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“Frente al kilómetro 10 de la carretera de San José de las Lajas a Jaruco, a 3 kilómetros después de pasar del pueblo de Tapaste, comienza la carretera privada que con­duce a las hermosas Cuevas del Cura, cuya puerta de entra­da se advierte en un repliegue de la Sierra Paredones de las encumbradas y célebres Escaleras de Jaruco, y al Reparto Gran Panorama.

“Estas cuevas, formadas por generación espontáneas a través de un trabajo incesante de elaboración natural en el seno abismal de aquellos macizos montañosos, son las más in­teresantes, atrayentes y misteriosas de Cuba, por su vaste­dad aún inexplorada en toda su extensión; por el intrincado y fascinante laberinto de caminos, pasadizos y vericuetos, y por las magníficas creaciones de alucinante fantasmagoría con que el supremo artífice ha tejido allí en una sucesión ­interrumpida de milenios, mundos extraños de imponente majestad y de belleza esplendorosa.

“Los propietarios de las Cuevas del Cura, al adquirir hace algún tiempo la finca "San Ignacio", en Tapaste, se dieron a la tarea de explorar a fondo dichas cuevas y descu­brieron, que estas prodigiosas maravillas y sus alrededores, constituían interesantísimos motivos de turismo, y acto se­guido acometieron la construcción de costosas obras: carre­teras, caminos, escaleras, etc., para facilitar el acceso a las cuevas, recorrerlas sin peligro alguno, y admirarlas en su sin­gular magnificencia.

“Adolfo Cacheiro, reputado comerciante establecido en la calle de Obispo en el giro de Cambios y Billetes, y Juan Luis Gelabert, Abogado y Notario, con bufete abierto en Com­postela 315, altos, son los propietarios de las Cuevas del Cu­ra, quienes están aderezando este tesoro que será uno de los ejes de la vitalidad turística del país. Ya hoy, gracias a la in­gente y patriótica labor de los Sres. Cacheiro y Gelabert, las Cuevas del Cura se pueden recorrer en casi toda su exten­sión, con comodidad y seguridad absolutas, las cuales están siendo preparadas para ser exhibidas al público, más embe­llecidas aún por una fantástica iluminación artificial de va­riados colores, modalidades y matices.

“Sierra adentro, en la misma vecindad y hacia el Oeste de las maravillosas cuevas, por otra carretera que también cons­truyen dichos señores venciendo la obstinada resistencia de abruptos precipicios, se va a otras obras que ellos están pre­parando y acondicionando con prolijos y magníficos detalles el Reparto Gran Panorama; el Parque Presidencial "Santa Bárbara"; el Mirador de Tapaste y El Balcón de La Habana, desde los cuales se abarca el Gran Panorama de esta Provincia.”