Santiago de las Vegas es una de las ciudades más antiguas y de mayor importancia económica en la provincia de La Habana. No muy lejos del centro capitalino nacional, Santiago de las Vegas es la ciudad de mayor población más cercana al aeropuerto José Martí, el cual es el de mayor tránsito en Cuba.

A unos cuatro kilómetros al suroeste de Santiago de las Vegas, en el pueblo de Rincón, se encuentra el Santuario de San Lázaro, posiblemente el lugar más visitado por los creyentes de toda Cuba, tanto de la fe católica como Lucumí o Yoruba. Se estima que unos cincuenta mil devotos ya se encuentran en peregrinación cerca del santo santuario la víspera del 17 de diciembre, muchos más logrando llegar la próxima mañana para rendir homenaje a San Lázaro en su día.

Como centro histórico, la ciudad que aquí honramos desempeña un papel primordial para Cuba y todo el Nuevo Mundo. La tumba del Mayor General Antonio Maceo y de Francisco “Panchito” Gómez Toro, su ayudante e hijo del Generalísimo Máximo Gómez, se encuentra en El Cacahual, no muy lejos de esta ciudad.

Fue en Santiago de las Vegas y la ciudad cercana de Bejucal donde ocurrió una de las primeras disputas de mayor proporción en protesta del dominio europeo en las Américas. En febrero de 1723 unos 500 cultivadores de tabaco demostraron su desacuerdo cuando al constituirse las Factorías de Tabacos se trató de controlar los precios y la venta de este cultivo. La discordia fue más que palabras y doce de los campesinos fueron ahorcados en las arboledas de Jesús del Monte por orden del capitán general Guazo. El acto fue censurado por el propio obispo Valdés y la población. Claro, el capitán general no fue censurado por el gobierno.

Durante la revolución de agosto de 1906 hubo un encuentro en esta ciudad entre las dos partes contendientes. El resultado fue varios muertos y parte del archivo municipal quemado.

Historia de la ciudad, cabecera del municipio por su nombre: En 1683, en terrenos de los corrales realengos de Sócalo Hondo, Managua, Bejucal y Chorrera se instalaron unos vegueros a cuyas necesidades espirituales decidió subvenir el obispo Compostela, construyendo una ermita que paso bajo la advocación de Santiago de Compostela, alrededor de la cual en 1688 comenzaron a edificarse viviendas destinadas a las familias de la primera colonia de vegueros y otras. La población creció rápidamente y en 1694 se puso la primera piedra de una iglesia en forma, que continúo bajo la misma advocación de Santiago.

Fue reconocida como la villa de Santiago de Compostela de las Vegas el 18 de Junio de 1725 por Real Cédula y se le concedió una extensa demarcación jurisdiccional. Desde entonces su importancia, tanto política como económica, continuó aumentando. En 1824 se le eximió de pagar los derechos que satisfacía cada quince años por aquella gracia y se le declaró ciudad, permitiéndole al mismo tiempo levantar una estatua al rey Fernando VII, lo que tuvo efecto en la plaza del Recreo. En 1831 este monarca correspondió otorgándole el título de fiel ciudad y muy ilustre ayuntamiento.

En 1836 se creó la tenencia de gobierno, que en 1840 pasó a Bejucal, para de nuevo regresar a esta ciudad en 1845. Es uno de los términos municipales de Cuba que ha sufrido mayores alteraciones en su jurisdicción territorial, pero permaneciendo siempre la ciudad en sus atributos y calidades esenciales. La iglesia, cuya primera piedra se colocó en 1694, se terminó en 1800; una de sus torres fue destruida por el ciclón de 1846. El cementerio se edificó en 1814 y se clausuró en 1895 para utilizar el nuevo. En 1911 fue construida la magnífica Casa Consistorial. Su población en 1861 contaba con más de 3300 personas y cerca de once mil ya en 1953.

Santiago de las Vegas es una de esas ciudades que ha sabido avanzar de acuerdo a las demandas y rigores de los tiempos. Durante sus principios fue una de las zonas tabacaleras más importante de Cuba. Después, según se desplazaba este cultivo hacia el occidente, llegando hasta Vuelta Abajo, la región de Santiago de las Vegas se dedicó a la caña de azúcar. Años más tarde fueron los frutos menores su mayor cosecha agrícola y por último también se acomodaron muchas de sus tierras para la cría del ganado vacuno, lo cual logró con gran éxito.

A principios del siglo XX, además de la floreciente agricultura, Santiago de las Vegas se unió a las otras muchas ciudades cubanas en la industrialización que dominó la economía del país durante la primera mitad de ese siglo. Entre otras fueron muchas las fábricas de pintura y productos químicos que se destacaban próximas a la avenida de Rancho Boyeros en esta ciudad. No siendo menos reconocida la implementación de la industria del calzado.

La industria del transporte terrestre también llegó a demostrar grandes oportunidades para esta ciudad. Geográficamente situada entre la creciente zona metropolitana más grande de la isla y la región rural al sur y suroeste de la provincia de La Habana servía de punto de distribución de tan numeroso pasaje entre estas dos regiones. Recordamos haber hecho trasbordo entre ómnibus en una terminal en esta ciudad en un viaje que dimos a San Antonio de los Baños a principios de la década de 1960. Aquella terminal era algo así como una mini terminal de ómnibus de la terminal nacional en La Habana, bien organizada y aunque ya se detectaba el comienzo de la deterioración aun se notaba el esplendor de una idea bien implementada.

Claro, las posibilidades que prometía el aeropuerto nacional José Martí eran muy superiores a todas las empresas, tanto agrícolas como industriales, antes conocidas. La industria turística, para la cual Santiago de las Vegas tiene amplias atracciones naturales, históricas, culturales y religiosas, era otra fuente que nunca se llegó a conocer en toda su capacidad. Con los dos sanatorios más reconocidos en toda la isla en sus respectivas disciplinas en sus cercanías, Mazorra para los que han perdido la razón y el Sanatorio del Rincón para los enfermos de lepra, la necesidad de hospedaje, restaurantes y otras comodidades no era sólo un lujo turístico sino una obligación moral nacional hacia Santiago de las Vegas. Porque para nosotros los cubanos un familiar, por muy enfermo que se encuentre, sigue siendo y se merece todos los afectos de un ser querido.

Un chisme santiaguero: Como prometimos, no vamos a decir nombres para no perjudicar a los soplones (los chismosos que nos proporcionaron este dato), sólo diremos que fue Raúl, un amigo de Orlando, quien le rompió el machete a Juan Delgado. Como muchacho inquieto y muy típico cubanito, el antihéroe de este hecho al tratar de subirse en la estatua del coronel mambi en el parque central, terminó haciendo desastres de proporciones descomunales.