A las nueve de la noche en punto, bueno en punto por el reloj del jefe de la guardia de La Cabaña, se escucha un cañonazo en toda La Habana. Proviene esta costumbre del tiempo en que la Ciudad de La Habana era resguardada por la Muralla de La Habana siendo el horrendo sonido efectuado dos veces al día. Un cañonazo a las cuatro y media de la madrugada para avisar que las puertas de la Muralla, o la Ciudad, se abrían y otro cañonazo para avisar que las puertas se cerraban. Esa era la vida de los habaneros en aquellos tiempos sin televisor. Eventualmente la Muralla se quito, y afortunadamente el cañonazo de la madrugada también. El de las ocho se atrasó una hora y desde entonces se le llama El Cañonazo de las Nueve. |