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Descripción del huracán y desperfectos que ocasionó en «Memorias del Ciclón de 1926» por la Secretaría de Obras Publicas de la República de Cuba


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Memorias del Ciclón de 1926


Descripción del huracán
y desperfectos que ocasionó
Memorias del Ciclón de 1926

“Descripción del huracán y desperfectos que ocasionó” en “Memorias del Ciclón de 1926” por la Secretaría de Obras Publicas de la República de Cuba editado en 1927 en La Habana, Cuba. Tratamos de mantener el formato original. Presentamos el texto lo más fiel posible a como aparece en el libro, efectuando menores actualizaciones en la acentuación y ortografía.


“Según los anuncios de los Observatorios, las primeras señales de perturbación ciclónica se notaron en la tarde del día 17 de Octubre por los 14 grados de latitud N. y a unas 100 millas de la costa oriental de Nicaragua. Desde su primera aparición inspiraron serio cuidado, que pronto se convirtió en alarma al saberse en la tarde del 18 el rápido desarrollo del temporal formado, que pronto se transformó en furioso huracán, así como el rumbo de su trayectoria. Desde aquella posición en que se encontraba y dada la época del año, era una grave amenaza para las tres o cuatro Provincias occidentales, y tomado el rumbo al NNW. bastaba una ligera inflexión de esa trayectoria, que era muy de temerse y el vórtice pasaría por la Provincia de la Habana y muy cerca de la Capital, como efectivamente sucedió.


“Los Observatorios, tanto el Nacional como el de Belén, no cesaron un momento de propalar la voz de alarma y de aconsejar las mayores precauciones, y gracias a esa excelente labor científica, se tomaron con tiempo acertadas medidas que aminoraron cuanto fue posible la horrible catástrofe.


“Durante el día 19 la amenaza se, fue concretando más sobre la Habana, acercándose lentamente a la Capital. Ya bien entrada la noche del 19 alcanzó a Isla de Pinos y desde las primeras horas del día 20 se desencadenó con furia sobre la costa Sur de Cuba. En la Habana, desde la media noche, empezaron a sentirse las primeras avanzadas del huracán. Los chubascos sueltos y arrafagados con moderada fuerza del viento y el barómetro en franco descenso daban aviso de la proximidad del ciclón.


“Entré tres y cuatro de la mañana, se oyeron los primeros bufidos airados del huracán en la Habana. Los chubascos racheados comenzaron a arreciar y menudear cada vez con más intensidad y a más cortos intervalos. A las siete y media, el viento había alcanzado en rachas momentáneas la velocidad de 44 metros por segundo (98 millas por hora).


“Desde las ocho y media, el huracán entra en su período trágico de devastación. El furor de los elementos sigue aumentando sin intermisión, hasta alcanzar un verdadero frenesí que pone espanto en la población. Entre nueve y once la escena es indescriptible. El estruendo sordo de la tempestad, el agudo silbido de los vientos enfurecidos, el incesante batir de los chubascos, o mejor dicho, de los torrentes de agua, donde cada gota era un proyectil que hería el rostro a manera de munición, formaban un espectáculo imponentísimo, que sería clásicamente bello por su emocionante grandiosidad, si no fuera trágicamente aterrador. Durante esas dos horas ocurrieron la mayoría de los desastres causados por el huracán en la Habana y en sus inmediaciones.


“El viento en la Habana sopló fijo del E. hasta las nueve y media, hora en que manifestó tendencias a virar al N.E., tendencia que se fue acentuando, lentamente al principio y rápidamente después, girando en corto tiempo al NE., N., NW. W., con furia irresistible, que produjo las mayores desgracias.


“La fuerza del viento no pudo ser medida, por haber sido arrasados por el huracán todos los anemómetros contadores. En el Observatorio de Belén la máxima registrada fue de 46 mts. por segundo, o sea, 103 millas por hora, antes de ser estropeados los anemómetros.


“Pero la velocidad aumentó grandemente después de esa lectura, sin que se pueda precisar su verdadero valor. Se cree que no bajaría de 55 metros por segundo. Desde las once la lluvia cesó y el viento, aunque sopló con violencia hasta la una de la tarde, desprovisto de la masa de agua y de la fuerza viva que representa, perdió gran parte de su poder destructor. Hemos de consignar una observación interesante que se nos facilitó en el Observatorio de Belén. El agua de lluvia, arrastrada por los remolinos del ciclón, ofrecía el aspecto de una masa blanca y tenía enérgica acción cáustica sobre la vegetación, como si fuera agua del mar, con todas las sales que contiene en disolución.


“La mínima barométrica alcanzó lecturas diferentes en los alrededores de la Ciudad, según la mayor o menor proximidad al vórtice. En el Observatorio de Belén la mínima fue de 716 mm. y tuvo lugar a las diez y cuarto de la mañana. Entre diez y media y once se sintió en la Habana un breve rato de calma de varia duración, por estar en el mismo borde de la región vortical.


“El vórtice del huracán, después de cruzar la Isla de Pinos, entró en nuestra Isla por el Oeste del Surgidero de Batabanó, pasó por el Este de Melena del Sur, siguiendo por Quivicán, Managua, Santa María del Rosario, y salió de la Isla por la costa norte, algo al este de Bacuranao. La zona azotada con fuerza de huracán tiene de ancho de 70 a 80 millas náuticas, de 30 a 35 millas al oeste de la trayectoria y de 40 a 45 al este, aunque daños de consideración se han experimentado también fuera de esa zona, sobre todo hacia al Este. (Véase el gráfico No. 4 que marca la ruta aproximada que siguió el centro del ciclón a través de la Provincia de la Habana).”


Desarrollo del huracán através de la provincia de La Habana en «Memorias del Ciclón de 1926».

“Los desperfectos causados por el temporal pueden clasificarse de la manera siguiente:
1) Desperfectos en calles y parques
2) Desperfectos en los edificios en construcción por el Estado
3) Interrupción del tránsito en la ciudad y carreteras de la provincia
4) Paralización total o parcial de los servicios públicos
5) Rotura del Canal de Albear; paralización de los servicios de agua y alcantarillado
6) Desperfectos en los muelles y pérdidas de embarcaciones
7) Desperfectos en edificios públicos y privados y derrumbe de algunos de ellos





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Última Revisión: 1 de Octubre del 2005
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