran una amenaza continua para Artemisa, S. Cristóbal y Las Lomas del Cuzco, y sobre el lujo de los franceses propietarios de los antiguos cafetales...


La piña de Artemisa, Municipio de Artemisa, Pinar del Río, Cuba.
La piña de Artemisa

Aun a los que ignoran el pasado de Artemisa, la ciudad causa una impresión favorable.


Sus calles bien trazadas y amplias, su alumbrado eléctrico, su Ayuntamiento que, por cuan modesto, lleva el nombre, caro a los demócratas, de "Casa del Pueblo", sus numerosos edificios particulares bastante buenos, sus dos teatritos, sus cuatro sociedades de Instrucción y Recreo (Sociedad Luz Caballero y Centro de la Colonia Española; San Marcos y La Antorcha, sociedades de individuos de color); algún otro centro obrero; sus periódicos El Tiempo, Artemisa (Revista), Verdún, y más que otra cosa la manera de pensar y de expresar sus propias ideas, son todos ellos factores para que un observador dotado de alguna experiencia, se de perfecta cuenta de hallarse en un ambiente de progreso y de cultura.


Esta opinión fue la nuestra al cabo de un día de permanencia en Artemisa: después, el elemento más culto tomó a su cargo el confirmarla con hechos más positivos todavía.


Dado los casos bastante frecuentes de personas que sorprenden al público lector con promesas de trabajos que a la postre resultan de escaso valor, manifestamos al Sr. Dr. Francisco Lamadrid, Ubaldo R. Villar poeta artemiseño, y al culto prosista asturiano D. M. Isidro Méndez nuestro deseo de comunicar nuestros propósitos y leer algunos trozos de esta obra ante un pequeño grupo de personas escogidas, en aptitud de apreciar nuestros desvelos para dar a Pinar del Río un trabajo bien documentado en todos los órdenes.


Nuestra idea, prohijada con calor y rapidez por los Sres. Méndez y Villar, se realizó inmediatamente, y en la sala de la Sociedad Luz Caballero tuvimos el gusto de ver reunido un grupo selecto, aunque pequeño, debido a las pocas horas de que nuestros mentores habían podido disponer para hacer las invitaciones correspondientes.


La acogida que los presentes dispensaron a nuestras palabras y a nuestra obra, nos quedará siempre grabada, como una impresión gratísima.


Acostumbrados a luchar en contra de la indiferencia y de la apatía de muchos que a veces tienen solamente una capa superficial de cultura, fue para nosotros agradable en sumo grado el notar el entusiasmo con que recibían ya un párrafo histórico, ya un anécdota de un ilustre vueltabajero, ya un dato estadístico de hace un siglo...


En el acto, por iniciativa del señor González Arocha, se formó una comisión para reunir el mayor número posible de suscriptores, pronunciándose además cálidas frases de entusiasmo y de agradecimiento, que jamás olvidaremos.


Manifestación de positiva cultura y de amor patrio que nos compensó de los muchos sinsabores y de los actos de indiferencia que nos amargaron muchas veces la dulzura do los triunfos parciales: y que habla muy alto en favor de los habitantes de la simpática Artemisa.


- - -

Nos complace reproducir de la Excursión a la Vuelta Abajo por uno de los hijos más ilustres de aquella provincia, D. Cirilo Villaverde, algunas páginas, que dan una idea exacta de aquella región, hace ochenta años aproximadamente:


Las noches en el campo. -Costumbres íntimas, etc.


"¡Qué triste se presenta la noche entre las sierras! Todo es silencio. Los árboles no se mueven; la luna se oculta detrás de los montes: la escasa luz de las estrellas palidece y muere sin poder contrastar las densas sombras que le opone la tierra."


"¿Qué importa que corra el río, que silben los reptiles, que muja el viento, que trinen los pájaros, que canten los hombres, y que crujan los árboles, frotándose los unos contra los otros, si todos esos ruidos son lúgubres y gemidores para las almas tiernas, donde falta la sociedad, y el sol no alumbra?"


"Luego que tocan las oraciones en la iglesia, todas las puertas del pueblo se cierran simultáneamente. Las familias agrupadas por los rincones, entretienen la velada con pláticas más o menos festivas, más o menos graves."


Muchas veces el silencio de la naturaleza, la calma do la noche, se les imprime en el rostro, quizás por participar sus conciencias de la misma quietud, y les adormece el corazón. Entonces, descansando de las fatigas del día, cual monjes de un apartado monasterio, sobre los humildes taburetes de cuero, se les pasan las horas sin desplegar los labios, mirándose los unos a los otros, pero sin verse a derechas.


"Tan pocas cosas que comunicarse tienen los que no sienten dentro de sí otras necesidades que las materiales y positivas."


"No así la joven guajira, que por serlo, tomase su casa por una cárcel estrecha, y se dirije pensativa, pues está ociosa, a las hendidas yaguas, para ver como luce el cielo, y como se alzan los montes, más abultados por las sombras; desde allí tal vez divisa una lucesilla a lo lejos, cual una estrella en el suelo: tal vez escucha una voz que canta las sentidas décimas, y tiembla de gozo al reconocer en ella a su amante, el cual, aunque ausente, no lo pone en olvido un punto.


"-Con razón es penosa la noche en el campo, para el que se ha acostumbrado a vivir en las grandes poblaciones; allí, luego que el sol se hunde detrás de las sierras, parece que quedan rotos los dulces lazos que atan, unen a los hombres a la sociedad.


"Me es duro convenir con los filósofos que opinan que el mejor estado del hombre es el de la naturaleza; para mí esta idea es horrorosa; yo no puedo concebir al hombre, sino entre los hombres, así como el pájaro en la luz y el aire, los peces en el agua, y las fieras en los bosques."


"-Allí cumpliendo aquella frase vulgar que ellos emplean a cada paso "acostarse con las gallinas"; por supuesto que toda visita que pase de las oraciones, hora en que cierran sus puertas, les causa molestia, enfado.


"Desde este momento, hasta el de irse a la cama, se tienen ciertos misterios entre las familias campesinas, (mayormente si el padre es algún trabajador, que pasa todo el día en el monte) que no debe presenciar ni el vecino ni el forastero. Afecto íntimo de familia, que a semejanza de la pasión amorosa, necesita de las sombras de la noche para mostrarse sin embarazo ni rubor, y que la vista de un extraño no podía menos de apagar."


"Una especie de reserva tal, es inherente a los caracteres incultos, y no nos atrevemos a culpar a quienes la usan, pero que toca, pertenece a la civilización y a la sociedad, el proveer de otros recursos, de otros medios, con que explicarse las almas que se entienden, sea cual fuere el cariño que se profesen, aun en medio de las reuniones más cumplidas, sin aparecer groseros, o impolíticos a los ojos de los demás".


"En la conservación de ésta costumbre no tiene pequeña parte ciertamente la vanidad y el amor propio, no sólo de los guajiros, sino también de todos los que moran en el campo: pasiones que la educación y las circunstancias locales del país despiertan en ellos desde bien temprano. Sin embargo se les ve ejercer la hospitalidad hasta el punto de rayar en derrochadores y pródigos: pero es cuando pueden brindarle al huésped con una hamaca limpia, y con un plato sabroso y colmado, que al mismo tiempo que anuncian la buena intención de ofrecerlo, den a conocer claramente que poseen grandes comodidades y alguna abundancia."


"Entonces no es a fe, ese oficio santo de los patriarcas él que se ejerce, es una vana ostentación de riquezas, hablando en plata, y no era, por cierto, otro el fundamento de la hospitalidad tan decantada en la edad media de los señores feudales".


"No acontece de la misma manera en lo más interior del país. En las haciendas o hatos, y vegas, se ejerce la hospitalidad casi siempre sin reserva, tan santamente como en los primitivos tiempos; por mí pueden hablar todos aquellos que trafican y han traficado en tabacos y ganados, a las cuarenta y aun cincuenta leguas de la Capital, donde no se encuentra ni una posada, ni una miserable taberna, que digan lo que les ha costado, no ya el hospedaje de una noche, sino la morada de quince o más días."


... ... ... ... ... ... ... ...

-"En el monte, el acto de la cosa más insignificante es objeto de diversión. Bañarse las mujeres en el río, ¡cuavear los hombres de noche, ir a comer guayabas, caimitos o caimitillos, o palmito, y otras frutas a algún potrero, la visita que se hace un vecino a otro, todo se solemniza como una fiesta. Bien que como nada de esto se practica diariamente, y siendo la vida del campo tan monótona y triste, cualquier acontecimiento o hecho que varía el curso ordinario, no puede menos de producir impresión nueva. Por esta razón vemos a la guajira tan amiga de la estrepitosa diversión de gallos, como de un baile: tan dispuesta a pasear en la pesada carreta, como a correr en un fogoso caballo, pues se precian de jinetes, y es su delirio."


... ... ... ... ... ... ... ...

"En nuestra tierra, fuera del zapateo y el "¡ay!" qué no me atrevo a denominar populares, él mejor medio, a mi juicio, para conocer las costumbres y el carácter de nuestros campesinos, es observar la manera que tienen de levantar sus casas, y los muebles de que se valen en los usos domésticos."


"Un escritor célebre ha dicho que el estilo es todo el hombre, y yo acomodando esta bella frase a mi antojo, soy de parecer que la casa del guajiro es todo él. Me explicaré. Será económico, laborioso y honrado si su casa está bien techada, curiosamente aforrada, con decentes muebles y limpia; al contrario será un vagabundo, un perdido, un jugador, en fin, si su casa más tiene apariencias de jaula que de habitación de hombres".


"Los aduares de los errantes árabes se plegan como la hamaca del indio; porque está muy propenso a caer en el estado nómades, el hombre, el pueblo, que no alza su vivienda sobre bases firmes, y no cultiva una propiedad..." etc., etc...


¿Qué mejor descripción de la Vuelta Abajo de antaño?







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Última Revisión: 10 de Octubre del 2007
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