“Sabemos que la primera iglesia de La Habana, en el lugar que hoy ocupa el Palacio Municipal, no pasaba de ser un gran bohío de embarrado, con techo de guano, y que sus primeras casas fueron bohíos que se extendían desde el fondo del edificio que ocupa hoy el Tribunal Supremo, hasta el Palacio de la Lonja de Comercio.

“Los capitulares, o individuos que formaban el Cabildo, no disponían de lugar adecuado para reunirse, utilizando para tal fin algunos bohíos que servían de residencia al Gobernador. En 19 de abril de 1566 acordaron arreglar y reparar como lugar para sus sesiones y otros menesteres, las casas de tabla y guano de su Majestad que sirvieron de aposento a Diego de Mazariegos, en tiempo de su gobierno, con lo cual queda dicho que ni el mismo representante del Rey en la Isla se encontraba por entonces debidamente instalado.

“En 1598, según se expresa en un libro de José María de La Torre, todas las casas de la villa eran de paja y tablas de cedro, pero ya por esa fecha habían comenzado importantes edificaciones, como la del Castillo de La Fuerza, en 1558, que se terminaría en 1577, y la del Convento de San Francisco, en 1574. Los ataques de los piratas, de que se ha dicho algo antes, y el hecho de que los españoles descubrían, conquistaban y colonizaban bajo el emblema de la cruz, justificaban plenamente que fueran una fortaleza y un convento las primeras construcciones emprendidas de capital importancia.

“Cuando se iniciaron las construcciones predichas quedaban en Cuba pocos indios, por lo demás "muy flacos y de poca fuerza", por lo cual los españoles tuvieron que buscar otros seres que trabajaran para ellos. Y los encontraron en los negros, sometidos a esclavitud y malos tratos mucho antes de que se les explotara en los ingenios.

“Ya en 1503 había negros esclavos en América, que parece también haberlos habido en España antes del descubrimiento. Los primeros llegados a Cuba lo fueron en calidad de criados o domésticos. En 1518 los habían introducido algunos vecinos de Santiago de Cuba y, por esa fecha, Cortés llevó algunos a México. En 1534, según carta de Gonzalo de Guzmán al Emperador, en Cuba los esclavos eran como mil. De Pérez de Angulo se dice que, para combatir a Jacques de Sores, logró reunir, después de su retirada a Guanabacoa, hasta 220 negros.

“Merecen referirse, como hechos interesantes, que por el año 1556 no había solamente negros esclavos, sino que también horros, es decir, libres, que habían comprado la libertad a sus amos; y que los negros horros podían hasta tener esclavos, ya que la llamada Inés ofreció para construir la iglesia "un negro con su herramienta".

“Para las obras de la iglesia se acordó, en 1550, comprar ocho negros con setecientos pesos, pero no habiéndolos en venta se alquilaron 10 a un vecino de Puerto Príncipe, a razón de 50 pesos de oro al año por cada uno, más veinte pesos anuales para el agua que hubiesen de beber. ¡Que trata recibirían los pobres, que antes de terminar las obras 8 habían muerto!

“A partir de 1598, cuando la ciudad contaba con 800 vecinos o 4,000 habitantes, empezaron a multiplicarse las construcciones de piedra, con techos de duras maderas y tejas. El temor a los ataques de piratas y otros enemigos originó ese tipo de casas, de las que se pueden ver algunas por La Habana Vieja, "con paredes de ancho descomunal, puertas gruesas y con grandes clavos, ventanas pequeñas colocadas en alto y con fuertes barrotes, todo lo cual les hace parecer como fortalezas".

“La antigua Plaza de Armas fue el centro de donde irradió la ciudad. A no más de cinco o seis cuadras de ella se encuentran las mejores construcciones, aun en pie unas y otras casi en ruinas, que nos dejó España. Tales son: el Castillo de La Fuerza; la Casa de Gobierno, residencia de los Capitanes Generales y de los primeros Presidentes de la República, y hoy Palacio Municipal; el Palacio del Segundo Cabo, después del Senado y hoy alojamiento del Tribunal Supremo; la Catedral, con su bella plaza y las casas de los Condes de Casa Bayona, de Lombillo, y del Marqués de Arcos, casas éstas de las pocas que van quedando en La Habana "cuyas fachadas, portadas, ventanas y balcones son modelos característicos de las construcciones coloniales habaneras de los siglos XVII, XVIII y XIX.

“A pocas cuadras de la Plaza de Arenas, hoy de Carlos Manuel de Céspedes, quedan el Convento de San Francisco, con su imponente torre, albergue actual de las oficinas de correos; el que fuera convento de Santa Clara, donde están las oficinas de obras públicas, y algo más lejos aun los restos de la Iglesia de Paula. De ésta dice Emilio Roig de Leuchsenring, que con la Catedral y el Convento de San Francisco son "...los únicos templos habaneros de la época colonial que merecen conservarse".

“A un lado de la Plaza también se encuentra, como ya dijimos en alguna lección anterior, El Templete.

“Unos datos finales: La Habana, dentro de las murallas, tenía en 1740 tres mil casas. En 1841 intramuros contaba con 3,761 casas de mampostería, y 8,000 extramuros. En esta fecha sus habitantes llegaban a 135,000.”

Lección 17: Las primeras calles y caminos de La Habana.

Lección 19: Desde las velas de sebo hasta la luz fluorescente