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Esta es la sección que trata con Cárdenas, Matanzas, en el ejemplar que tenemos del “Magazine de La Lucha” editado en Cuba. No indica fecha de edición, sin embargo, las últimas fechas en las cronologías y otros datos son de 1923. Muchas de las fotos en nuestro ejemplar se encuentran en estado bastante deteriorado y es imposible poderlas reproducir.


Vista del Ayuntamiento y de la Plaza Estrada Palma, Cárdenas, Cuba.
“Vista del Ayuntamiento y de la Plaza Estrada Palma”

“Cárdenas”

“Reclinada en el fondo de su diáfana bahía se levanta airosa la Perla del Norte. Cárdenas la pintoresca ciudad de Matanzas es cuna de grandes hombres.


“La antigua hacienda de "San Juan de las Ciegas" es hoy una Cabecera de Término, con riquezas y con civilización.


“A Don Bernardo Carrillo de Albornoz, se debe el inicio de población de la actual Cárdenas, allá por las postrimeras del Siglo XVIII. El Conde Lagunillas, fue el ejecutor práctico de la fundación de esta bella ciudad.”


“Cárdenas”

“A los Dres. Fernando y Domingo Méndez Capote, homenaje respetuoso a su localismo.


“Reclinada en el fondo su amplia bahía, en la costa Septentrional de la Provincia de Matanzas, la ciudad de Cárdenas ha sido llamada la Perla del Norte.


“Y lo es en efecto, la progresista población: gema preciosa, brillando con los destellos de la cultura, la prosperidad y la belleza, es una perla colocada en el estuche de su ensenada, sobre los terciopelos verde-esmeralda de sus campiñas y las ondas azules del mar tranquilo que baña sus playas, con un susurro, blando y muy suave, nunca turbado por ruidos graves ni broncos rugidos de tempestades.


“Esas aguas muertas, sobre las que pocas veces soplan vientos borrascosos, son reflejo del carácter cardenense, sistemático, formal, laborioso, hospitalario; resguardado de los vendavales de las pasiones por una cachazuda disposición de ánimo muy característica.


“En los Países Bajos, entre los holandeses flemáticos y aplicados al trabajo, es donde puede encontrarse el individuo de condiciones análogas al cardenense.


“Por una de esas raras similitudes, también Cárdenas recuerda algo de Holanda, por su constante lucha arrancándole porciones de terreno al mar. Casi una mitad de la actual población ocupa terrenos que hace un siglo ocupaba el océano.


“Un sutil observador ha dicho que los hombres, cuando tienen que luchar contra la Naturaleza, se hacen fatalistas e indiferentes y ello se confirma en Cárdenas, cuyas primeras edificaciones se sostenían sobre pilotes clavados en el légamo de su bahía, siendo precisa una lucha tenaz durante noventa años, para urbanizar las marismas y pantanos que se extendían desde la calle primera hasta la número 9, con canalillos por los que navegaban libremente botes y lanchas.


“En menos de un siglo, la decoración ha cambiado; si resucitara Don Bernardo Carrillo de Albonoz, propietario del sitio de "San Juan de las Ciegas y Cárdenas," donde se asienta la hoy floreciente ciudad, quedaría maravillado, extático, ante el prodigio de una transformación tan portentosa.


“Arrasadas las maniguas; desaparecidos los manglares y pantanos, la llanura donde apenas se levantaban las viviendas de unos pocos hacendados, ha quedado convertida en una moderna ciudad con 26 calles y 31 avenidas; populosa; con teléfonos; alumbrado; tranvías y un enorme tráfico comercial e industrial que la coloca en rango prominente entre los centros mercantiles de la República.


“Qué sorpresa la de Don Bernardo y las de los Lajonchére; Boydo; Bacot; Quian; Biart; Laferte; Maddan; Quillot, etc., de aquellos primeros pobladores, troncos de prestigiosas familias cardenenses, de la época actual ante el cambio magnífico!


“Y realmente, es maravilloso todo eso. Al principio del Siglo XIX. Cárdenas era parte de una inmensa hacienda, llamada el sitio de "San Juan de las Ciegas y Cárdenas"; mercedada a un hidalgo español hacía muchos años y luego vendida y revendida hasta que en 21 de Abril de 1763, Don Esteban Aguirre y Don José de Otermine, lo cedieron en venta a Don Bernardo Carrillo de Albornoz, teniente de artillería de la compañía de la Habana, que se había distinguido durante el sitio de la Habana por los ingleses de Keppel y Pocok, en 1762.


“En 1709, el Cabildo habanero hizo cesión de estos terrenos a Don Diego de Sotolongo, que fue apoyado en su petición, por el Procurador general, Don Mateo de Cárdenas. Por haber interpuesto este su valiosa influencia, Don Diego dio a la posesión el nombre de sitio de "Santa Inés de las Ciegas y Cárdenas", modificado al margen de la escritura de cesión por el de "San Juan de las Ciegas y Cárdenas", como fue siempre después denominado. El acta fue firmada en 14 de Junio de 1709.


“Más tarde, pasó sucesivamente, a la propiedad de los Velázquez de Cuéllar; Fernández de Ugalde; el heroico "Pepe Antonio"; Zequeira; Acosta; de la Agama; Cruz; hasta que Don J. José Otermine y Don Esteban Aguirre, en 21 de Abril de 1763, lo vendieron con las reses que en el mismo pacían a Don Bernardo Carrillo de Albornoz, que trasladó su residencia al Sitio y lo fomentó, debiéndose a él, en gran parte, la prosperidad de la comarca a fines del Siglo XVIII y principios de XIX.


“Las liberales particiones que de esos terrenos hizo, para su progreso y el adelanto de las cercanas fincas, con cultivos florecientes de caña, café y frutos; fomento espléndido de la ganadería y explotación de las Salinas de Punta Hicacos y fabricación de carbón, hicieron que el Gobierno General, fijara su atención, al comenzar la pasada centuria, en la prosperidad extraordinaria de estas tierras. Ya en 1819 habían salido de la bahía, unos veinte buques con sal, carbón, azúcar, etc., y en ese mismo año, atendiendo a la creciente importancia de la zona, se ordenó la instalación de una Oficina de Recaudaciones e Impuestos, dependiente de Matanzas y la cual se encomendó a Don Justo Villavicencio, que traslado su residencia a lo que había de ser Cárdenas, para atender ese Departamento Fiscal.


“Don Juan Guerra Navarro había construido un almacén para los productos de las Salinas, entre los manglares, ocupando parte de la manzana, que circundan la Avenida de Céspedes, la Primera Avenida y las calles 7 y 8, de la ciudad actual.


“El Gobierno adquirió esa casa para la dicha Oficina, que se llamó en lo adelante "Casa del Erario".


“Ya en 1817 se había fundado el pueblo de Cantel y en 1825, las gestiones del Conde de Lagunillas obtuvieron la fundación del pueblo de ese nombre, que fue donde residió la Capitanía de Partido de Cárdenas por algún tiempo. El primer Capitán Pedáneo, lo fue Don Angel Jerez, que había casado con Doña María Luisa Souberville, nieta de Carrillo de Albornoz.


“Con la fundación de ese pueblo, aumentó aun más el movimiento comercial de la zona y el Gobierno General, atendiendo a las reiteradas indicaciones del Conde de Villanueva, dispuso con fecha 19 de Enero de 1827, que se fundara la nueva población en la Costa, donde ya estaba la "Casa del Erario".


“Villanueva ordenó a Don Juan José Aranguren, Administrador de Rentas Fiscales de Matanzas, el 26 de Enero del propio año, trasladarse a la comarca de Cárdenas y gestionar todo lo conducente a la fundación del pueblo.


“Llegó Aranguran y compró en nombre del Gobierno a los herederos de Carrillo una parcela de terreno, que comenzaba en lo que es esquina de Avenida de Céspedes y calle de Sagua, hasta Céspedes y calle 8.


“El Agrimensor, Don Andrés José de la Portila comenzó al trazado de la nueva población. Deslindó los terrenos y dividió la parcela en manzanas de ocho solaras, de 120 varas por 80 cada una, formando un plano básico de la admirable rectitud de las calles de Cárdenas, famosas en toda la Isla y elogiadas justamente por cuantos han visto la regular y bella perspectiva de esas vías.


“A la actual calle de Sagua se la llamó de Pinillos, por al Conde de Villanueva, la número 7, de Jerez, por Don Angel Jerez; la número 8 de Aranguren, por Don Juan José Aranguren; la Segunda Avenida, de Laborde, por Don Angal Laborde; la Primera Avenida, de Ayllón, por Don Cecilio Ayllón, teniente gobernador de Matanzas; la Avenida de Céspedes, de Vives, por el General Vives.


“Aranguren invitó a Jerez para que cediera terrenos en Céspedes y calle 8, en los que hacer una Plaza de Armas y apoyado en su petición, Don Angel cedió ese espacio para parque a iglesia.


“Y así, el 8 de Marzo de 1828, siendo Capitán General D. Francisco Dionisio Vives; Superintendente de Hacienda, D. Claudio Martínez de Pinillos, Conde de Villanueva; Obispo de la Habana, Monseñor D. J. J. Díaz de Espada y Landa y reinando Fernando VII, se fundó al pueblo de Cárdenas, dándola a la Plaza de Armas el nombre del Soberano y consagrando la nueva población al santo que celebraba ese día la Iglesia Católica, llamándosele "S. Juan de Dios de Cárdenas".


“El primer Teniente Pedánao lo fue D. Angel Saide, cuyos descendientes residen en Cárdenas aun después de noventa años.


“En el primer lustro de existencia no prosperó mucho el pueblo, hallando que en el año 1833, sólo había ocho casas, dedicadas a almacenes, en las que no residía familia alguna.


“No obstante, tres años más tarde, se advierten señales de la asombrosa vitalidad progresista de la localidad, por un censo revelador de que había 926 habitantes y 237 casas edificadas.


“Los frutos de 56 ingenios, 26 cafetales y 77 fincas de cultivos diversos, salían por el puerto de Cárdenas; la población continuaba en aumento y la edificación llevaba impulso creciente, como lo demuestra el que en 1837 hubiera 1.190 habitantes y 243 casas.


“En este año vino a hacerse cargo del Departamento de Rentas Fiscales, con carácter de Administrador-Tesorero, el Sr. Tomás Fernández de Cossío, tronco de prestigiosa familia cardenense y hombre que contribuyó entusiásticamente a toda obra que tuviera como objetivo la prosperidad de Cárdenas.


“Vinieron con él, desempeñando los cargos de Vista de Aduana e intérprete, respectivamente, para esa oficina, los señores Aniceto Cruz Alvarez y Miguel Culebra.


“Los ingresos por concepto de derechos, etc., montaban ya a una respetable suma y así lo notaba el Gobierno.


“El 20 de Abril de 1837 se constituyó la Empresa del F. C. de Cárdenas, que años más tarde llegaría a ser una de las mejores inversiones de capital en el país, habiendo comenzado con 600 mil pesos.


Vista del parque Estrada Palma, Cárdenas, Matanzas, Cuba.
“Vista del parque Estrada Palma”

“Cárdenas Cabecera de Partido”

“Gobernando Don Joaquín de Ezpeleta, se ordenó el traslado a Cárdenas de la Capitanía Pedánea de Lagunillas, quedando Cárdenas como centro de una comarca riquísima y muy extensa.


“Don Angel Jerez trasladó por ese motivo su residencia a la nueva Cabecera de Partido.


“En 1840 quedó instalado el primer ingenio de vapor en los alrededores, substituyendo el incómodo y deficiente sistema del trapiche movido por bueyes. Aumentando de esa manera su producción las fincas azucareras.


“Sin embargo, Cárdenas continuaba dependiendo de la parroquia de Guamacaro y dirigidos los esfuerzos de los residentes a lograr que hubiera iglesia en Cárdenas, se construyó una rústica casa de madera, pequeña, en Céspedes y calle 9, donde está situado hoy el antiguo café "La Dominica", frente a la cual dos postes de madera sostenían un soporte del que pendían dos campanas.


“La iglesia se puso bajo la advocación de San Cipriano, siendo el primer párroco, el P. José Matías Navarro, que falleció en ella. Se bendijo el templo en 1841.


“Por ese mismo año se constituyó la Empresa del F. C. de Júcaro, comenzando los trabajos para tender las paralelas, de los cuales fue director Mr. Alfred Krüger, ingeniero norteamericano.


“El 3 de Agosto de 1854 salió de la Estación de Pezuela, en Cárdenas, el primer tren de ese servicio ferroviario.


“Gobierno de Quintayros”

“El año de 1843 fue de gran significación en la historia de Cárdenas, porque se hizo cargo de su Tenencia de Gobierno, el coronel Don Francisco Javier Quintayros, natural de Galicia, hombre rígido, inflexible, pero también animado de las mejores iniciativas y dotado de magníficas energías que aplicó al progreso del pueblo con buena fortuna.


“Ese su mismo severo carácter le hizo víctima de las bromas de los chuscos de la localidad, que le dedicaban pasquines satíricos, como este:


“"Apartad. Idos de prisa,

“Que viene el Gobernador

“Montado en caballo blanco.

“No me despertéis la risa:

“Para parecer mejor,

“Hoy "el niño" viene en zanco!"


“"El niño" era Quintayros, pequeño de estatura, que recorría la población montado en un hermoso caballo blanco.


“El Gobernador no se daba por enterado de esas burlas, pero tampoco permitía que se faltara a la Ley, castigando sin distinción de personas, como ocurrió a los infractores de sus bandos prohibiendo matar los cangrejos que pululaban por las calles y salir a la calle, después de las ocho de la noche sin permiso justificado, a las gentes de la raza de color.


“Los bromistas no dejaban pasar la ocasión de molestarle y así, una tarde, tres o cuatro ataron unas longanizas a los badajos de las campanas frente a la iglesia. Pronto se congregaron allí todos los perros callejeros saltando para coger el excelente bocado y tañendo, con toque de alarma descompasado, las campanas en sus desesperados esfuerzos.


“Quintayros mandó a organizar la guarnición y se dispuso a rechazar el imaginario ataque de que preveía el toque de arrebato cuando llegó el cabo Manso, con la noticia de que los perros eran los sacristanes improvisados.


“El Gobernador tragó bilis, no pudiendo nunca averiguar quienes fueron los autores del chasco.


“Por Real Orden de primero de Enero 1843, se habilitó el puerto como de primera clase, quedando en vigor la disposición el 9 de Marzo del mismo año, siendo el primer Capitán del Puerto, el Teniente de Navío Don Ramón de Oyagüe.


“En 1844 estalló una sublevación racista en los alrededores, que amenazó llegar a adquirir formidable incremento. Las hostilidades comenzaron con el ataque a la Tienda de Plá, en las afueras de la población, donde se libró un combate entre los esclavos y el dueño y dependientes de la Tienda, quedando herido el propietario del almacén.


“El pánico entre los hacendados fue espantoso; temiendo todos una repetición de los horrores de Haití, muchos se refugiaron en Cárdenas y Matanzas.


“Los jefes del movimiento en la localidad fueron dos mestizos, Seguí y Morejón, sastre el uno, carnicero el otro, que fueron arrestados con otros muchos.


“Noticioso el Gobierno de lo que acontecía, envió al crucero "Pizarro", con 5,000 soldados, para reprimir la revuelta, consiguiéndolo fácilmente.


“De acuerdo con Quintayros, se instruyó sumarísimo Consejo de Guerra a los detenidos, pronunciándose crueles sentencias contra los complicados en el movimiento.


“Las declaraciones que hiciera en esta el Seguí, mencionando los nombres del poeta "Plácido", del Cónsul inglés Turnbull, etc., aun suscitan discusiones.


“Seguí, Morejón y cuatro detenidos más fueron fusilados en lo que llamaban Plaza de SouberviIle (actual Plaza de Mercado). Al Tejar de Torriente; al Patio de la Estación, etc., llegaban las dotaciones de esclavos, que eran azotados sin piedad. Un monte que todavía existe en el camino a Lagunilla, tomó el nombre de "Cabeza del Negro", porque clavada en una pica se fijó allí la de uno de los sublevados.


“Por orden de Don Leopoldo O'Donnell, se constituyó en 14 de Noviembre de 1845, la primera Junta Municipal, que integraron como Concejales los vecinos señores José Pallimonjo, Lucas, Muro, Angel Morales y Francisco Barrinat.


“El 19 de Noviembre del propio año, celebraron la primera sesión, aprobándose el presupuesto, que ascendió a $3.709.00.


“El Censo hecho este año comprobó la existencia de 3,200 habitantes y en aquellos tiempos de fervor religioso, la iglesia de San Cipriano resultaba pequeña para recibir a los numerosos fieles, sobre todo, los domingos.


“Por ello fue que el Gobernador Quintayros comenzó a gestionar la construcción de una iglesia más espaciosa y con su activa labor, secundado por la buena disposición del vecindario, logró reunir $3.000 con los cuales se empezó a construir la Parroquial de Cárdenas, en el terreno que cediera Don Angel Jerez al ser fundada la ciudad.


“El sencillo y amplio templo, cuya estructura ha resistido los rigores del tiempo durante ochenta años, fue construido por el maestro de obras, albañil José Pineda, que más tarde aparece en la historia local con una actuación loable y patriótica. El arquitecto de la obra lo fue el Sr. Carreras.


“El 2 de Abril de 1846 se inauguró la nueva iglesia, celebrándose con ese motivo, lucidas fiestas populares y siendo padrinos, al bendecir el local, el Gobernador Quintayros, representando al General O'Donnell y D. Tomás Fernández de Cossio, al Conde Villanueva.


“El Santísimo fue trasladado, bajo palio, al nuevo templo ante un gentío inmenso, de toda la Provincia y en la fachada se colocó una lápida de bronce, conmemorativa.


“El edificio es de construcción grecó-romana y tiene dos torres al frente y otra, más amplia, al fondo, cobijando al Altar Mayor con la imagen de la Purísima Concepción. Tiene cinco campanas bien timbradas. El reloj monumental, que exorna el frontis, lo regaló el acaudalado vecino Don Andrés Cortina, que además, en su testamento, dejó un legado para construir otra iglesia, desconociéndose a estas alturas, si se construyó la iglesia o si el dinero se esfumó.


“El valor de la fábrica y sus alhajas se estimó en $116,075.00.


“El primer niño que se bautizó en su pila, se llamó Arcadio Bartolomé Risech e ingresó en al familia de Cristo el 12 de Abril de 1846.


“Las gestiones de Quintayros lograron la fundación del primer Cuerpo de Bomberos, en el mismo año de 1846. Constaba el Cuerpo de 80 plazas y tenía a su disposición dos bombas de mano y los utensilios más indispensables. Tenían su Cuartel en una casa de la hoy Avenida de Céspedes entre las calles 9 y 10.


“El propio año el Ayuntamiento autorizó a Don Manuel de Cárdenas para instalar un matadero que estaba en Quinta Avenida entre calles 9 y 10.


“Cuando en 1840 el Gobierno Español hizo obligatoria la Instrucción primaria, encomendándola a los Municipios, no había colegio en Cárdenas hasta 1843, que estableció una escuela modesta Don Mateo Hernández, sin el más mínimo éxito, por lo que hubo de clausurarla seguidamente.


“Unos pocos años después, Don Francisco de León fundó una escuela a la que comenzaron a asistir los hijos de las familias acomodadas. Estaba situada en una casa de la Primera Avenida entre las calles 6 y 7. Habiendo acordado el Ayuntamiento atender a los gastos de sostenimiento de esa escuela, el maestro se obligó a dar instrucción gratis a 12 niños pobres y así hubo la primera escuela municipal.


“Finalizando el 1846, de un curio so censo de profesionales, conocemos que en Cárdenas ejercían: 7 abogados; 5 médicos; 1 escribano; 2 procuradores; 2 agrimensores; 2 farmacéuticos y 1 comadrona.


“En 1846, el Ayuntamiento comenzó, no obstante los pocos recursos de que disponía y que no obstante su escasez, parece eran bien administrados, sin dispendios ni gastos inútiles, a pavimentar las calles, comenzando en la cuadra de Cuarta y Avenida entrecalles 7 y 8.


“El edificio del Cuartel de Infantería, hoy convertido en Escuela Pública, se terminó en el 1847.


“Al siguiente año, el 31 de Diciembre de 1848, dejó el mando de la Tenencia, el Gobernador Quintayros, que por su caballerosidad, rectitud y entusiasmos progresistas, se hizo acreedor a la estimación general.


“Así lo reconoció el Ayuntamiento en memorable sesión de despedida, en la cual, contra su expreso deseo, se acordó dar el nombre de Plaza de "Quintayros" a la de Fernando VII.


“Dos acontecimientos no más registra la historia de Cárdenas en 1849: uno fue el nacimiento de la ilustre patriota cubana, doña María Emilia Casanova, hija del Procurador Don Inocencio Casanova y esposa que fue de Cirilo Villaverde, el autor de "Cecilia Valdés", cubano eminente. El otro fine el empalme de las líneas de Cárdenas, Matanzas y Sabanilla, con las de la Habana, en Unión de Reyes.”...


Esta introducción continúa en: “El Año 1850



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Última Revisión: 1 de Agosto del 2008
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