Guije.com Félix Varela y Morales en la revista Bohemia el 20 Febrero 1955.

Félix Varela y Morales. Bandera de Cuba.

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Félix Varela y Morales en la revista Bohemia el 20 Febrero 1955

20 Febrero 1955
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 Félix Varela


Félix Varela y Morales
“(1787 - 1853)”
en Bohemia
20 de Febrero de 1955

Félix Varela y Morales
“Félix Varela y Morales (1787 - 1853)”

“Félix Varela y Morales”

“Los cubanos no han apreciado justamente la grandeza del Padre Félix Varela. Se han escrito varios trabajos de divulgación, entre ellos una excelente biografía por el Dr. Antonio Hernández Travieso. Se han reproducido sus trabajos periodísticos de "El Habanero" y las "Cartas a Elpidío". Pero las "Lecciones de Filosofía", su "Miscelánea Filosófica" y otros trabajos, juzgándolos en el valor que tenían en la época en que se escribieron, han tenido muy poca divulgación. Conocemos un poco al Vareta maestro de maestros, pero ignoramos al Varela que fuera maestro de entereza política, de sinceridad, de grandeza humana. Sin embargo, Félix Vareta es tal vez la figura más atrayente de su época. Forjó a hombres como Luz y Caballero, Saco, Desmonte, a los Alfonso, a Del Allo, a todas las grandes figuras de la nacionalidad cubana. Ese fue su gran mérito. Por los discípulos puede juzgarse al hombre que les inició en la vida ciudadana, de servicio a la nación, a la patria y a la causa de la libertad en nuestro continente.


“El castellano Francisco de Varela vino a Cuba procedente de España para servir al Rey en el ejército con el grado de teniente. En La Habana conoció a la santiaguera María Josefa Morales y Morales, hija del teniente coronel Bartolomé Morales, que mandaba a la sazón el Regimiento Fijo de La Habana. En 1783 se casaron en la Iglesia del Espíritu Santo. Pronto nacieron dos niñas: María de Jesús y Cristina. El 20 de noviembre de 1788 nació un niño. Vivían entonces en la calle de Obispo. Cuando le bautizaron pusiéronle por nombre Félix Francisco José María de la Concepción.


“Tres años tenía el niño cuando falleció su madre. El padre contrajo segundas nupcias muy pronto, teniendo otro hijo al que puso por nombre Manuel. El huérfano Félix fue criado por sus hermanas mayores y sus tías Rita y María Morales. En 1790 el teniente Francisco Morales es ascendido a capitán. Al año siguiente el teniente coronel Bartolomé Morales es ascendido a coronel y trasladado a San Agustín de la Florida. Con el abuelo se fue el nieto. Allí, en los arenales de San Agustín se iniciarán los estudios de aquel niño delgaducho, con ojos penetrantes e inquietos. El Padre Michel O'Reilly le enseña latín y música. A los catorce años el abuelo quiere orientarlo en la carrera de las armas. Es la tradición de la familia, pero aquel joven de carácter sereno, dulce y apacible no soñaba con batallas y guerras, ni con soldados o milicias. Quería ser un salvador de almas, más que un matador de hombres. El abuelo no insiste y Varela decide estudiar teología y humanidades.


“En 1801 está de regreso en La Habana. La orfandad se acentúa con la muerte de su padre. Por esta época comienza a asistir a los cursos que se estudian en el Real y Conciliar Colegio Seminario de San Carlos y San Ambrosio. Allí conoce al Padre Agustín Caballeo, que ya gozaba fama de gran orador, a Fray Remigio Cernadas y al santiguero Juan Bernardo O'Gavan. Era Obispo de La Habana Juan José Díaz de Espada y Fernández de Landa cuando recibía una solicitud que a los dieciocho años le escribía el estudiante Félix Varela pidiéndole autorización para recibir las órdenes sacerdotales. El Obispo accede y el 31 de mayo de 1806, en la Catedral de La Habana y de manos del propio Obispo Espada recibe la tonsura.


“Vestido ya con los hábitos se presenta el 9 de agosto de ese mismo año para realizar los ejercicios de Bachiller en Artes. Continúa sus estudios teológicos. En el Colegio sigue siendo alumno del Padre Caballero; en la Universidad estudia a Santo Tomás con el Presbítero José Ricardo Martínez. Al año siguiente el Obispo Espada le autoriza para que sin nombramiento oficial ejerza como preceptor de latín en el Colegio Seminario. En su primera experiencia como maestro. Ya su vocación está formada. Su fe le orienta al sacerdocio; su ansia de enseñar al magisterio. En noviembre de 1808 se gradúa de Bachiller en Teología. Inmediatamente solicita hacer oposición a la cátedra de Santo Tomás y Melchor Cano. Su contrincante es el Presbítero Ramírez, su maestro. En tanto solicita también la investidura de las cuatro órdenes menores y el subdiaconado. En el oratorio privado del Obispo Espada se lleva a cabo la ceremonia. Juan Bernardo O'Gaván preside el tribunal. En aquel final del año de 1808 pasa a servir los oficios religiosos al Monasterio de Santa Catalina. En las oposiciones además resulta aprobado, pero la cátedra la obtiene su antiguo maestro el Presbítero Ramírez. Dos años más tarde pide verificar los ejercicios para el diaconado. El 10 de diciembre de 1810 se realizan los ejercicios en la misma capilla privada del Obispo Espada. Y otra vez O'Gavan tiene que presidir el tribunal, que por unanimidad le aprueba. El 22 de diciembre le fue conferido el diaconado en la Catedral. Hace oposición ahora a la cátedra de Latinidad de Mayores y Retórica que desempeñaba interinamente. Su contrincante, el Presbiterio Manuel García obtuvo el cargo y el 31 de marzo de 1811 Varela le entregaba la clase, pasando entonces a la preparación de los ejercicios para el presbiterato. No tiene la edad exigible que es la de los 24 años, pero solicita del buen Obispo que le dispense los meses que le faltan, porque quiere ofrecerle a su abuelo, anciano y enfermo, la ocasión de que le vea ordenando como Presbítero. Una vez más el Obispo Espada accede, y el 12 de diciembre de 1811 se verifican los ejercicios en el Colegio Seminario. Preside en esta ocasión el Dean de la Catedral Doctor Cristóbal Manuel de Palacios. El 13 realiza el ritual de amonestación en la Iglesia del Santo Angel y el 21 el propio Obispo Espada confería al sacerdocio al Padre Félix Varela en el altar mayor de la Iglesia Catedral.


“Su primera misa será en el Convento de Santa Teresa donde su tía Maria había ingresado como monja carmelita. Entre los concurrentes figurará el coronel Morales que antes de morirse puede disfrutar a plenitud el triunfo del nieto.


“Inmediatamente tendrá una nueva tarea a que consagrarse. El Obispo Espada ha reunido en una sola las cátedras de Filosofía, Lógica y Metafísica que explicaba el Padre Caballero con la de Física y Etica que explicaba O'Gavan. El padre Félix Varela, con sus veinticuatro años, es designado para desempeñarla. Entre sus discípulos figura Nicolás María Escobedo que fue ganando su afecto hasta convertirse en su secretario. La gran obra del reformador de estudios, auspiciada por el Obispo Espada tiene en Varela un formidable ejecutor. Por de pronto dio de lado a las explicaciones en latín, para comenzarlas en español. Fue él, sin duda alguna, el primer profesor de filosofía en toda España que asestaba tan rudo golpe al escolasticismo. Ese mismo año España entraba firmemente en el régimen constitucional. El 25 de julio de 1812 las autoridades cubanas juraban la Constitución aprobada en las Cortes de Cádiz. Félix Varela edita en latín, en La Habana, los dos primeros tomos de su obra Instituciones Philosophae Eclecticae ad usura Stuionae Juventutis, obra que por un exceso de modestia publica sin nombre de autor. El primer tomo trata de Lógica y el segundo de Metafísica. Al año siguiente publica el tercero que trata de Etica y Moral. Es el primero que publica en español. En 1814 publica el cuarto y último tomo también en español que trata de Matemática y Física Experimental. Y mientras prepara un Resumen de Metafísica y Moral para los alumnos del Seminario y otro trabajo sobre Geografía, Astronomía, Física, Química y Botánica llega a Cuba la Real Orden por la cual se declaraba el Rey Fernando VII un monarca absolutista, negándose a acatar la Constitución que habla jurado. En 1818 publica Varela su Programa de Examen. El 28 de febrero de 1817 Ingresa como Amigo en la Sección de Educación de la Real Sociedad de Amigos del País. El acto se celebra en la sala del Palacio de los Capitanes Generales. En esa ocasión el Padre Varela lee un trabajo sobre el tema: "Demostrar la influencia de la ideología en la Sociedad y medíos de rectificar este ramo". Sus discípulos no son muy numerosos pero casi todos ocuparán un lugar prominente en el desarrollo de las ideas, de la cultura, de la economía y de la política. Escobedo es el primero. Le siguen Cayetano Sanfelíú, Francisco de la O. García, José María Casal, Manuel González del Valle, Silvestre Alfonso, y José Manuel Valeríno, Felipe Poey, Prudencio Echeverría O'Gavan, José Agustín Govantes, Francisco Ruiz, Cristóbal Madan, José Luis Alfonso, Lorenzo del Allo y Gaspar Betancourt Cisneros. Y aun hay, otros dos cuyos nombres simbolizan la capacidad cubana de la época: José de la Luz y Caballero y José Antonio Saco.


“A su labor en la cátedra se suma su trabajo en la iglesia. Predica desde el púlpito con aquel claro raciocinio conque justifica su sincera devoción religiosa. A la muerte de José Pablo Valiente y Bravo el Obispo Espada le selecciona para pronunciar el elogio póstumo en la Catedral de La Habana. El 10 de marzo de 1818 se lleva a cabo aquel acto en el que confirma la opinión que de él tienen los habaneros como orador sagrado. Aquel mismo año publica este Discurso y comienza la edición de sus "Lecciones de Filosofía", una de sus obras más trascendentales. Una nota de amargura en aquel año de 1818 se la proporciona su viejo maestro O'Gavan, que por celos infundados le critica injustamente en el seno de la Sociedad de Amigos. Sin embargo, no concluirá aquel año sin que los habaneros tengan nueva oportunidad de escuchar de sus labios otro precioso discurso, el "Elogio de S. M. Señor Fernando VII, contraído solamente a los beneficios que se ha dignado conceder a la Isla de Cuba". Tres días después de haber pronunciado ese discurso, la Sociedad de Amigos le confería el título de Socio de Mérito.


“El 12 de mayo de 1819 pronuncia la Oración Fúnebre de Carlos IV. Ese mismo año publica la "Miscelánea Filosófica" en cuatro tomos.


“El 19 de enero de 1820 el teniente coronel Rafael Riego se subleva en las Cabezas de San Juan proclamando nuevamente la Constitución en España. El movimiento es secundado y el 7 de marzo el rey Fernando VII no tiene más remedio que jurar la Constitución que él mismo había repudiado y convocar a Cortes. El 14 de abril se recibe la noticia en La Habana. Al día siguiente el capitán general publica su decisión de no jurar la Constitución mientras de España el rey no se lo ordene. Esta altitud provocó al liberalismo de la tropa, especialmente del Batallón de los Catalanes, a cuyo frente había estado Pedro Quiroga que era ahora uno de los jefes del movimiento constitucionalista en la Península. En la tarde del domingo 16, el capitán general Cagigal no pudo hacer frente a la insubordinación del Batallón de Catalanes que le obligaron a bajar a la Plaza de Armas y jurar la Constitución. La Sociedad de Amigos, influida por aquel brote de constitucionalismo, decidió crear la cátedra de Constitución adscribiendola al Colegio y Seminario. Para las oposiciones el Obispo Espada alentó al Padre Varela diciéndole: "Yo te mando que te presentes: tú tienes talento, y con poco tiempo de estudio podrás desempeñar la cátedra tan bien como el primero. Las oposiciones serán de aquí a seis meses: y ese es el plazo que te concedo".


“En el Aula Magna del Colegio Seminario se verifican los ejercicios de oposición a la cátedra de Constitución. Concurren Varela, Saco, Escobedo y Echeverría O'Gavan. Varela obtiene el veredicto del tribunal. El 18 de enero de 1821 pronunciaba la lección inaugural. "Si he de llamar por algún nombre a esta cátedra, dijo Varela en esta oportunidad, será por el de la libertad, de los derechos del hombre, de la generación de España, fuente de las virtudes cívicas, que por primera vez ha conciliado las leyes con la filosofía. En fin, los estudios que contienen al fanático y al déspota, y conservan la religión".


“Para ilustrar mejor a los que se interesan en su curso sobre constitucionalismo español, escribió su obra "Observaciones sobre la constitución política de la Monarquía Española" que publico aquel mismo año de 1821.


“El 13 de marzo se llevan a cabo las elecciones para Diputados a Cortes. El Obispo Espada ha lanzado la candidatura de Varela por Habana. No le ha importado que Varela se haya declarado antiesclavista. El simpatiza con la causa abolicionista y nada desearía más que ver extinguida la inicua trata de negros. Junto con Varela resultaron electos José del Castillo, el brigadier Gonzalo de Aróstegui y Nicolás Ruíz y como suplentes Juan José Hernández e Indalecio Santos Suárez. Los reaccionarios que sólo habían conquistado una posición, la de Ruiz, impugnaron aquella elección. Varela no espera los resultados y se embarca para España. En la nota de despedida, publicada en el "Diario del Gobierno Constitucional" el 18 de abril de 1821, declara que "un hijo de la libertad, un alma americana, desconoce el miedo". Saco le sustituye en la cátedra de Filosofía del Colegio Seminario. El 28 de abril abandona el puerto de La Habana; el 7 de junio llega a Cádiz; el 28 se encontraba en Sevilla y el 12 de julio llega a Madrid. Mientras aguarda por las credenciales entrega a la imprenta la segunda edición de su "Miscelánea Filosófica" que sale a la luz inmediatamente.


“La impugnación electoral de La Habana prospera. Se había elegido un diputado propietario más de lo exigido en la disposición electoral. El 26 de noviembre de 1821 se celebran nuevos comicios. El único reelecto es Varela. Los otros fueron sustituidos por Tomás Gener, por Matanzas; José de las Cuevas, por Santiago de Cuba y Leonardo Santos Suárez, por la Habana. Como suplente fue electo Juan de Dios Castro.


“Varela, en tanto, trata de organizar a los Diputados de Puerto Rico y Filipinas a fin de integrarlos con los de Cuba, un sólido bloque que les facilite la defensa de los intereses que en común tienen las posesiones españolas de Ultramar. La descentralización colonial se convierte en su caballo de batalla. La abolición de la esclavitud será otra de sus preocupaciones en los debates de las Cortes. El 20 de febrero de 1822 se reúne la Junta Preparatoria de las Cortes. La única acta de los diputados cubanos que puede aprobar es la de Cuevas, pues las credenciales de los otros se han perdido en el naufragio del bergantín "Sorpresa". El 2 de octubre resultan aprobados y el 3 prestan juramento. El 7 de octubre Varela figura en la Comisión de Diputados designada por las Cortes para informar a Fernando, la fecha en que se inaugurarán las sesiones del Congreso. El 11 realiza su primera intervención parlamentaria, solicitando que los capellanes del ejército sean no sólo examinados, sino depurados a través de una comisión eclesiástica. El 12 participa en el debate sobre las Ordenanzas del Ejército. Varela defiende el principio del mantenimiento de la disciplina, sin regatear el derecho de discutir, a posteriori, las órdenes dadas. El 20 se levanta en las Cortes para pedir que se declaren vacantes los obispados cuyos obispos estuviesen abiertamente de parte de los enemigos de la Constitución, quedando autorizado el Gobierno para trasladar a los eclesiásticos dentro de los límites del territorio peninsular español. El 22 se discuten facultades extraordinarias a las autoridades militares para castigar a funcionarios municipales que no les ofreciesen información de las actividades de los facciosos. Varela se opone, porque le parece que "es algo más que poner una dictadura" y agrega: "Yo no creo que los intereses estén en disposición de decidir acerca de la gravedad de un delito, y mucho menos de imponer a los delincuentes la contigua pena al delito que hubiesen cometido; antes creo, al contrario, que podría suceder que para cubrir algunos defectos de su impericia, acaso se valiesen de los pretextos de delitos que supusiesen en las autoridades civiles, y de este modo podrían comprometerse muchos ciudadanos al capricho militar".


“El 30 de octubre defiende el derecho de los militares a casarse sin el requisito de tener que cumplir antes seis años de servicio como solteros. El 3 de noviembre se opone a que se destinen condenados a los presidios de Ultramar y recuerda a los enviados al Arsenal de La Habana. Concluye que mejor se les utilice en empeños colonizadores donde más falta hagan. El 4 de noviembre, en unión de toda la Diputación Cubana, Vareta solicita que se exima del reemplazo a los vecinos de Ultramar. El 8 las Cortes se oponen a lo solicitado por los cubanos. El 14 de diciembre aboga Varela porque a los militares se les conceda los mismos derechos que a los demás ciudadanos. El 15 solicitan los Diputados Cubanos que por las Cortes se designe una Comisión que estudie y proponga lo "que convenga a los ciudadanos particulares de aquellos países lejanos". Las Cortes aceptan la proposición cubana. El 27 Varela interviene para discutir sobre la instrucción para el gobierno económico-político de las provincias. El 7 de enero de 1823 las Cortes discuten la incompatibilidad de los cargos de escribanos de juzgado y de número con el de Secretario de Ayuntamiento. Varela se pronuncia por la incompatibilidad. El 9 conocen los Diputados de las notas de las potencias extranjeras. que en la reunión de Verona había acordado intervenir abiertamente en España. La tristemente Santa Alianza estaba entrando en acción. Los Diputados rechazaron indigenados aquellas notas intervencionistas. Al día siguiente Austria, Prusia y Rusia retiran a sus represetantes diplomáticos de Madrid. Les sigue después Francia. El 28 enero de 1823 aquel imbécil de Luis XVIII, viejo, achacoso y enfermo, anuncia en la Cámara de Diputados de Francia que cien mil soldados franceses, a las órdenes del Duque de Angulema, estaban listos para ser enviados a España a restablecer la monarquía absoluta con Fernando VII.


“El 3 de febrero Varela interviene en el debate donde se discutía el arreglo en el clero. El cubano apoyaba un proyecto en el que se insistía en respetar la autoridad del Papa. El 14 las Cortes discuten el traslado del Gobierno. En la Comisión que se designa para que visite al rey Fernando VII, figura Varela. El rey, felón y tramposo, alega que no puede moverse. La gota le ha atacado y la reina, además, sufre de mareos. El 15 de febrero, en medio de toda aquella agitación política, Félix Varela presenta su "Proyecto de instrucción para el gobierno económico político de las provincias de Ultramar" que no se pudo discutir porque la Legislatura se cerró el 19. El 1º de marzo se abre la Legislatura Ordinaria. El Rey no concurre, pero en el discurso que envió para se leyera, se declaraba defensor de la Constitución y atacaba a la Santa Alianza y a su protector, el rey de Francia. El 2 de marzo Varela es designado para formar parte de las Comisiones de Instrucción Pública y Ultramar. Fernando VII seguía escudándose en su enfermedad para no trasladar al Gobierno y los franceses comenzaban a traspasar la frontera pirenaica. El 13 las Cortes acuerdan trasladar definitivamente al Gobierno. El Rey pide que se aplace hasta el 20. El 15 las Cortes comienzan a discutir el Proyecto de Instrucción presentado por Varela. El primer impugnante es el filipino Bringas. Varela refuta sus argumentos. Después lo ataca el vizcaino José Joaquín Garmendia. Isturiz sale en ayuda de Varela y obtuvo el apoyo indispensable para aprobar, en su totalidad, el dictamen del Proyecto. Se comenzó a discutir el articulado. El 20 de marzo se trasladan el Rey y el Gobierno para Sevilla. Tres días después se trasladan los Diputados. El 24 se reanudan los trabajos parlamentarios. El 4 de mayo todavía se discutía el articulado. El 13 de mayo, por última vez, las Cortes discuten el tema de Ultramar. Los franceses se acercaban a Madrid y todo el tiempo será ahora para discutir la situación. El 23 ya está los Hijos de San Luis en la capital de España. El 19 de junio el catalán Tomás Gener, que representaba a Cuba, es designado Presidente de las Cortes. Ya los fraceses continuaban su avance sobre Andalucia. El 10 de junio la situación es extremadamente grave. Se acuerda proponerle al rey el traslado a la Isla de León. Fernando VII no acepta. Alcalá Galiano propone la suspensión temporal del rey y la designación de una Regencia, así como el traslado del Gobierno y las Cortes. Al ponerse a votación Félix Varela y Tomás Gener votan por la suspensión del Rey. En contra lo harán Santos Suárez y Cuevas. El 11 se designan a los miembros de las Regencia. El 15 el rey cambia de opinión y se traslada con el Gobierno y las Cortes a Cadiz. Las Cortes le devuelven sus prerrogativas, disolviendo la regencia. Ahora los diputados se reúnen en la Iglesia de San Felipe. Allí Varela tuvo la íntima satisfacción de conocer que desde La Habana sus antiguos discípulos habían enviado a las Cortes un mensaje de adhesión. El 28 de julio le elige la Diputación Permanente porque está próxima a terminar la Legislatura. Santos Suárez resulta electo. Varela, a pesar de no haber sido electo, siguió la suerte de esta Diputación Permanente.


“El 2 de agosto presenta un proyecto complementario al Código de Ultramar. Esa misma tarde comenzó a discutirse. El 3 todavía lo discutían los diputados para concluir rechazándolo. El 5 de agosto se reúnen las Cortes para escuchar el discurso de Fernando VII. Todavía se dice constitucionalista y califica a la agresión francesa como "el escándalo de la posteridad y el mayor borrón del siglo XIX".


“La situación se hace extraordinariamente difícil. Cadiz es asedia por los enemigos del constitucionalismo. Sólo Mina y Espoz resiste en Cataluña y Plasencia en Extremadura. Treinta y cuatro diputados han desertado, entre ellos el santiaguero Cuevas. El 31 los franceses ocupan el Trocadero. El 6 de Septiembre Fernando VII convoca a Cortes extraordinarias. En el discurso que envía planteaba a los Diputados que las hostilidades no cesarían mientras él no pudiera negociar con libertad. El 7 las Cortes crean la Junta de Defensa. El 23 los franceses inician el bombardeo de Cadiz. Las Cortes acceden al fin a dejar en libertad aquel rey tránsfuga que los había engañado. El 3 de octubre Fernando VII llegaba al campamento de los franceses. Dos días después comienza el éxodo. Varela, Gener y Santos Suárez logran refugiarse en Gibraltar, de donde prosiguen viaje a los Estados Unidos.


“El 15 de diciembre ya están en Nueva York. De Cuba van llegando también las primeras oleadas de cubanos desterrados como consecuencia de la conspiración de los Rayos y Soles de Bolívar. Algunos son antiguos discípulos suyos como Francisco Senmanat. De labios de los perseguidos escucha las últimas noticias cubanas. Por ellos se entera de la felonía de su antiguo discípulo Juan Agustín Ferrety que estando comprometido delató a Vives el plan y aceptó ser juez de la causa que se mandó a formar. Le informaron también de sus esperanzas en la actuación de Bolívar y de los trabajos que proyectaban desarrollar en México. Varela, por su parte, les expuso su experiencia del contacto con el liberalismo español y de la conclusión a que había llegado: a Cuba no le quedaba otro camino que el de la independencia. Al final Varela acepto dirigir el movimiento independentista siempre que no tuviese que someterse a la tiranía de las logias o sociedades secretas y a la conservación de su indedependencia de criterio, por encima de todas las cosas.


“Inmediatamente procedió el Padre Varela a trasladarse a Filadelfia. Allí le visita José Antonio Saco que ha dejado a Luz y Caballero explicando la cátedra de Filosofía. Saco le informa que Luz y Caballero, en la lección inaugural tuyo a orgullo declararse discípulo de Varela.


“Un proyecto nuevo comenzó a desarrollarse. La publicación de un periódico que orientase a la opinión pública cubana ante la crisis que tenía que afrontar. Y mientras prepara los originales del primer número de "El Habanero"- que así habría de llamarse la publicación entregaba también a la imprenta los materiales para una nueva edición de sus "Lecciones de Filosofía". Después se dio a la traducción de "Manuel de Práctica Parlamentaria" de Thomas Jefferson al que agregó un jugoso comentario de su experiencia personal.


“Antes de concluir aquel año de 1824 salía a la calle el primer número de "El Habanero", "la primera manifestación revolucionaria de carácter periodístico entre nosotros", al decir de Enrique Gay-Calbó. Y no solamente salió el primero, sino que inmediatamente salió el segundo. Varela los comenzó a introducir en Cuba por la vía del correo ordinario, pero cuando Vives se percató de aquel peligroso contrabando de ideas revolucionarias, apeló a un registro muy severo de la correspondencia procedente de los Estados Unidos, Varela apeló también a la devoción de viajeros amigos, preferentemente extranjeros, que se encargaban de introducirlo en Cuba donde sus antiguos discípulos se encargaban de distribuirlos o circularlos.


“Por esta época conoce a Joel R. Poinsett. En 1825 sale el tercer número de "El Habanero". Está editado todavía en Filadelfia. El cuarto, quinto y sexto, que saldrán también ese mismo año de 1825, aparecen editados en Nuevo York. El séptimo, que se supone salió en 1826 no hay noticias concretas. Nadie lo ha visto y sólo José Ignacio Rodríguez nos ha ofrecido una lista de los trabajos publicados en el mismo, pero no hay constancia de que lo tuviera o conociera más que por esta simple referencia. Si se llegó a publicar, el hecho cierto es que no circuló en Cuba.


“El 11 de mayo de 1825 la Real Audiencia de Sevilla le juzgaba en ausencia y condenaba a la pena de muerte y confiscación de todos sus bienes. El único delito era haber votado en las Cortes por la suspensión temporal del Rey y el establecimiento de la Regencia.


“En La Habana un antiguo discípulo redacta y publica, para complacer a Vives, un folleto titulado "Apuntaciones sobre "El Habanero", periódico que redacta en Filadelfia el Presbístero Don Félix Varela, hecha por Un Discípulo del mismo Varela". Al principio se creyó que el tal "Discípulo" era Ferrety, pero después se comprobó que se trataba de otro Judas: Antonio Zambrana.


“De Cuba le había enviado el Obispo Espada sus credenciales como sacerdote y Varela tuvo que trasladarse a Nueva York para incorporarse a la iglesia de Saint Peter. En tanto Poinsett era designado embajador de los Estados Unidos en México, donde se encargaría de entorpecer las gestiones de los cubanos cerca del Presidente Guadalupe Victoria que estaba decidido a invadir la Isla de Cuba. Sin embargo todo no habrían de ser preocupaciones y decepciones. Antes de finalizar ese año de 1825 el Presidente Guadalupe Victoria le invitaba, considerándolo como un honor para que se trasladase a México en el barco de guerra "Congreso Mexicano". Varela no acepta y se queda en los Estados Unidos.


“En octubre de 1826 edita en Nueva York su traducción del "Manual de práctica parlamentaria para el uso del Senado de los Estados Unidos". La reacción que "El Habanero" ha provocado en Cuba es de tal magnitud, que el rey Fernando VII le dispensa el honor de dictar una Real Orden prohibiendo su introduccion y circulación en España y sus provincias americanas. Y Vives, no menos diligente, ofrecía treinta mil pesos al Tuerto Morejón, un matarife que estaba en la Policía de La Habana con el grado de Mayor, para que se trasladase a los Estados Unidos y diera muerte a puñaladas al Padre Varela.


“Antes de concluir ese año de 1826 gestionaba la publicación de la obra de Davy titulada "Elementos de química aplicada a la agricultura, en un curso de lecciones en el Instituto de Agricultura".


“En 1827 Varela logra su anhelo al abrir la iglesia "Christ Church" que había instalado en un antiguo edificio protestante. El 15 de julio de 1827 se inauguraba la iglesia con la asistencia del Obispo de Nueva York. Inmediatamente se entrega con pasión a la publicación de la tercera edición de su "Miscelánea Filosófica". Al año siguiente, mientras trabajaba con ardor de apasionado por añadir la iglesia una escuela edita la tercera edición de sus "Lecciones de Filosofía". Saco se le reúne en Nueva York junto con José de la Luz y Caballero, su hermano Antonio de la Luz y Caballero y José Luis Alfonso. Otra empresa le animaba ahora. Con Saco se dedica a publicar "El Mensajero Semanal", en el cual "continuaba en cierto sentido los ideales de vulgarización científica que iniciara "El Habanero", al decir de Antonio Hernández Travieso. "El Mensajero Semanal" encontró en el fatuo y receloso Ramón de la Sagra un opositor tenaz. Por de pronto le dedicó algunos trabajos de acres censuras en las páginas de su fracasado "Anales de Ciencia, Agricultura, Comercio y Artes", que el improvisado Profesor de Botánica, por obra y gracia de un decreto de la metrópoli, editaba en La Habana en sociedad con el Conde de Villanueva.


“Dubois, elevado al cargo de Obispo de Nueva York, hacia frente a la campaña que en su contra hacían los prelados católicos irlandeses. Al trasladarse, en 1829, a Roma, designó Vicario a Vareta. Muy pronto el Vicario estaba trabajando en un nuevo proyecto: la organización de una creche. Ese mismo año de 1829 publicaba la primera colección completa de las poesías de Manuel de Zequeira y Arango.


“El gobierno español continúa su incansable persecución. Ante el temor de que Varela, por su posición dentro del clero neoyorquino, pudiera ser exaltado al obispado de Nueva York, se dirige presuroso al Vaticano declarando su oposición. La Santa Sede se apresuró a tranquilizar al cobardón de Fernando VII, asegurándole que "si por ventura sucediese que un día el nombre de Varela sea realmente propuesto a la Santa Sede para nombrarle Obispo, Vuestra Excelencia puede estar seguro que no serán olvidadas por el Ministerio Pontificio las noticias que en torno a él se han recibido por conducto de V. E."


“Mientras el Vaticano eliminaba la posibilidad en el futuro de que el nombre de Varela figurase como candidato a un obispado, este le prestaba innegables servicios al catolicismo sentando las bases de una iglesia católica poderosa y fuerte en aquella nación.


“En 1832 aumenta sus simpatías entre los católicos al polemizar públicamente con los protestantes en Nueva York. Allí evidencia sus grandes conocimientos de teología y su extraordinario espíritu polémico. El 27 de octubre de 1833 sufre terriblemente por el desplome de buena parte de su iglesia. Decía misa en el momento en que una pared se vino abajo. Ese mismo año fallecía Fernando VII, su implacable perseguidor y los liberales que habían retornado al poder, apoyando la regencia de Maria Cristina frente al alzamiento carlista, decretaron una amplísima amnistía que le devolvía los bienes y le permitía regresar a Cuba sin temor por su vida. Pero Varela no accede a regresar a su patria nativa, entre otras razones porque estimaba que no habiendo comedido ningún crimen, no necesitaba de ese perdón. En 1834 va a Boston para auxiliar, en sus últimos momentos, a catorce tripulantes españoles que habían, sido apresados por la marina norteamericana bajo la acusación de haber quemado, dos años andes, un barco mercante de los Estados Unidos. Félix Vareta los reconforta. El también sufría con la muerde de aquellos reos, que evidenciaban una vez más toda la inmoralidad del régimen colonial español en Cuba.


“De aquellas meditaciones salieron las "Cartas a Elpidio" que comenzó a redactar apenas si estuvo de regreso en su diócesis de Nueva York. Refiriéndose a las "Cartas a Elpidio" dice Hernández Travieso que su "teorética constituye quizás él único y más genuino trabajo de antropología social escrito en español". En ellas comenta, con aquella diafanidad que le fue característica, la impiedad, la superstición y el fanatismo en sus relaciones con la sociedad. En dos volúmenes publicó estas "Cartas a Elpidio" en este mismo año de 1835.


“Al año siguiente logró hacerse de una iglesia nueva. La llama "Transfiguration Church". En abril ,de 1837 el Obispo Dubois imposibilitado de asistir al Tercer Concilio Provincial le extiende poderes para que lo represente. Con ese objeto se traslada a Baltimore, que era la ciudad donde se celebraban estos concilios. Allí tuvo sus dificultades con el Obispo Fenwick, un irlandés al servicio de los prelados irlandeses que combatían al Obispo Dubois. Ese mismo año el Saint Mary's Seminary le declara Divinity Doctor honoris causa.


“En 1840 organiza, con el apoyo de los párrocos de Manhattan y Brooklyn, la New York Temperance Assoclaton, resultando elegido su primer presidente.


“En la polémica que sobre Coussin seguían muchos de sus antiguos discípulos de La Habana, él se declara anticousinista, pero toma una parte muy relativa en la misma, tal vez porque pensase con José Luis Alfonso que era una discusión esteril. Trabaja mejor en ese año de 1840 para editar, por quinta vez, las "Lecciones de Filosofía". En 1846 asiste al Sexto Concilio Provincial. Le lleva como teólogo el Obispo Hugues que ha sustituido a Dubois en el obispado de Nueva York. Al año siguiente se traslada a Charleston. Va enfermo. El viejo ataque de asma se le recrudece con el frío de Charleston y desciende hasda San Agustín. Allí mejora y regresa a New York. El frío neoyorquino vuelve a afectarle y tiene que retornar a San Agustín. Ya no saldrá más de aquella vieja ciudad española donde había pasado los años de su niñez. En la parroquia de San Agustín se refugia. Allí le visita Lorenzo del Allo a fines de 1852. Es una sombra que espera paciente el momento final. A su antiguo discípulo le duele tanto abandono, tanta pobreza y tanta miseria. Escribe a La Habana a otro viejo discípulo de Varela, el Presbítero Ruiz. Este convoca a los que habían sido alumnos de Varela y a los que vivían admirando su entereza. En esa reunión lee la carta de Allo. Se reúnen fondos y se pide a José de la Luz y Caballero que se traslade a San Agustín para llevarle aquella ayuda. Pero Luz y Caballero no puede moverse de La Habana. La reciente pérdida de su hija y sus desavenencias conyugales le tienen sumido en el más profundo de los dolores. Se encarga entonces a otro discípulo, José María Casal quien inmediatamente se dispone a partir. En Nueva York, en tanto, se comenta lo que los discípulos de Varela están haciendo en La Habana. Gonzalo Alfonso, en recuerdo a que habla sido maestro de sus hijos, dispone que se le envíen doscientos pesos. El obispo Hugues, informado le lo que sucedía le concede una pensión anual de quinientos pesos. Los donativos llegan tarde. El 25 de febrero de 1853 se sintio mal el Padre Varela. Comprendiendo que iba a morir pidió al párroco de San Agustín, Padre Aubril que lo tenía recogido en su iglesia, le diese el viático. Al medio día se fue agravando más. Los fieles invadieron el cuarto donde agoba. Una mujer se le acercó papedirle que bendijera a sus hijos. Varela lo hizo complaciente. Una luterana le pidió que la bendijera también a ella. Varela le declaró que pediría primero a Dios su conversión al catolicismo. La luterana dijo que ese era su deseo. Entonces Varela le dio la bendición más complaciente aún, por haber ganado un alma para el catolicismo, el instante mismo de partir para el viaje qué no tiene regreso. Fue ésta su última obra. Después pidió que lo enterrasen en el ce­menterio de San Agustín, junto a su tía. Al caer la tarde cerró los ojos para, siempre, aquel de quien dijera certeramente Luz y Caballe­ro que fué "el primero que nos en­señó a pensar".


“El 3 de marzo llegó Casal. Ya era muy tarde. Fue al Cementerio de San Agustín con el Padre Aubril. Rezó sobre la tumba recién abierta. Después concibió al idea de levan­tarle, allí mismo, una capilla. El 22 de marzo se colocó la primera piedra. El 13 de abril quedó com­pletada la obra. En una lápida to­davía se lee: "Al padre Varela. Los Cubanos. Falleció el 25 de febrero de 1853".


“De allí fueron exhumados en 1911 y trasladados a la Universidad de La Habana, donde fueron coloca­dos en una urna, en el Aula Magna. Hace unos pocos meses, ante la du­da de que fueran esos, en efecto, los restos del Padre Varela, una co­misión de científicos, designada por la Universidad, procedió a exami­narlos llegando a la conclusión de que si eran los restos del cubano amado, que aún no conocemos lo suficiente.”



Félix Varela y Morales en Patriotas Cubanos





| Publicación 20 Febrero 1955 |
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Última Revisión: 25 de Mayo del 2006
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