De acuerdo a los relatos de los libros viejos, por allá por los mil ochocientos durante los tiempos de Cecilia Valdés, era la moda entre los jóvenes habaneros pararse en una esquina y ver el tiempo pasar. Muy contrario a nuestros tiempos, donde los “más importante” son los más ocupados, en aquellos tiempos los que de verdad tenían se distinguían por no tener ningún apuro. Realmente nada que hacer, pero no aburridos.

¿Y qué gracia tenía estar parado en una esquina habanera sin hacer absolutamente nada? Bueno, eso no se puede describir, hay que vivirlo.

Una secuencia de fotos tomadas en una esquina habanera. Nada de “picardía”, ni tampoco de preferencias. Sólo unas fotos tomadas en menos de dos minutos al azar y lo que se revele, es lo que es.

Caminando para un lado y mirando para el otro. No tenemos la menor idea que buscará. Estamos seguros que no es la guagua, pero bueno, ella sabrá. ¡Y mira como viene la cosa por allá atrás!

Claro, no existe en La Habana una “esquina cualquiera”. Esta esquina se encuentra en La Habana Vieja, frente a La Moderna Poesía y la antigua Casa Basallo donde vendían todo tipo de artículos deportivos. Uno de nuestros lugares favoritos cuando éramos muchachos.

¿En qué pensarán que se ven tan preocupados? La verdad es que nosotros recordamos la gente en este sector de La Habana mucho más alegre y optimista. Ni tampoco las miradas eran tan bajas.

¡Abre que voy! Un olímpico caminante por el mismo centro de la calle. Hasta el calvo se quedó mirando.

Mira para atrás que es donde está el billete. Estarán de madre, pero a las suecas les encanta lo tropical.

No podemos decirle si de verdad estas fotos captan el significado de estar parado en una esquina habanera viendo el tiempo pasar. Tal vez no presenten lo que usted busca o le interesa. Pero sí le aseguramos que aun sin “picardía” un buen habanero, o una buena habanera que sería aun mejor, podría hacerle una historia en los dos minutos que tomaron tirar estas fotos.