Presentamos el artículo “Casino Náutico de Cojímar” por “F. de I.” lo más fiel posible a como aparece en la revista Carteles, edición que circuló el 31 de Agosto de 1947. Hacemos arreglos menores para actualizar la acentuación ortográfica.

“El domingo 3 fue ofrecido un cóctel de honor a la prensa de La Habana en el Casino Náutico de Cojímar, para celebrar la recepción de las obras hechas allí hasta el presente, por la prestigiosa institución que ha levantado ya una parte importante de la casa-club en lugar selecto del risueño rincón marino que bañan las aguas del golfo, y que está a sólo quince minutos de la capital. Preside la institución el distinguido amigo Rogelio de Freixas, secundado por un grupo de entusiastas cooperadores que han hecho su mejor esfuerzo por dotar a Cojímar de un verdadero club náutico. El proyecto de la casa-club es artístico y bello. Y aunque hasta ahora no ha podido ser construida más que un ala del edificio, donde han sido instaladas duchas, taquillas y servicios, así como la cisterna para asegurar la provisión permanente de agua dulce, están ya realizadas las zapatas sobre las cuales se han de levantar a su vez las otras porciones del edificio, que tendrá dos pisos. Un muelle también ha sido construido, y puestas las redes de seguridad para evitar las peligrosas incursiones de los escualos. Todo el relleno ha sido igualmente realizado, así como también levantadas las artísticas cercas de piedra que limitan los terrenos del club. La calle de acceso al Casino Náutico ha sido habilitada para hacer fácil el arribo a la casa social, habiéndose dispuesto una amplia plazoleta para el parqueo de máquinas.

“Al Casino Náutico de Cojímar puede llegarse por tren eléctrico y por ómnibus, partiendo de Casa Blanca, en cosa de doce minutos. Si de La Habana, por carretera. Desde luego, el tramo que va de Guanabacoa a Cojímar, está, naturalmente, intransitable, pese al intenso tránsito que existe. Los baches son tan numerosos como profundos, aunque se dice que hay el propósito de arreglar esto. Así también, el camino del infierno está empedrado de buenas intenciones. Pero aquí no basta la buena intención, suponiéndose que la haya. Y sería excelente idea recoger todas esas "primeras piedras" que en el curso de los años se han ido colocando por la isla con tanto entusiasmo como desaprensión, sin que llegaran nunca las piedras sucesivas, y rellenar con ellas estos baches.

“¡Por Dios! Son sólo tres kilómetros de bacheo. ¿Se puede esperar, en nombre de Cojímar y sus visitantes, que ese tramo sea arreglado con la urgencia que el caso requiere?”