Guije.com Los pobladores de las tierras descubiertas en Historia Local de La Habana.

Los pobladores de las tierras descubiertas. Bandera de Cuba

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Los pobladores de las tierras descubiertas
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Lección 4

“Guatisín tiene doce años de edad. Su cuerpo esbelto dice de su fortaleza, salud y brío. Sus piernas están hechas para las grandes marchas y la carrera. Sus brazos son bellos y fuertes.


“Guatisín es invencible en el juego de batos. Nadie lanza la pelota más lejos que Guatisín. Tampoco hay quien la persiga más velozmente para evitar que se arrastre por el suelo cuando la tiran los contrarios.


“Guatisín tiene la piel cobriza, dada a los besos del Sol; los ojos negros; el cabello grueso, lacio y, como los ojos, negro. Pero Guatisín, aunque es muy fuerte, tiene un bello semblante expresivo, además, de bondad suma.


“Guatisín está a orillas del río. Busca entre las arenas unos menudos granos, brillantes y amarillos. Guatisín se pregunta para que los hombres blancos los buscarán con tanto empeño, ya que no los usan como adornos a la manera que lo hacían sus hermanos indios antes de llegar los españoles.


“Guatisín cubre apenas su cuerpo con un pedazo de tela de algodón, a modo de taparrabos, que dicen algunos. Antes, cuando no habían llegado los hombres blancos, pintaba su rostro con el jugo de la bija, y hasta solía adornar su cabeza con plumas. Pero Guatisín no puede explicarse por que esos hombres llegados no sabe de dónde, encierran sus cuerpos en apretadas cosas hechas de telas extrañas, guarnecidas de planchas metálicas que les dejan visible solamente una parte pequeña de la cara. No se explica Guatisín el horror de esa gente por las caricias del aire y los besos del sol.


“Guatisín busca el oro y añora su vivir de otros días, cuando dejaba temprano su hamaca, colgada de dos troncos dentro del bohío. Guatisín unas veces iba al conuco cercano a buscar la sabrosa y madura ananás, la mazorca de dorado maíz, a extraer de la tierra el boniato y la yuca, o a desprender de los árboles las frutas maduras. También en ocasiones en su canoa, movida por ancho remo a modo de pala, buscaba el remanso del río para dedicarse tranquilo a la pesca, con sus cuerdas de fibras de plantas, sus anzuelos de espinas o huesos, y sus redes y jamos.


“¡Que arte se daba Guatisín cuando iba a la caza de guabiniquinajes; o a la de aves acuáticas en la cercana laguna, todo el cuerpo metido en las aguas, y la cabeza escondida en la jícara gigante!


“Guatisín ya no atiende al conuco, ni tampoco lo hacen sus padres y hermanos. Guatisín busca el oro, mientras el Sol está en los cielos. Ahora tiene que comer esas cosas abominables que comen los hombres blancos.


“En ocasiones Guatisín tiene sed, pero ya no tiene para calmarla el agua pura traída del manantial cercano y guardada en jícaras, grandes y limpias. Verdad es que los hombres blancos no se preocupan mucho por el sabroso líquido. Ellos beben una cosa ya blanca, ya roja, que sabe a fuego y que le dieron a beber en cierta ocasión en que cayó extenuado por el trabajo y los golpes.


“Guatisín no comprende a los hombres blancos, ni a sus animales ni a sus cosas. Ellos no tienen cestas tejidas con hojas de palma, ni burenes en donde tostar el casabe, ni vasijas hechas con alguna madera, ni ralladores o guayos de conchas, ni bateas de una sola pieza formadas, ni cuchillos y hachas de piedra. Los cuchillos de los hombres blancos brillan al sol, y los hay cortos y largos. Pero con esos cuchillos, si cortan frutas y carnes secas salobres y extrañas, también ha visto Guatisín a los hombres blancos sajar y hender las carnes de sus propios hermanos.


“Guatisín amó siempre a los animales. Pero Guatisín se horroriza con los grandes perros, y los enormes caballos. Guatisín recuerda cuando Maruma, su padre, huyó a los bosques. Sobre los grandes caballos y precedidos de los perros fueron en su busca. Y los perros, hocico en tierra, guiaban la marcha. Y dieron al fin con Maruma, y los fuertes perros a dentelladas le echaron al suelo, y los caballos lo pisotearon, y los hombres blancos, con los largos cuchillos, sajaron y hendieron sus carnes.


“Guatisín piensa en su madre y en sus hermanas. ¿A dónde las llevaron?... Guatisín hace un alto en la búsqueda de oro y, sobre sus espaldas, cae una vez, y muchas veces, el látigo.


“...La tormenta se acerca. El viento se hace más fuerte. Las nubes cruzan rasando los penachos de las palmas. Los amos de Guatisín se refugiaron en la casa. Al ladrar de los perros se une el relincho de los caballos.


“Guatisín ha llegado a la orilla del río. Ha entrado en su canoa. No pide a Atabex, como lo hacían sus padres, como lo hacían sus hermanos, como lo hacía el mismo, cuando se acercaba el huracán, que evite el derrumbe del bohío, las barbacoas y los bajareques; que salve las cosechas, que se compadezca de las aves del bosque y de los peces del río. Atabex abandonó a su tribu. Desde que llegaron los hombres blancos no le son gratos los ruegos y los zahumerios del behique. Guatisín sabe que los blancos tienen su Dios, pero él no quiere ni puede pedir nada al Dios de los que han traído la ruina de su pueblo.


“Guatisín dirige la canoa hacia la boca del río. Guatisín se acuerda de Mabuya, el espíritu del mal, y le dirige un extraño ruego. "¡Que todas las siembras desaparezcan!, ¡qué los caneyes de los caciques, y los bohíos y barbacoas y bajareques sean arrasados!; ¡qué todo perezca como perecieron mis padres y mis hermanos, y mis amigos!; ¡y que esta canoa se sumerja para siempre en las turbulentas aguas del mar!"


“La canoa ha pasado la boca del río, y Mabuya escucha el ruego de Guatisín. Y las aguas se abren, y Guatisín y su canoa han desaparecido en espantoso remolino.”



Lección 3: Colón y sus hombres arrancan su secreto al océano

Lección 5: Los hombres blancos desembarcan en Baracoa



Más información relacionada con los temas tratados en esta lección:
Cuba en la época del descubrimiento en Historia Elemental de Cuba
Flora y Fauna en Diario de La Marina
Minería Taína en Minería en Cuba




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Última Revisión: 1 de Octubre del 2006
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