Guije.com La leyenda de la Ceiba, la Primera Misa y el Primer Cabildo en Historia Local de La Habana.

La leyenda de la Ceiba, la Primera Misa y el Primer Cabildo. Bandera de Cuba

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El Templete - La leyenda de la Ceiba, la Primera Misa y el Primer Cabildo
El Templete
Lección 12

“En estos días, cuando tenemos tantos periódicos y se publican muchos libros, de cualquier suceso que ocurra se conserva la constancia escrita y, claro está, que de ese suceso se pueden tener noticias ciertas al correr de los años. Pero no siempre fue así.


“Cuando La Habana se trasladó a su actual asiento no había periódicos, ni en Cuba se publicaban libros. De los hechos importantes se conservaba el recuerdo a veces por actas que de ellos se levantaba, o por los documentos escritos de puño y letra de las autoridades, o por sus agentes.


“De hechos acaecidos hace mucho sabemos por la tradición o transmisión de noticias, oralmente, de generación en generación. Esto quiere decir que el padre las refería a sus hijos, estos a los suyos, y se continuaba la cadena sin interrupción. Pero de los hechos así recordados se olvidan los detalles y otros se modifican, y llega un momento en el cual lo que se refiere es muy distinto de lo que vieron nuestros abuelos... o los abuelos de nuestros abuelos.


“En ocasiones alguien se encarga de escribir, y hasta de publicar, lo transmitido de padres a hijos. Pero lo que escribe, ya deformado por el tiempo, tiene más de leyenda que de historia. La leyenda, por lo general, narra los sucesos de modo que tienen más de maravilloso que de reales. La historia, como se basa en documentos escritos y en otros testimonios, refiere las cosas más de acuerdo con la verdad.


“Muchas de las cosas que leerás en este libro tienen más de leyenda que de historia. Vamos ahora a referir una de ellas, cuya veracidad han negado hombres muy sabios en la historia patria. Pero si los hechos que siguen no ocurrieron, tiene tanta belleza el narrarlos que bien merecen el ser conservados como reales.


“Ya los conquistadores, después que abandonaron sus casas y sus tierras cenagosas en la boca del río Mayabeque, lugar propicio a las enfermedades y a las mortificaciones de los insectos y triste por lo poco frecuentado de sus aguas, y después de breves estancias o paradas junto a un bello río de claras y abundantes aguas, han llegado a lo que se les antoja tierra de promisión. Felices y esperanzados "los rudos hijos de la aventura" han llegado a bellísimo lugar no lejos de la orilla de una bahía hermosa y abrigada. Y mientras se entregan a breve descanso, contemplan a su frente el mar, de aguas azules y agitadas y respiran, a pleno pulmón, el aire pletórico de oxígeno.


“El descanso de los conquistadores no será muy largo. Hay que dar gracias al Todopoderoso que ahora les brinda oasis propicio, y es necesario también designar autoridades, y celebrar el primer cabildo, y señalar el terreno que ocupara la iglesia, y el de la plaza, y el de las moradas de los vecinos. ¿Sería cosa muy fuera de juicio el pensar que alguno de aquellos esforzados pero molidos caballeros acaso contemplara, en su imaginación, el paso de los años, y las décadas, y los siglos, y que tras ellos viera alzarse en el lugar magnífica ciudad que nada envidiaría a las más bellas y ricas ciudades marítimas de España?


“Había que dar gracias al Todopoderoso. Mas, ¿dónde se alzaba el templo propicio para hacerlo? Miró en derredor el buen padre Martín y, entre muchas plantas de verde más grato que el verde de las esmeraldas, descubrió una ceiba que ensayaba alcanzar el cielo con sus ramas. Y hasta allí, debajo de la opulenta ceiba fueron los conquistadores rudos, y cayeron todos de rodillas, y las plegarias, que ya parecían olvidadas, afloraron a los labios en Homenaje humildísimo al Señor...


“...Y la ceiba fue también la primera casa ayuntamiento. A su sombra se reuniría el primer cabildo. Aquellos hombres de lucha y de trabajo, darían a la villa, cuyas edificaciones no habían comenzado, su gobierno. La Habana tendría, por el momento, como templo y como casa consistorial, el abrigo y el amparo de una ceiba, pero tendría su alcalde, con más poder y facultades que los alcaldes de hoy; y tendría también sus regidores, algo parecido a nuestros concejales, y hasta su escribano para dar de todo fe y su alguacil para ejecutar los mandatos del alcalde.


“Dicen las historias que en 1753 el Gobernador Don Francisco Cajigal hizo derribar la ceiba, construyendo un pilar que señalase el histórico sitio, pilar alrededor del cual sembró tres nuevas ceibas. Más tarde, en 1828, otro Gobernador, Don Dionisio Vives, mandó a construir El Templete, que también conoces, derribándose las tres ceibas y plantándose una nueva en el lugar.


“En marzo de 1828 se inauguró El Templete con todo esplendor, concurriendo al acto el buen obispo Espada, del que más adelante hablaremos. En el interior de El Templete hay algunas buenas pinturas que se refieren a la primera misa y a la reunión del primer cabildo.”



Lección 11: ¿Por qué se dio a La Habana su actual asiento o lugar?

Lección 13: Primeros pobladores de La Habana



Más información relacionada con los temas tratados en esta lección:
Fundación de la Villa de San Cristóbal de La Habana
en El Ayuntamiento de La Habana




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Última Revisión: 1 de Octubre del 2006
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