Guije.com Desde las velas de sebo hasta la luz fluorescente en Historia Local de La Habana.

Desde las velas de sebo hasta la luz fluorescente. Bandera de Cuba

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Desde las velas de sebo
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Lección 19

“Difícil se hace comprender cómo los indios se alumbraran con cocuyos encerrados en un güiro lleno de agujeros, porque aun cuando los cocuyos fueran muchos y despidieran una luz muy viva y los agujeros numerosos, es de pensar que los tales huecos no serían muy grandes, so pena de que, con la luz, se salieran los luminosos insectos. También sería menester que los cocuyos emitieran su luz fría, precursora de la fluorescente, de continuo.


“Pero dejemos la leyenda, si de tal se le puede calificar, de los cocuyos-lámparas, para decir del alumbrado de La Habana cosas más hermanadas con la historia.


“Muchos años de fundada tenía San Cristóbal de La Habana, y el alumbrado era cosa no conocida en sus calles. En las salas de las casas solían tener un cuadro de devoción, al cual por las noches encendían lámparas de aceite, en ocasión de hacerse las plegarias ordinarias. Y para los otros usos del hogar tenían las velas de sebo, materia prima abundante por lo pronto que se propagaron los ganados.


“Cerrada la noche, nadie desafiaba las tinieblas de la calle a no ser por suma urgencia, haciéndose acompañar de muchos y armados, y provistos de linternas, pues a ello obligaban los perros jíbaros que vagaban por las calles, y los cimarrones que entraban de noche al pueblo, en busca de recursos. Claro que las linternas no eran de las que hoy cualquier chico acostumbra tener, y sí faroles con sus velas. En cuanto a los cimarrones eran negros esclavos fugados, que al maltrato de sus dueños preferían las hambres y los peligros del monte.


“Ya a los comienzos del siglo XVII se empezó a exigir a los dueños de casas de mampostería colocaran un farol a la entrada de las mismas. Esos faroles no se encendían en las noches de luna. Lo mezquino de la luz que proyectaban no hubiera dado envidia al satélite terrestre.


“En 1787, y ya estamos aquí al final del siglo XVIII, un gobernador mandó a fijar faroles en las esquinas de algunas calles. Don Luis de Las Casas, el mejor de los gobernantes que mandó España a Cuba, se preocupó más tarde por mejorar este servicio, y el municipio estableció un impuesto sobre las casas, para arbitrar recursos a tal finalidad destinados.


“En 1846, hace poco más de un siglo, se introdujo el alumbrado de gas, pero aun se continuó también con las lámparas de aceite. En 1862, de gas había 1623 faroles, y de aceite 1342.


“La luz eléctrica es cosa relativamente reciente, pero se ha modificado mucho desde que se producía, en la punta de dos carbones, encendidos al rojo blanco, que brillaban con luz intensa, hasta nuestros días que son los del bombillo incandescente, los anuncios lumínicos de múltiples colores, y las lámparas fluorescentes que, por su ausencia de calor, aun cuando solamente por eso, nos hacen recordar la luz también fría de los cocuyos en los horadados güiros.”



Lección 18: Progreso de las construcciones y edificios dentro de cada época.

Lección 20: La Habana y su provisión de agua





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Última Revisión: 1 de Octubre del 2006
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