“La colonia nos dejó bellos edificios como la antigua Casa de Gobierno, hoy Palacio Municipal; el Palacio de la Intendencia o del Segundo Cabo, más tarde del Senado y hoy del Tribunal Supremo; la Catedral, el Palacio de Aldama y las bellas casas coloniales de los Condes de Casa Bayona, del de Lombillo y del Marqués de Arcos. Pero España nos dejó una ciudad sin alcantarillado, sin pavimentación en la mayoría de sus calles, y nos dejó también la simiente u origen de los conflictos y dificultades del tránsito.

“Durante la República los progresos arquitectónicos de La Habana han sido sorprendentes. Barrios enteros se han construido, la generalidad de cuyos edificios pueden calificarse de bellos. El señor Emilio Roig de Leuchsenríng, el historiador de la ciudad, dice que en la construcción de residencias en La Habana se ha llegado a crear un verdadero estilo nacional, uniendo a las modernas tendencias norteamericanas y europeas las altas cualidades de la mejor arquitectura colonial residencial. Nosotros agregaríamos que al abandonarse las fabricaciones de cantería, se ha logrado injertar gracia y viveza a las que hoy se hacen a base de cemento armado y acero.

“Pasemos a mencionar las mejores edificaciones de la era actual, o republicana:

“El Capitolio, que muchos estiman un alarde de suntuosidad, criticándose su lujo rastacueril, es decir, excesivo y de mal gusto.

“El Palacio Presidencial, construido primero para el Gobierno Provincial, que lo vendió al Estado.

“Los nuevos edificios de las distintas facultades de la Universidad de La Habana, y el de su Biblioteca General.

“Los edificios del Instituto de Segunda Enseñanza número 1; el de la Normal de Maestros, en la Avenida de Menocal; el del Gobierno de la Provincia, donde estuvo el Palacio de Balboa; el de la Secretaría de Estado; el de la Cruz Roja Nacional; el de Consejo Nacional dé Veteranos; el de la Secretaría de Hacienda, antiguo Banco Nacional de Cuba, cuya belleza y proporciones no se pueden apreciar, por estar en la calle de Obispo esquina a Cuba, calles cuyo ancho no pasa de siete u ocho metros.

“Entre los edificios particulares, a más de los enumerados con diferentes motivos en otras lecciones, mencionaremos aquí el de la Lonja de Comercio, en la Plaza de San Francisco; el ocupado por el National City Bank of New York, en la calle de O'Reilly; el de la Compañía de Teléfonos; el del Hotel Nacional, en la altura que ocupó la antigua batería de Santa Clara; el edificio ocupado por apartamentos y teatros en Galiano y Neptuno; el llamado López Serrano, en el Vedado, y muchos, muchos más.

“Las obras realizadas tendientes a la mejor urbanización de La Habana, corresponden a tres períodos distintos: el primero desde el gobierno de Wood hasta la terminación del General José Miguel Gómez; el segundo, el que comprende el tiempo durante el cual fue Secretario de Obras Públicas Carlos Miguel de Céspedes. El tercer período se inicia durante el actual gobierno del Doctor Ramón Grau San Martín.

“En el primer período se comenzaron, en la primera intervención, las obras del Malecón o Avenida del Golfo, en su primer tramo desde la Punta hasta la Caleta de San Lázaro. Obra seguida por distintos gobiernos, en época de Céspedes comprendería desde la Capitanía del Puerto hasta la orilla del río Almendares. Esta obra embellecería la ciudad y sanearía su poco higiénico litoral de los días de la colonia.

“Dos obras realizó el Presidente Gómez de capital importancia: una, el alcantarillado y pavimentación de La Habana; la otra, el cambio de los terrenos del Arsenal, que eran del Estado, por los ocupados por la Estación de Villanueva de los Ferrocarriles Unidos de La Habana. El cambio permitió librar a la ciudad de dos de los lugares que más le afeaban. La Estación de Villanueva y los almacenes colindantes y todos sus alrededores, tenían aspecto de miseria y suciedad. Los trenes entraban en la ciudad y llegaban a la estación por toda la calle de la Zanja. El Capitolio y sus bellos jardines han sustituido a las ruinosas construcciones. En las cercanías se han construido espléndidos edificios, como el de "El Diario de la Marina". En los terrenos del Arsenal se edificó la bella Estación Terminal. Cuando se escribe este libro se hacen nuevas obras en los alrededores de la Estación, que darán al lugar mayor belleza.

“El segundo período de embellecimiento de La Habana se puede llamar el del Secretario Carlos Miguel de Céspedes. Construyó el Capitolio Nacional en los terrenos de Villanueva, convirtió el Campo de Marte en la bellísima Plaza de la Fraternidad; hizo del Prado el Paseo de Martí; amplió el Malecón y construyó bellos parques en terrenos quitados al mar; hizo la Avenida de las Misiones; levantó el bello monumento al Maine; construyó edificios en la Universidad y la dotó de su escalera monumental... Nadie había hecho tanto ni mejor con anterioridad.

“Estamos ahora en pleno tercer período de embellecimiento y mejora de la urbanización de La Habana. Se ensanchan, abren y construyen calles. Se demuelen edificios para hacer parques. Se hacen caminos, con jardines, que circunvalan porciones de la ciudad para dar fácil salida a la Carretera Central y a la Vía Blanca, nuevo y magnífico camino que acortará en muchos kilómetros la ruta entre La Habana, Matanzas y la Playa de Varadero. El llamado Paso Superior, construido de cemento y acero, a un costo elevado, permite a los vehículos de todas clases el acceso a la Vía Blanca sin la interferencia de los que se dirijan a otros lugares.

“Si las obras en ejecución llegan a término, y si se construye una amplia avenida desde los alrededores de la Secretaría de Hacienda hasta los del Parque Central, para descongestionar el tránsito de vehículos por La Habana Vieja, se habrá resuelto en gran parte el problema creado hace 400 años, cuando se dio cumplimiento a lo prevenido por la ley título siete libro 4, Recopilación de Indias que decía: En los lugares fríos sean las calles anchas y en los calientes angostas.”

Lección 53: Los grandes clubs y centros sociales de La Habana

Lección 55: Costumbres y diversiones actuales de los habaneros