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En la apertura de curso de la Academia Municipal de Música. Bandera de Cuba.

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En la apertura de curso
de la Academia Municipal de Música
en Folklorismo
en Cosas de mi Tierra

Artículo en “Folklorismo” por Eduardo Sánchez de Fuentes editado en 1928 por Imprenta “Molina y Compañía”, Ricla, Num 55-57 en La Habana.


“Señor Alcalde Municipal:


“Señoras y señores:


“No hay iniciativas más nobles ni propósitos más laudables que los encaminados a proporcionar, altruistamente, el pan espiritual de la enseñanza, dentro de cualquier orden de conocimientos; y este magnífico espectáculo, en el que la mujer cubana luce sus más preciadas galas; esta fiesta de la inteligencia, que, merced a la honrosa designación de que hemos sido objeto por parte de nuestra primera autoridad municipal, hoy reclama nuestras limitadas actividades, a manera de comentario, no es otra cosa que el resultado brillante y fructífero de esas iniciativas, el triunfo legítimo y envidiable de esos propósitos.


“Desde el año de 1911 labora sin descanso la Academia Municipal de Música de la Habana, y día tras día su prestigio se ha ido consolidando, hasta llegar a estas fechas, en que la fecunda y bien orientada gestión del Dr. Miguel Mariano Gómez ha puesto en manos de un músico cubano de altos merecimientos del maestro Gonzalo Roig, la dirección de este organismo, que ha entrado de lleno -y podemos decirlo sin temor a equivocarnos- en el período de su reorganización, ya que el Mayor de la ciudad, heredero de las glorias de su inolvidable padre, se ha impuesto la noble misión de encauzar Y purificar todos los sectores del Municipio.


“La necesidad de que contemos en nuestra capital con un Conservatorio oficial de música es, desde hace años, algo bien sentido y deseado; nuestra urbe, cada vez más populosa, cuenta con innumerables academias particulares, algunas de ellas de gloriosa historia y sólido prestigio; pero todavía, en los años que llevamos de República, la atención oficial no se ha fijado en este aspecto de nuestro desenvolvimiento intelectual, y siendo l2 Habana una de las primeras capitales de la América latina, aún no cuenta, como debía contar, con un organismo superior de enseñanza del arte de los sonidos, centro cultural que diera validez académica a los estudios que cursan en nuestra Isla miles de educandos cuyos familiares tienen que conformarse, periódicamente, con certificados más o menos justos y verídicos, que no siempre son el fruto de los merecimientos del alumno.


“Pudiéramos apuntar la observación de que, en algún caso, ha llegado este mal a alcanzar los límites de un ilícito comercio, explotándose, a un tiempo mismo el nombre de un artista y la bondad de nuestros conciudadanos.


“Justo es consignar aquí que en defecto de ese Conservatorio Nacional, por el que claman todos los que se dan cuenta de su necesidad, la Academia Municipal de Música ha sido y es en los actuales momentos la única entidad oficial de su clase que lo reemplaza, y para que yo os pudiera explicar los innumerables beneficios que ha prestado y presta a nuestro pueblo, necesitaría abusar de vuestra atención, con un cansado estudio estadístico, en el que frente al haber de esta patriótica Academia, no se reconoce más debe que el empeño de sus jefes y maestros de desgranar a manos llenas, en el propicio surco de nuestra talentosa juventud, la pródiga semilla de la enseñanza.


“Y por esta misma razón, por esta misma circunstancia de no existir entre nosotros ningún otro organismo educativo que ostente un carácter oficial, se hace preciso que este plantel, que hoy celebra con tanta brillantez su fiesta de apertura de curso, alcance la importancia y la alta organización de los primeros conservatorios de música de América y de Europa, ampliando su plan de estudios y su profesorado, equiparando su gestión educadora a la de esos importantes centros culturales a que me he referido.


“Cuando tomó posesión este Gobierno, cuyas iniciativas honran a nuestro ilustre Presidente, el Gral. Machado, la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, regida entonces por el doctor Mascaró, hubo de nombrar una Comisión Asesora de Bellas Artes, confiriéndonos el honor de pertenecer a ella. En unión de nuestros compañeros, redactamos una serie de proyectos referentes a la enseñanza de las artes, asuntos pedagógicos, etc., y fuimos bondadosamente designados, con el maestro Hubert de Blanck, para redactar la ponencia sobre el proyecto de un Conservatorio Nacional o Escuela Superior de Música en la Habana. Ese trabajo, en el que tuvimos en cuenta las necesidades actuales de nuestro pueblo en ese orden de conocimientos, duerme en algún empolvado armario, como otros tantos, ajenos a toda actividad política, el sueño del olvido. No faltó en aquel momento -anulando la equivocada opinión que lo combatiera- la mano generosa que tratara de impulsar semejante iniciativa, como tampoco dejamos de encontrar entonces el calor de aquellos corazones bien intencionados y libres de máculas especulativas; pero nuestra labor, a la fecha, no ha sido más que un trazo hecho por nuestra mano en la orilla del mar. El oleaje de la política se ha encargado de anular nuestro empeño.


“Y es -como antes apuntaba- por esta misma razón por lo que yo quisiera que mi voz encontrara hoy eco en el noble espíritu y en el acendrado patriotismo del doctor Gómez, para que llegue a hacerse de esta escuela, en la que han recibido educación musical durante el último curso de 1926 al 27 mil cuatrocientos alumnos; en la que asombra el número de solicitudes que a principios de curso se presentan, y en la que ya se estudian fundamentales asignaturas de la música, como la teoría, el solfeo, la armonía, y distintos instrumentos, como el piano, el violín, el violoncello, clarinete, flauta, etc., sin contar la asignatura de canto, que cuenta con bastantes alumnos; para hacer de esta Academia, repito, un verdadero Conservatorio Nacional donde, aparte estos conocimientos que hoy pueden adquirirse en su seno, se estudien también todos los instrumentos que forman una orquesta, así como la estética, la historia de la música, la declamación, la coreografía, etc., al igual del Conservatorio Nacional de México, de los que existen en la capital de la República Argentina, en Santiago de Chile y en tantos otros países cuyos gobiernos se han preocupado en dotarlos con esos planteles que los honran y enaltecen.


“Con dificultad encontraremos algún pueblo de Hispano América que supere en intuición musical al cubano. La música, entre nosotros, es algo innato. La riqueza de nuestro suelo, la diafanidad de nuestro ambiente y hasta la belleza de nuestras mujeres refléjanse en nuestro incomparable cancionero; en el alma de nuestra música popular, tan múltiple en sugestivos ritmos, tan acariciadora en tiernas melodías, tan amorosa en peculiares cadencias.


“Y si ésa es nuestra fisonomía musical; si con los escasos elementos de enseñanza con que hemos contado en la era republicana, nuestros artistas músicos -muchos de ellos no han salido de Cuba- gozan de envidiable renombre y popularidad más allá de nuestras costas, bien merecemos que los que conducen nuestro país en los momentos actuales por el camino de la honradez y del patriotismo, que es el camino de la victoria, se preocupen por estos problemas; y yo elevo mi ruego a la primera autoridad municipal de la Habana para que, tras el envidiable acierto de designar a nuestro compañero el reputado maestro Roig para que dirija la Banda Municipal y esta Academia, ensanche sus límites, la dote de un profesorado eficiente que complete al que ya existe, y que haga de este plantel el más alto centro musical de la República, ya que los cimientos están hechos y la obra de los fundadores ha alcanzado loable florecimiento, sin esperar otras iniciativas oficiales, y que llegue esta capital a contar, para gloria de mi ilustre compañero el Dr. Miguel Mariano Gómez, con un Conservatorio Municipal de Música, de igual manera con que ya cuenta Santiago de Cuba con un Conservatorio de Música Provincial, iniciativa que honra al Gobierno de Oriente.”





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Última Revisión: 1 de Mayo del 2006
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