Guije.com Los Interventores, y sus normas para la salud, la educación, la justicia y el bienestar de los habaneros en Historia Local de La Habana.

Los Interventores, y sus normas para la salud, la educación, la justicia y el bienestar de los habaneros. Bandera de Cuba

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Los Interventores, y sus normas
para la salud, la educación,
la justicia y el bienestar de los habaneros
en Historia Local de La Habana
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en Ciudades, Pueblos y Lugares de Cuba

Lección 40

“Cuando Brooke tomó el poder de manos de Jiménez Castellanos, encontró La Habana y la isla toda en deplorables condiciones. Designó Jefe de la Policía de nuestra ciudad al General Mario G. Menocal, e inmediatamente se preocupó de la sanidad, la instrucción pública, las obras públicas, la administración de justicia, en fin, de los servicios todos de una comunidad civilizada.


“Formó Brooke, para que le asesorase en el gobierno, un gabinete del cual eran partes Domingo Méndez Capote, Pablo Desvernine y Antonio González Lanuza. Creó el Tribunal Supremo de Justicia, que hasta entonces no lo hubo en Cuba; y colocó en la Superintendencia de Escuelas al eminente pedagogo Alexis E. Frye, del que tan buenos recuerdos tienen los maestros cubanos que le conocieron y trataron.


“Un año iba a cumplir Brooke en el gobierno cuando, en diciembre de 1899, le sucedió el General Leonardo Wood.


“Wood nombró Secretario de Instrucción Pública a Enrique José Varona, reorganizándose la Universidad y los Institutos de Segunda Enseñanza y creándose la Escuela de Ingenieros y la de Arquitectos; la de Artes y Oficios y varios Laboratorios.


“Hay muchas cosas que nos parecen como si hubieran existido siempre y sin embargo son de creación reciente. Así ocurre con los giros postales, los certificados y el no pagar al cartero en cada ocasión en que nos entrega alguna correspondencia. Éstas fueron novedades establecidas por los americanos en Correos.


“El saneamiento de La Habana interesó mucho a los interventores. En una ciudad donde la recogida de basuras era cosa descuidada, donde a nadie preocupaba la pureza del agua que se bebía, ni que la población tuviera alimentos suficientes y sanos, ni servicio médico y medicinas adecuadas, era natural que las víctimas del paludismo, el tifus, la anemia, el beriberi, etc., se contaran por centenares.


“La más grande victoria sanitaria de la primera intervención consistió en haber terminado con el azote de la fiebre amarilla.


“En 1900 hubo un brote de fiebre amarilla en Cuba. Hacía muchos años que un sabio médico cubano, el Doctor Finlay, sostenía que la fiebre amarilla era causada por la picadura de un mosquito determinado. Las autoridades españolas nunca dieron al Dr. Finlay los recursos necesarios para que comprobara, con los experimentos adecuados, sus afirmaciones. Los hicieron los americanos, y la fiebre amarilla dejó de ser terrible azote. Se desecaron pantanos, se petrolizaron las aguas estancadas y las de sumideros y letrinas, se prohibieron los depósitos de agua sin cubierta. Cuando el mosquito generador de la fiebre no tuvo donde poner sus huevos, desaparecieron los mosquitos.


“Los cubanos agradecían y comprendían cuanto hacían los americanos por su bienestar. Pero ellos habían luchado contra España, casi medio siglo, no sólo para deshacerse de un mal gobierno, sino que también para ser los dueños de sus propios destinos. No es difícil que en ocasiones se mostraran como descontentos.


“En julio de 1900 se celebraron elecciones municipales de las cuales participaron todos los cubanos varones con 21 o más años de edad. Ahora el voto no era un privilegio para unos pocos, como siempre sucedió en la colonia.


“El 25 de julio de 1900 el General Wood, al regreso de un viaje a Washington, convocó la elección de una Asamblea Constituyente, la cual tendría como sagrada misión el redactar la ley básica de la nueva república. ¡Ahora sí que el sueño de tantos patriotas estaba en vías de realización!”



Lección 39: Los revolucionarios entran en La Habana

Lección 41: La Constitución de 1901





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Última Revisión: 1 de Octubre del 2006
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