...“El egoísmo se manifestaba sin freno ni miramientos de ningún género. Lo importante, lo esencial, sobre todo, era hacer imperar el desenfreno, ora violando las normas de conducta más, imperativas, ora aplicándolas con rigor excesivo al amparo de sutilezas armadas contra quienes estorbaban. La sentencia que en 11 de julio de 1525 condenó a Velázquez, muerto ya, se dirigió sin duda, más que a manchar su reputación póstuma, a crear un ejemplo amenazador para sus sucesores.” |