Guije.com La Ciudad de La Habana en Ciudades, Pueblos y Lugares de Cuba.

La Ciudad de La Habana, La Habana, Cuba. Escudo de Cuba.

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Municipios de Cuba

Municipios de La Habana

La Ciudad de La Habana
Ciudades, Pueblos y Lugares de Cuba

El Capitolio Nacional de Cuba en La Habana. Foto tomada en mayo del 2003.
El Capitolio Nacional de Cuba en La Habana

Nuestra Ciudad

De todas las ciudades del mundo que hemos tenido la gran suerte de conocer es de La Habana la que más dificultad nos toma el hablar. No es falta de información, ni mucho menos de palabras, es que La Habana es nuestra ciudad de origen, y por tanto, nuestra preferida. Pero vamos a tratar, y si exageramos un poquito, bueno, para nosotros, aun de rodillas como muchas de las fotos recientes indican, es de todas la más bella.


En La Habana
Cosas
Lugares
Edificios
Calles
Túneles
Chinos
Templos
Monumentos
Parques
Fortalezas

La Giraldilla, en el castillo de La Fuerza. Esta estatuilla es el símbolo de la ciudad de La Habana. Foto tomada en mayo del 2003.
La Giraldilla
Símbolo de la ciudad de La Habana

Ciudad Ejemplar

No sólo es La Habana la capital de Cuba, es una de las ciudades más atractivas del mundo. Durante sus años de esplendor fue centro de admiración, tanto para los hijos de las Américas como para los de Europa y Asia. Sus bulevares y avenidas son amplios y elegantes, y también tiene calles estrechas y simpáticas. Sus edificaciones son desde antiguas, algunas preservadas por varios siglos en el sector céntrico, a sumamente modernas; ya en la década de los 1950 los edificios comenzaban a adquirir más de treinta pisos de altura y la arquitectura de las casas era ultra moderna y despampanante.


Tierra Tropical

Tierra tropical, como todo el resto de Cuba, eran los veranos en La Habana frescos y perfectos para disfrutar de sus playas cercanas, para un partido de pelota o cualquier otro deporte en uno de sus tantos parques y jardines, o tal vez simplemente sentarse a conversar y ver el tiempo pasar en algún portal. Sin embargo, eran sus otoños, con las puestas del sol que los artistas aun no logran pintar o cantar, y sus inviernos el tiempo ideal para pasear y divertirse. Nunca el frío llega a congelar, mas por muy ligero que fuera siempre era la excusa sin igual para lucir los nuevos trajes y abrigos. No hay habanero, y mucho menos habanera, que se quede en casa a estrenar una chaqueta nueva. Si hay algo que a un cubano, en general y habanero en particular, le guste más que estrenar una muda de vestir, es oler sabroso; y el género femenino es aun más presumido.


La Noble Habana con las armas de la ciudad. Aunque nunca ha llegado a sustituir a La Giraldilla como símbolo de la ciudad, es alegórica a lo bello y noble de La Habana. Foto tomada en mayo del 2003.
La Noble Habana
con su escudo de la Llave y los Tres Castillos

La Encantadora Habana

La ciudad era un puro carnaval todo el año. Si no era una fiesta de cumpleaños entonces eran unos quinces a toda gala, claro nada como las Navidades o los propios Carnavales de La Habana. Porque de acuerdo a todos los que tuvieron la suerte de poder presenciar ambos, los más exitosos eran los de Santiago de Cuba. No le negamos la razón, pero tampoco se puede negar que los Carnavales de La Habana eran fabulosos.


Así es La Habana, y de mil formas más. Cada calle, cada rincón, como en todas las ciudades del mundo, tiene su historia, sus recuerdos añorados y muchos otros mejor olvidados. Cada quien la observa a su modo de ser. Sabemos muy bien que tal vez sean pocos, pero tal vez sean muchos, los que la aprecian como nuestros ojos la ven. Realmente no importa, porque eso es lo que tiene esta ciudad encantadora, que es noble y abundante como su fuente lo indica. Siempre acogedora, en sus buenas y sus peores, tanto al natural como al extranjero.


Esa es La Habana que recordamos, pero no le podríamos decir si aun es así, porque muchas de las fotos ya no demuestran el esplendor que una vez tuvo. Como ya mencionamos, nuestra ciudad, La Habana, se encuentra de rodillas, pero la seguimos queriendo como a ninguna otra.



Foto del sector céntrico de la ciudad de La Habana.
La Habana admirada desde el cielo
Como se publicó en el Número Centenario del
periódico Diario de La Marina el 15 de Septiembre de 1932.

La Habana Capital

La Habana no fue la primera capital de Cuba, ni tampoco la segunda, ni siquiera la tercera. Se consideraba la capital a la Villa donde el gobernador de la isla se instalara. Por esa razón el título de primera capital, claro esto es desde el punto de vista después de la ocupación de nuestros antepasados porque antes de que los europeos tomaran a Cuba las cosas eran muy diferentes, le corresponde a Baracoa. Poco después se trasladó la gobernación a la segunda capital de la isla que fue Santiago de Cuba y en 1539 se trasladó el gobernador a Bayamo que aunque fue por poco tiempo, desde esta patriótica ciudad gobernó.


Mientras los gobernadores se trasladaban de una a otra localidad al oriente de la Isla, la ciudad de La Habana hacía lo mismo en occidente. El asiento original de la séptima y última de las Villas tomo lugar el 25 de julio de 1515, día de San Cristóbal en un lugar de la costa sur del cacicazgo de la Habana y se le dio el nombre de San Cristóbal de la Habana. Allí, en la costa sur de la isla, las cosas no fueron del todo bien y se decidió mover la pequeña villa a la costa norte donde se instaló a orillas de la desembocadura del río Almendares. No satisfechos los pobladores se hizo otro traslado, esta vez próxima a la bahía de Carenas que después sería conocida como la Bahía de La Habana. Se estima que haya sido, y se celebra, este último traslado en 1519. Existen indicaciones que es posible que algunos pobladores permanecieron en las dos primeras localidades, no fueron abandonadas del todo; y también es posible que antes de los traslados de la villa a las dos localidades al norte ya hubiera pobladores en estos lugares.


En 1550 uno de los gobernadores de la Isla, Gonzalo Pérez de Angulo, decidió residir en La Habana y desde entonces su ejemplo fue seguido por todos los otros gobernadores, haciendo eventualmente de esta ciudad la Capital de Cuba. Curioso es que a pesar de tan digno regalo que era la residencia del gobernador, los habaneros realmente no lo recuerdan con mucho agradecimiento porque fue este mismo Pérez de Angulo el causante que Jacques de Sores, en 1555, quemara la pequeña ciudad con toda la historia de su fundación.


Ciudad de Prosperidad

Hasta cierto punto el hecho de tener al Gobernador de la Isla viviendo en la ciudad no ayudó mucho a la prosperidad de La Habana. Tal vez hubiese sido mejor haber tenido las libertades que disfrutaron otras ciudades como Bayamo o el propio Santiago de Cuba. Fue la localidad lo que hizo a La Habana una de las ciudades más prosperas del Nuevo Mundo durante la era colonial. Su situación marítima y su abrigada bahía fue el refugio perfecto para las flotas de los tesoros americanos en camino a Sevilla; y la protección que estos tesoros requerían antes de iniciar su travesía a través del Atlántico. De mitad del siglo XVI a mitad del siglo XVII la Bahía de La Habana protegió a todas las flotas de tesoros, bueno, excepto una en 1628 que por no entrar en La Habana cayó en mano de los holandeses.


La Habana Inglesa

Por casi un siglo La Habana se desenvolvió como las otras ciudades del mundo, pero si cierto es que es una ciudad extremadamente noble, también lo es de intranquila. Entonces, en 1762, los ingleses decidieron apoderarse de la Capital de Cuba, y lo lograron a un costo de miles de vidas. Once meses duró aquella ocupación, resultando en España perdiendo la Península de La Florida, que poco después recuperó por otras razones. En el proceso del jueguito de las potencias, La Habana despertó y se paró bonita, dando esto por resultado una nueva reestructuración política y urbana que le dio a Cuba las fortalezas más grandes y seguras del Nuevo Mundo en aquellos tiempos, amplias libertades en el comercio, monopolio en ciertas cosechas como la caña de azúcar y un exagerado número de títulos nobiliarios con todas sus galas y lujos.


Población de la Ciudad de La Habana de Acuerdo a los Censos
Censo 1861 1899 1907 1919 1931 1943 1953
Población 196,847 235,981 297,159 363,506 520,504 659,883 785,455

Para aquellos interesados en la historia de La Habana
proveemos las siguientes obras que ya forman parte
de la propia Historia de La Habana
Historia Local de La Habana
El Ayuntamiento de La Habana - Reseña Histórica


Radio Centro y Habana Hilton en L y 23, Vedado, La Habana.
Radio Centro y Habana Hilton
en L y 23, Vedado, La Habana

La Habana Prosperó

Fue mucha la prosperidad que disfrutó La Habana, y la Isla de Cuba en general, pero aun se encontraba limitada. Demasiados los errores que cometió España, algunos de ellos no pudiendo ser permitidos, y eso dio lugar, a pesar del gran amor que la dichosa Isla le tenía a la Madre Patria, a que pensamientos de separación surgieran. Los pensamientos se materializaron y comenzaron las guerras. Camagüey, Narciso López dos veces, La Demajagua, la Guerra Chiquita, y tantos intentos más, hasta que, ya agotados de tantos esfuerzos, José Martí logró encaminar la jornada que entre todos alcanzaría la ansiada Independencia. Por tres años ondeo la bandera de Estados Unidos en Cuba, sanando muchos de los malos recuerdos. El 20 de mayo de 1902 la Estrella Solitaria, la misma que López izó en Cárdenas, ondeo por sí sola en la naciente República de Cuba y La Habana prosperó como nunca antes.


En lo tangible, se terminó el Malecón y se puso a prueba con carreras de automóviles como aun se hace en algunas ciudades europeas. Se hizo el Capitolio Nacional y en sus jardines aterrizaron los planeadores de los trenes aéreos pioneros. Tres túneles por falta de uno a pesar de su poca elevación sobre el nivel del mar, conectados con modernas calles y carreteras. Se hizo una red de tranvías para darle servicio a la población, y dado el progreso, tal red se quitó y los tranvías se sustituyeron por autobuses, comúnmente llamados “guaguas” en Cuba, que llegaban de una punta a la otra de la ciudad en sus recorridos. Algunas rutas se extendían a otras ciudades de la provincia y otras eran dedicadas a tal uso. Cada media hora salían las provinciales, cada cinco a diez minutos las locales y si en cualquiera de las dos se llenaba un autobús al salir de la estación o paradero, entonces salía otro junto con el primero, y si el segundo se llenaba, entonces salía otro y otro y otro hasta que no quedara pasajero en el paradero. Estos trenes de guaguas, de hasta cuatro y cinco, recordamos haberlos vistos muchas veces.


También se hizo un magnífico Palacio Presidencial digno de la República, un bello Museo Nacional o Palacio de Bellas Artes, un Palacio de los Deportes con sus correspondientes terrenos deportivos y otras facilidades, un estadio de pelota profesional, numerosos cines y teatros cada vez más grandes y cómodos, un atractivo y accesible zoológico, un parque forestal, muchos más edificios privados de los que aquí podemos mencionar y la Plaza Cívica (aun no terminada) para honrar al Apóstol rodeada por un nuevo Centro de la Ciudad (tampoco terminado) con todos los edificios de los ministerios y otras necesidades públicas, incluyendo la Biblioteca Nacional José Martí. Además se hacía y daba mantenimiento a obras de alcantarillado, abastecimiento de agua, hospitales, escuelas, mercados, repartos obreros y el mantenimiento y mejoramiento de todo lo heredado de tiempos pasados.


El crimen ligero claro que existía pero el severo era tan extraño que cuando sucedía hasta en la Bohemia salía. Siempre y cuando el respeto al prójimo se aplicará, uno podía hacer lo que quisiera, y esto le aplicaba desde al Caballero de París hasta el presidente. En los negocios se podía ser dueño de cualquier empresa, desde vender buchitos de café en las guaguas hasta ser dueño de las propias rutas de guaguas. Fueron muchos los que con un pequeño negocio lograron hacerse de una casa, y otros hasta de una mansión. Estas libertades dieron lugar a ciertos acontecimientos culturales que le daban aun más colorido al alegre carnaval; siendo nuestros preferidos los afiladores de tijeras en los pregoneros, las fritas en los kioscos de comida y los neones en los anuncios que iluminaban de punta a punta a Reina, Galiano y todas las otras calles donde florecían las tiendas y negocios; nos escriben que los del cine Manzanares, en Infanta y Carlos III, se veían a un kilómetro.


La Habana Capital Cultural

París y Nueva York, en ese orden, dictaban la moda femenina. En lo musical, bueno, todavía tiene fama la altura que alcanzó toda Cuba en la década de los 1950 proyectada al mundo desde la CMQ en La Habana. Después de La Engañadora, ritmo Cha cha cha, ya no era una nueva canción lo que regia la moda sino un nuevo ritmo cada dos o tres años, acelerándose hasta llegar a un ritmo casi anual; aquello fue serio e inigualable, hasta ahora. Los grandes artistas mundiales visitaban La Habana con relativa frecuencia, siendo muy aplaudido el cine mexicano, argentino, español y Hollywood, sin ir muy lejos el italiano y francés, y por supuesto que se vieron películas de todo el mundo. Una vez terminado el Habana Hilton, frente a Radio Centro y la ya muy famosa CMQ, la intersección de L y 23 y la Rampa se convirtieron en el lugar perfecto para ver casualmente a las grandes estrellas mundiales de la televisión, el cine y la radio. Muy normal almorzar en compañía de varios artistas y músicos en uno de aquellos restaurantes en esta sección del Vedado.



En el Prado de La Habana.
En el Prado de La Habana

La Noble Habana

El Barrio Chino de La Habana es uno de los tantos pintorescos detalles que no podemos dejar de mencionar, y aunque ya les dedicamos secciones a nuestros hermanos de descendencia asiática, no podemos dejar de mencionar su gran aporte en la sociedad habanera. Durante, antes y después de la Guerra Civil en España, los gobiernos de Cuba de aquellos momentos, tan criticados en el presente, dieron entrada a muchísimos españoles que desearon venir a Cuba, irrelevante de sus simpatías políticas y a todos se les permitió prosperar. En toda La Habana, y otras ciudades de Cuba, muchos de los comercios eran propiedad de españoles o de chinos, no siendo extrañas las tiendas y joyerías de los hebreos. Extranjeros y naturales trabajando juntos en una sociedad de prosperidad, siendo aquello para los habaneros tan natural como el dulce guayaba con pan.


De todas las ciudades del mundo fue La Noble Habana la que vio nacer al autor de La Rosa Blanca, él que sin odio ni rencor en su ser, murió de cara al sol.



Monumento a José Martí, Apóstol de Cuba, en La Habana.
Monumento a José Martí
Apóstol de Cuba

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Con respecto a la organización oficial, alcaldes, gobierno, límites, barrios, topografía y demás lo tratamos en el Municipio de La Habana.



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Última Revisión: 20 de Enero del 2008
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