Presentamos el artículo “Una Iglesia de Campo en La Habana” por J. Isern lo más fiel posible a como aparece en la revista “Carteles”, edición que circuló el 3 de Mayo del 1953.

“Desde la esquina de Diez de Octubre y Quiroga, la vieja iglesia de Jesús del Monte se hace visible inesperadamente al transeúnte como una revelación y, a la vez, como un remanso campesino en medio del fatigoso trajín de la ciudad que se expande en todos direcciones. Templo humilde y parroquia de modesta feligresía, más necesitada de pedir que de dar, sus rededores, la loma que se hace plaza, sin prestancia u ornamento suficientes para ser parque, los árboles plantados sin concierto y crecidos sin limitaciones jardineras, le dan el aspecto característico de las capillas campesinas y asombra no ver caballos amarrados en las cercanías, en lugar de las máquinas que aparecen en lo foto subiendo la empinada cuesta que lleva a la entrada principal.”

“El templo no ha cambiado nada en los últimos cincuenta años, salvo las cuatro esculturas que adornaban su frente y el reloj que en otro tiempo ocupaba la claraboya que se ve ahora sobre la campana, y que han desaparecido.”

“La iglesia que todos conocemos como "la de Jesús del Monte", está consagrada al Buen Pastor, y su edificio actual fue construido en el año de 1870, siendo Obispo de La Habana fray Jacinto María Martínez.

“Está situado este templo exactamente en el mismo lugar en que se erigió el anterior, construido en 1698 y donado a la iglesia por don Cristóbal Bonifax de Rivera, en terrenos del entonces ingenio "San Francisco de Paula". Su fundación fue para que sirviera de auxiliar a la Parroquial Mayor, consagrándola como tal el obispo Compostela.

“Casi todos los actos religiosos de este templo se llevan a cabo con exposición del Santísimo, a virtud de un privilegio que tiene la Asociación Pontificio Reparadora, establecida allí canónicamente.

“El valor histórico de su archivo quedó revelado recientemente, cuando se hallaron en él las actas de defunción de los ocho vegueros ahorcados en la loma de Jesús del Monte, el año de 1723, según la leyenda, en el lugar en que se encuentra ahora una alta palma real, junto a la iglesia.”

“Esta palma airosa, que se levanta como si quisiera emular al campanario de la iglesia, es, sin embargo, el detalle más turbador del paisaje. Según una leyenda, cuyo origen se pierde en el tiempo, a quien sea osado de dar doce vueltas a su tronco, sincronizándolas con las campanadas de las doce de la noche, recibirá, al sonar la última, un airado bofetón. Buenas gentes de los alrededores afirman que el agresivo espíritu que realiza ese acto es el de uno de los vegueros ahorcados allí en el siglo XVIII, y que la palma se levanta, exactamente en el lugar en que fueron ajusticiados.”