Santa María del Rosario es una de esas bellas ciudades cubanas que aunque las carreteras modernas las han olvidado nunca dejan de ser pintorescas, llenas de magia y primor perpetuo. Esta encantadora ciudad, la Capital de los Campos de Cuba, está en la provincia de La Habana. Muchas veces hemos visitado a Santa María del Rosario, siempre fresca, verde, acogedora, alegrada por el trino de los pájaros. Los altares de su iglesia están enchapados en oro, siendo tan cargados que aquellos que la visitan notan el reflejo del apreciado metal en su propia piel. A ciertas horas de la tarde, dentro del templo todos somos oscuritos con un poquito de asiático.

Santa María del Rosario es la cabecera del municipio por su propio nombre. Se encuentra situada en terreno de bastante elevación, algo accidentado, pero siempre seco. Su fundación data de 1732 por real orden del primer Borbón español Felipe V, al cual le solicitó dicha merced el Conde de Casa Bayona, dueño del ingenio Quiebra Hacha y del corral Kiacaro, a consecuencias de una sublevación de sus esclavos y con la mira de evitar otras con el núcleo de la población que iba a fundar.

El ayuntamiento se constituyó el 25 de enero de 1733, dando posesión a los escogidos para integrarlo el mismo Conde, que quedaba de justicia mayor. La población comenzó con 30 familias que allí se establecieron a expensas del señor feudal, así como la iglesia primitiva eje del poblado, que tuvo que ser reconstruida en 1810. Lo cual se hizo con los mejores materiales de mampostería y tejas. Dotándola de una de las más bellas torres en el país.

La ciudad progresó rápidamente. En 1827 contaba con 31 viviendas de mampostería, 126 de otros materiales y una población de 1,236 personas, de las cuales 302 eran esclavos. Los Condes de Casa Bayana, harto más inteligentes y menos avarientos que los de Jaruco, cuidaron especialmente aquel feudo y para merecer simpatía de la población fundaron también el hospital de Caridad de Nuestra Señora de los Desamparados que fue destruido por los huracanes de 1844 y 1846.

Fue comandancia de armas y capitanía pedánea y al abolirse los feudos gobernó la ciudad y su término el ayuntamiento. Se convirtió la ciudad en tenencia de gobierno en 1847, segregándose su territorio del de Guanabacoa. En 1859 fue reformado el ayuntamiento. En la guerra de Independencia Santa María del Rosario fue asaltada varias veces ya por las fuerzas nacionales ya por las tropas del gobierno. El primero tuvo efecto el 9 de febrero de 1896 por los cubanos al mando del general Adolfo Castillo, quien accedió a la petición de las mujeres que fueron a pedir que se retirara, lo cual hizo, evitando la destrucción total de la ciudad.

En esta ciudad se organizó la Junta Revolucionaria. Fue presidida por el señor Marcelino Hernández Cartaya, quien fue sentenciado a prisión junto con algunos de los otros integrantes.