Guije.com Establecimientos de beneficencia y de las Cárceles en «Historia de Trinidad» en Ciudades, Pueblos y Lugares de Cuba


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Apéndice 1
Apéndice 2
Apéndice 3
Apéndice 4
Apéndice 5
Apéndice 6
Apéndice 7
Apéndice 8



El Municipio de Trinidad
“Historia de Trinidad”
“Parte Sexta”
“Capítulo II”
“De los Establecimientos de Beneficencia y de las Cárceles”
Ciudades, Pueblos y Lugares de Cuba

“Sumario: Hospital de San Francisco de Paula para mujeres menesterosas. -Hospital de varones San Juan de Dios. -Situación precaria. -Caldo de gallina. -La fundación de la casa de Beneficencia. -Acates, asilo de niños (1851). -Sus recursos. -Inauguración en 1858 de la casa de Beneficencia. -Reorganización de los hospitales en 1902. -Construcción de la cárcel. -Donde estuvo la antigua cárcel Real. -La sociedad Filomática. -Inauguración en 1844 de la actual cárcel. -Descripción del edificio de la cárcel. -El Campo de los Mártires. -La bruja de Cabarnao y su ejecución. -La guerra del 68 y la mujer trinitaria. -Monumento a Armenteros.


“Respecto a la fundación de los hospitales, puede tenerse como cierto que, el de San Francisco de Paula para mujeres menesterosas, se fundó a fines del siglo XVIII, coincidiendo con la erección de la Capilla Rural, con campana y puerta a la calle, con aquel que con el mismo título, se trataba de construir en el año 1791, pues según aparece, el 28 de febrero se obtuvo licencia de Felipe José de Trespalacios, Obispo de la Diócesis de la Habana, del Consejo de su Majestad, por ante el Secretario Esteban Manuel de Clousa, después de haber obtenido el correspondiente consentimiento del Vice-Real Patrono, y se nombró para que hiciese el reconocimiento de la obra en su oportunidad, al Dr. José Domingo de Castro, Presbítero que residía, por aquel entonces, en esta ciudad.


“En cuanto al hospital instituido para varones de la clase menesterosa con el nombre de San Juan de Dios, parece que fue fundado por el presbítero José Jacinto de Villalobos, sin que se sepa la fecha exacta, aunque se sabe que lo fue a principios del siglo XVIII. Se construyó en un pequeño local junto al santuario de la Popa, en un solar contiguo a dicha ermita nombrada "La Caridad". El hospital de San Juan de Dios atravesó, después, tan penosa situación, que, los mismos asilados, tenían que salir a la calle a pedir limosna para su alimentación; y consta, por actas capitulares, que fue un hecho singularísimo el que, con motivo de la instauración en el trono de España del Rey Fernando VII, se concediera a los infelices hospitalizados una porción de "caldo de gallina". Como el citado hospital se dedicó, más tarde, a enfermos militares, por ese motivo, y durante muchos años, ambos hospitales se reunieron en el local espacioso junto a la capilla de San Francisco de Paula.


“En fecha más reciente fue la fundación de la Casa de Beneficencia en el local que ocupa hoy el hospital "General Wood". Por iniciativa de la junta Municipal de Caridad se estableció una Casa Asilo para el sostenimiento y educación elemental de un número corto de niños y niñas pobres, inaugurándose el 19 de noviembre de 1851.


“Esta Casa Asilo había de sostenerse con los recursos de la caridad pública por no disponerse de asignaciones fijas como mandas o imposiciones perpetuas, toda vez que se hallaban pendientes de aprobación los arbitrios que se habían propuesto a la superior autoridad del Capitán General de la Isla; por lo que se tuvo que promover una suscripción voluntaria y con ella se procedió a la admisión de niños de ambos sexos.


“Así instalada la primitiva Casa de Beneficencia, bajo la dirección de la junta municipal de caridad y beneficencia se nombró una comisión de más de cuarenta señoras que, con el título de socias protectoras del departamento de niñas, tomaban parte en las juntas que se celebraban y cuidaban de inspeccionar el asilo, como también lo hacía el vocal que, cada semana, se elegía por turnos en la Junta. El público no tardó en favorecer el asilo con donaciones de dinero, efectos y hasta con algunas imposiciones de censos para que, con sus productos, se fuese formando una renta fija.


“Bajo este orden de cosas continuó la Casa hasta que en el año 1858, el Brigadier Francisco Gutiérrez de Terrón, efectuó la inauguración de la Beneficencia de Trinidad, construida bajo la dirección del Ingeniero Militar Don Indalecio López y Donato, con los fondos de bazares y donativos de señoras y caballeros caritativos de la ciudad. El edificio se levantó en los terrenos adquiridos en la llamada Quinta de Canellas.


“En toda época fue precaria la vida de esas tres instituciones: hospitales de San Francisco de Paula y de San Juan de Dios y Casa de Beneficencia, refundidas luego en el Hospital civil denominado "General Leonardo Wood" por la Orden Militar de 17 de abril de 1902, por la cual quedaron clausurados los hospitales San Juan de Dios y San Francisco de Paula y Casa de Beneficencia y se dispuso que los bienes que forman el capital de las fundaciones se aplicaran el sostenimiento del hospital público "General Word".


“A raíz de su refundición, el hospital fue gobernado por una Junta de patronos que se constituyó en la forma que determina la Orden número 374 del extinguido Cuartel. General de la División de Cuba, serie de 1900.


“Posteriormente, al suprimirse la Junta de Patronos del Hospital, quedó éste bajo el gobierno directo de, la Secretaría de Sanidad y Beneficencia (hoy, Ministerio), conservando la administración de sus bienes propios, con las atribuciones y limitaciones de las disposiciones legales vigentes, el Director y Tesorero Contador del Hospital.


“Según algunas noticias oficiales, la cárcel pública de Trinidad fue construida por los años de 1771 a 1777, siendo gobernador de Cuba Don Felipe Fondesviela, Marqués de la Torre, en terrenos de la propiedad del Ayuntamiento, pero, hay que aclarar que, la primitiva Cárcel Real estuvo en el otro edificio antiguo de propiedad municipal, conocido por "La Tenaza", calle Real del Jigue esquina a Boca. Por cierto, que, en la casa de enfrente, donde se estableció la sociedad "Filomática" y, actualmente está "La Luz", vivió en 1805, el Teniente Coronel de Infantería Don Rafael de Quesada y Arango, al que le dispararon un tiro, hiriéndolo. La cárcel pública estuvo establecida, después, en distintas casas; y, al inaugurarse la actual cárcel en 18 de febrero de 1844, gobernando el Brigadier Don Pedro de la Peña, apareció en el periódico "El Correo" de esa fecha un anuncio que dice: "En la cantidad de dos mil quinientos pesos libres para el vendedor se dará la casa que actualmente sirve de cárcel. Tratará Don Magín Romeo". Era el edificio "La Ferrolana", donde se estableció, después, la Beneficencia.


“Constituye la cárcel actual, situada en Santo Domingo, frente al parque "Isidoro Armenteros", un edificio de mampostería y azotea, con un alto al frente, precisamente, sobre los tres arcos que, forman el pórtico de entrada. Esta planta se compone de un salón que da frente al parque citado, contiguo a este, hacia el fondo, un pasillo central y dos habitaciones, encontrándose, a la derecha, la escalera que conduce al mismo, cuya entrada está, situada en el cuerpo de guardia. En el piso bajo, en su parte derecha hay tres departamentos; a la izquierda de este, constituyendo el centro del edificio, tres pórticos que conducen al cuerpo de guardia y reja que da acceso al patio central.


“El interior del edificio antes de las modificaciones que se le hicieron posteriormente, se dividió en los siguientes departamentos, a los que fueron asignados estos nombres: San Andrés, San Juan, San Pablo, Santa Rita, San Víctor, San Valentín, San Francisco, San José, San Ramón y San León.


“La Real Cárcel, generalmente conocida por la cárcel vieja, estuvo situada en la calle Real del Jigüe esquina a Boca, casa conocida por "La Tenaza", que se conserva deteriorada y mal remendada, a la moderna, como patrimonio municipal. De ese lugar fue trasladada la cárcel a la calle de Jesús María (a) Masico, esquina a Santo Domingo de la Calzada. En ella guardó prisión el poeta Plácido en 1843: y hasta el año siguiente, no se trasladó al local de la propia calle, frente a la plazoleta de Santa Ana, donde hoy está.


“El primer libro de anotación de ingresos data solamente, de 1868, aunque en el archivo municipal existen expedientes anteriores a esa época, lo que se explica porque, entonces, el Ayuntamiento tenía a su cargo el servicio carcelario, como, asimismo, el de instrucción pública, hospitales, asilos y otros. Teniendo en cuenta estos antecedentes, se puede informar sobre las personas de ambos sexos que, por estar complicadas en los movimientos revolucionarios en Trinidad, guardaron prisión en la cárcel local y de los que fueron pasados por las armas en el lugar cercano llamado "Mano del Negro".


“En cuanto a la labor y heroísmo de la mujer trinitaria en la gloriosa dorada, hay que citar, en primer lugar, a aquella heroína que inspiró tan brillantes páginas a Manuel Sanguily: Doña María de la Caridad Martínez y Hernández que, refugiada en un lugar llamado "Guayabal Bajo", próximo a los montes de Copeyes, fue mártir de su valor y patriotismo.


“En esa triste sabana en que está ahora el Campo de los Mártires ocurrió también el episodio de María Dolores Iznaga, conocida por la Bruja de Cabarnao, la cual fue condenada a muerte por el Consejo de Guerra. Se dispuso la ejecución de la sentencia en la mañana del 14 de marzo de 1878, y, ya formado el cuadro en el fatídico lugar, la sentenciada daba voces diciendo que los angelitos vendrían a salvarla, y, efectivamente, en el momento de dar la orden de fuego, se presentó un oficial a caballo agitadísimo, con el pliego de indulto. Como a esta mujer se le atribuían dotes excepcionales de curación de enfermos, utilizando el agua de una poza de Cabarnao (de donde tomó su nombre), todavía, algunos fanáticos organizan una peregrinación o jira todos los años el viernes santo, y se encienden velas y se hacen oraciones alrededor de la poza.


“Entre otras patriotas que en aquella época guardaron prisión en la cárcel de Trinidad se destacan: Aurelia Gudelippi, de 17 años de edad, agraciada joven que, según nos informó el Sr. Andrés González Llorente, fue objeto de los deseos carnales del comandante Escudilla, a cambio de la libertad. Pero la virtuosa prisionera rechazó, enérgicamente, la proposición del referido oficial, diciéndole que jamás uniría su destino a la suerte de ningún verdugo de los cubanos. La señorita Gudelippi fue entregada al Cónsul americano para su expulsión de Cuba y así escapó de sus perseguidores.


“María Spotorno de Prats, hermana del Brigadier, Juan Bautista Spotorno, de tan brillante papel en la Revolución de 1858, detenida por prestar auxilio a los revolucionarios, también fue entregada al Cónsul americano con la obligación de desterrarse.


“Fue ingresada en dicha cárcel, procedente del barrio de Río de Ay, la señora Antonia Pinto, con cinco menores hijos. Ya nos imaginamos el cuadro conmovedor de esta patriota; a pesar de todo esto, fue deportada a Isla de Pinos con todos sus hijos, por orden del Teniente Gobernador.


“Otras patriotas que guardaron prisión en ese edificio y que fueron deportadas a la citada Isla, fueren Doña Carmen Barceló: Doña Delfina Ortega, la señorita Manuela Hidalgo, de 23 años (1).


“La señorita María del Rosario Vilahomat, quién demostró, ante el Consejo de Guerra tanta decisión y entereza que admiró a la Comisión Militar; la señorita Dolores Santander, bellísima jovencita de 13 años de edad que, en tan temprana época, dio ejemplo de cómo se puede sufrir por la libertad de la patria (2).


“Con tan altos esfuerzos patrióticos, Trinidad cooperó en los movimientos revolucionarios desde los primeros tiempos, ya en la conspiración, ya en las prisiones, en los campos de batalla o en el exilio; sucumbiendo unos en los combates; pereciendo otros en la deportación en la flor de sus años; y sin embargo, nada existe en el edificio de la cárcel que señale o recuerde el derroche de sacrificios hechos por los trinitarios en áreas de la libertad de Cuba.


“Tan sólo en el llamado Campo de los Mártires se ha levantado un modestísimo obelisco, auspiciado por la delegación local de Veteranos, en cuya base se han grabado -en parte, por la cooperación del Club Rotario e informe del autor de esta obra- los nombres de los patriotas allí inmolados por la libertad de Cuba.


“Frente al edificio de la cárcel, donde primero estuvo el Parquecito General Lino Pérez -pues este inmaculado patriota, siendo alcalde lo inició- se ha levantado con apariencia de moderno, el Parque nombrado Isidoro Armenteros y, en su centro se ha colocado un busto de tan ilustre precursor, aunque, tal vez, por la premura de de la inauguración o por otras causas que ignoramos se ha dudado de la autenticidad del busto del patriota y no han faltado punzantes comentarios sobre el precio pagado. E1 día de la inauguración, allí, cerca del Monumento y como un guiñapo de gloria familiar, se exhibió a una pobre mendiga descendiente del héroe, ofreciéndole, solemnemente el hechizo de una pensión para remediar la agonía de sus últimos años que transcurren, olvidada y doliente en el hospital, y, apelar de la solemnidad la promesa que se le hizo en lugar tan sagrado se la llevó el viento del olvido... ¡cómo tantas otras!”



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“(1) Hermana de Doña Isabel Hidalgo Cabanillas, natural de Trinidad, casada con Don Francisco Zayas Bazán, natural de Puerto Príncipe, padres de Doña Carmen Zayas Bazán Hidalgo, natural de Puerto Príncipe, la esposa de José Martí, el Apóstol de la Independencia de Cuba. Así consta de la partida de bautizo de José Francisco Martí y Zayas Bazán, anotada al número 1712, en la Parroquia de Monserrate, solicitada la inscripción por el propio José Martí el 6 de abril de 1879, según facsímile que publica la Revista "América" junio-julio, 1942.


“(2) Entre las mujeres que prestaron servicios a la independencia de Cuba y por ello sufrieron vida azarosa y martirios sin nombre, compartiendo con sus compañeros las peripecias del campamento, figuran dignamente Doña Carmen Cancio de Pérez, Blanca Betancourt de Bravo, Antonia Marín de TéIlez, Saturnina Duardo quien, con su esposo, el Teniente Antonio Betancourt, y sus hijos menores, vivió en la manigua toda la guerra del 95; y tantas otras que llenan páginas de gloria en el historial revolucionario del patriotismo abnegación de la mujer cubana. ¡Gloria eterna para todas ellas!”




Vistas de la ciudad de Trinidad, en la provincia de Las Villas en las Tarjetas Postales




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Última Revisión: 1 de Mayo del 2005
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