Guije.com Inconsciente Colectivo o Ancestral

Inconsciente Colectivo o Ancestral en «Nueva Psicología» por Jorge Thenon y J. Marín


Guije.com
Ciudades y Pueblos
Municipios de Cuba
Biografías Cubanas
Cosas de mi Tierra
Cocina Cubana
Diccionario Güije
Revistas de Cuba
Templos Religiosos
Tarjetas Postales
Postalitas Cubanas
Filatelia Cubana
Cuentos de Antaño
Cubanito
Fotos de Cuba
Links
Literatura Cubana




Libros de Cuba
Historia de Cuba
Patriotas Cubanas
Próceres
Cuba Musical
Auxiliar Gastronómico
Manual de Cocina
Cocina al minuto
Comidas Criollas




Nueva Psicología


Inconsciente Colectivo o Ancestral
Nueva Psicología
por Jorge Thenon y J. Marín

“Inconsciente Colectivo o Ancestral” en “Nueva Psicología” por Jorge Thenon y J. Marín editado en 1931 en La Habana, Cuba. Tratamos de mantener el formato original. Presentamos el texto lo más fiel posible a como aparece en el libro, efectuando menores actualizaciones en la acentuación y ortografía.


“Como Es Difícil la concepción del inconsciente ancestral expuesto así, en unas pocas líneas y siendo marcadísimo su ascendiente en todas las determinaciones del alma humana; mi explicación de hoy se apoyará más en ejemplos prácticos de una fácil comprensión que en definiciones.


“Cuando nos encontramos en un lugar inhospitalario, sin compañía, alejados de cualquier medio natural de defensa, con la mente cargada de pesimismos, las carnes temblorosas y el corazón palpitante; lo primero que se nos ocurre, ante la impotencia de nuestra personalidad para salvar situación tan apremiante es... pensar en Dios, en una divinidad cualquiera, en lo sobrenatural que acudirá en nuestra ayuda y Con Su Poder Sin Límites nos librará de perecer.


“Así piensa el hombre civilizado que, encerrado en un elevador al que se le rompieron los cables está entre el piso 32 y 33 de un rascacielos sostenido solamente por los muelles de presión del aparato, de esta manera también se conduce el hombre de las selvas de Africa cuando -de repente- se encuentra ante una fiera hambrienta que amenaza destruirlo, estos mismos pensamientos iluminarían la mente vacilante del hombre de las cavernas el día que por primera vez se vio en presencia de un eclipse o ante el majestuoso espectáculo de una tormenta.


“En esos momentos (sí la divinidad tarda en llegar) nuestros postreros pensamientos van dirigidos a la madre querida, a los hijos, a la novia bien amada; pocas veces queda tiempo para escoger la posición adecuada por si viene la muerte, nuestras ocupaciones diarias, los problemas de la sexualidad y del dinero quedan olvidados -mejor dicho- sepultados la voz que nos habla y anima en esos momentos no es el eco familiar consciente que estamos acostumbrados a escuchar todos los días, parece como si lo que pasara en nuestra conciencia se desarrollará en planos más inferiores, más profundos, en lugares de nuestra alma que nosotros ignorábamos existieran y de los que -en un momento dado- surge instantánea y poderosa un inconmensurable manantial de energía impetuoso y avasallador que -sin que sepamos como- nos arrastra, eleva nuestro espíritu, contrarresta la postración y nos hace dar el salto maravilloso, la carrera salvadora, el gesto heroico y decidido que nos salva la vida.


“Esa voz, esta fuerza y ese impulso vienen del inconsciente ancestral. ¿De dónde saca razones para su mansedumbre (ilógica) el reo condenado a muerte, convicto de su delito, conforme conscientemente con su pena, que -ya en capilla- en el instante mismo de la ejecución piensa vagamente en que podrá ser salvado?


“¿El instinto de conservación?


“Pero el hombre expone su porvenir y se juega la vida por satisfacer el instinto sexual, lo subyuga una pasión al extremo de que asesina y se mata por dar expansión al instinto, le damas una variadísima denominación a este hecho que lleva al hombre por encima de sus convencionalismos según el plano social y el grado de cultura de quien lo hace (todos lo hacen en más o en menos).


“¿El genio de la especie?


“Pero es que estas fuerzas avasalladoras, ilógicas, absolutas son de un poder extraordinario y tanto por la cantidad de energía como por la conmoción tan grande que nos producen hemos de pensar que no están continuamente en el plano de nuestra conciencia despierta y por otra parte colocarlas en el inconsciente personal implica un estado de constante intranquilidad que estamos muy lejos de vivir cotidianamente.


“Es la energía creadora, nuestro supremo concepto del bien y del mal que vive en estado latente en el inconsciente ancestral.


“Nuestros compatriotas que viven en los campos no son religiosos, por lo menos en un sentido literal; creen y no practican, discuten a su modo la religión y la mezclan con el espiritismo y otras tendencias supersticiosas. ¿Por qué ese inconsciente temor a los rayos, a los aullidos nocturnos de los perros y el invocar a Santa Bárbara cuando empieza a tronar?


“Conocí en los montes de Guantánamo a un moreno de gran edad, nunca tuvo educación de ninguna clase, esclavo desertado, vivió desde joven en plena selva; enemigo natural de unos hombres y de un sistema que lo habían arrebatado de su hogar, nada quería con la civilización que por la fuerza lo esclavizaba; sin embargo, sabía encomendarse instintivamente a los Santos de los Blancos en sus momentos difíciles.


“El hombre sabe experimentalmente que las divinidades pocas veces acuden en su auxilio, a pesar de ello, las invoca en todos los instantes de infelicidad y desesperación; ayer más que hoy, mañana menos que ahora, la cultura va disminuyendo -en bien de la tranquilidad del hombre- la zona de actividad religiosa del inconsciente ancestral aunque en los días que corren la humanidad sufre más de una vez la influencia de esas ideas y encadena -en las horas de supremo egoísmo soberbio- el íntimo concepto de la satisfacción personal con la esencia de las divinidades y dice: Puesto que YO lo deseo. Dios lo quiere; si yo aborrezco, Dios debiera condenarlo.


El Inconsciente Colectivo o Ancestral en «Nueva Psicología».

“El inconsciente ancestral o colectivo está tratando de interferir continuamente en todos los mecanismos del inconsciente personal, sin darnos cuenta lo hacemos intervenir en favor y justificación de muchos complejos que se revuelven airados alrededor de nuestros instintos y los estimulamos disfrazándolos muchas veces con el ropaje de nuestras ideas altruistas sobre el bien y la compasión.


“Si libremente analizamos los actos mis trascendentales de nuestra vida encontraremos continuamente mezclada la divinidad con lodos los hechos trascendentales. Al nacer nos encomiendan a la divinidad (en todas las religiones hay algo que se parezca a nuestro bautismo, siglos antes de San Juan Bautista en Egipto había las sumersiones en aceite y bálsamo para los infantes), al contraer matrimonio atamos la divinidad al instinto y ella bendice y "asegura" una unión feliz; en el momento de la muerte también la divinidad se encargará de protegernos.


“Esta intervención de la divinidad en las cuestiones importantes de la vida la practican los pueblos más primitivos totalmente desconectados de nuestra civilización, hoy y ayer, el ritual ha cambiado a través de las conquistas pero el Tabú de las tribus bárbaras del Norte de Europa y del Oeste de Asia ha sido sustituido, pero conservado, en nuestro siglo.


“No se pueden considerar como Complejos estas manifestaciones inconscientes, ellos de por sí constituyen un cuerpo de ideas independientes de nuestra vida cotidiana a la que realzan a veces y en otras libran de peligros.


“El hombre que ante la inminencia de una caída da un salto prodigioso desde el vapor que se hunde a la lancha que lo salva y marca una distancia jamás conseguida por ningún atleta; la madre desesperada que atraviesa un edificio en llamas para salvar al hijo de sus entrañas; el infortunado joven que hace días atacado por un tiburón con una pierna y un brazo destrozados tiene valor para gritar y asirse de la cuerda salvadora; éstas son manifestaciones de la enorme energía prepotente que se almacena en el inconsciente ancestral.


“Cuando Pedro el Ermitaño al grito de Dios lo Quiere llevó a toda la Europa fanatizada a conquistar el Santo Sepulcro; había en aquel gesto colectivo algo más que un deseo consciente religioso, era un ansia instintiva de valoración personal que llegó a culminar en necesidad colectiva. Los resultados de las cruzadas nos señalan claramente qué había de religiosidad y qué parte tomó el inconsciente ancestral perturbado básicamente por las imposiciones insostenibles de una religiosidad contra natura.


“El inconsciente ancestral lo podemos suponer rodeando por todas partes al inconsciente personal, de él van a nuestra conciencia continuamente deseos y estímulos que resultan beneficiosos sobre todo si no existen muchos complejos o la educación no ha pasado por los moldes inflexibles de una religiosidad deprimente.


“Las ideas de la divinidad, de los dioses y del bien han dado lugar a la formación de sus contrarios; los demonios, espíritus malignos, el mal y las sensaciones de odio y rencor tienen su primer asiento en esta zona de nuestro psiquis, de ella van a la conciencia despierta y de ahí -halagadas por el medio- se mezclan con ciertos contenidos del inconsciente personal que no pudieran ser retenidos por la fuerza instintiva del hombre si no las fortaleciera con energías estimulantes del ancestro.


“Pudiéramos resumir ahora nuestra explicación del inconsciente ancestral como aquella zona que está por encima y rodeando al inconsciente personal; allí se albergan, agitándose continuamente, las ideas elementales sobre el concepto de la vida, el amor, el bien, el mal, la idea de Dios con todas sus consecuencias y la de los demonios con su cortejo de tridentes en ristre y calderas inverosímiles.


“Cuando un hombre se deja arrastrar por una de estas tendencias que surge con fuerte intensidad; si es la mística llegará a ser un santo, si es alguna instintiva, podrá ser un genio, un triunfador o un bandido, según las circunstancia, y el medio; Lutero, Napoleón, Santo Tomás de Aquino, Inocencio III, Juan Borgia son ejemplos de lo que puede un estímulo del inconsciente ancestral.”






| Nueva Psicología |
| Libros de Cuba | Guije.com |


Correo Electrónico

Gracias por visitarnos


Última Revisión: 1 de Octubre del 2005
Todos los Derechos Reservados

Copyright © 2005 by Mariano Jimenez II and Mariano G. Jiménez and its licensors
All rights reserved