“El nombre de La Habana, última de las poblaciones fundadas durante el mando de Velázquez, nombre que también se escribió Havana durante mucho tiempo, lo tomaron los españoles del que tenía el cacicazgo o provincia india, gobernado a la llegada de Narváez y Las Casas por Habaguanex; cacicazgo cuya superficie se correspondía, de modo más o menos exacto, con la de la actual provincia de La Habana. En cuanto a la fecha de la fundación, si bien la señalan algunos como ocurrida el 25 de julio de 1515, en realidad parece, hasta hoy, imposible de precisar.

“Cincuenta colonos fundaron la pequeña población en la desembocadura, probablemente, del río Mayabeque, en la costa sur de la región que los indios, según dijimos antes, denominaban Habana. Entre ellos figuraban un cura, de nombre Martín; un Manuel Juan, carpintero; y un Domingo de Talavera, sastre.

“La selección del sitio en que se fundó La Habana, en la costa sur, se explica por hallarse en la ruta de las naves que se dirigían a Tierra Firme y a Santiago de Cuba. Llamaban Tierra Firme entonces a las costas de Venezuela y Colombia -incluyendo a Panamá- que producían, desde comienzos del siglo, oro y perlas, atrayendo, en consecuencia a muchos aventureros.

“El asiento o fundación de La Habana se hizo en lugar bajo y cenagoso, como lo es casi toda la costa sur de la provincia, por lo cual sus pobladores se vieron sometidos a enfermedades y molestias, incluyendo entre éstas, de seguro, el ataque de insectos, siempre abundantes en esta clase de terrenos. Éstas u otras razones originarían la leyenda de que los habitantes de La Habana trasladaron sus viviendas a la costa norte, huyendo de los molestos ataques de incontables legiones de hormigas.

“Decididos los colonos a buscar sitio más propicio para sus moradas, se propondrían varios con tal finalidad. Probable sería que en la selección hecha pesara la opinión de algún marino que navegando con Ocampo en el bojeo de Cuba, es decir, en el viaje a su alrededor, recalara a un puerto donde permaneció algún tiempo, mientras se carenaba, o se arreglaba y reparaba, el casco de la nave. El sitio, según el marino, era magnífico, de buen clima; con buenas aguas para beber, en sus cercanías, y muy ventajoso para escala de los buques que vinieran de España, o de las tierras de América.

“Como no es posible que en un solo día se trasladaran todos los habitantes, con sus pertenencias, de una costa para la otra, no es difícil que durante un tiempo, más o menos largo, hubiera una población en la costa sur, en vías de desaparición, y otra en la norte, en vías de crecimiento. Y como confirmando esto, se dice que Grijalba, en 1519, encontró en la costa norte vecinos que le vendieron provisiones y que Cortés, por la misma fecha, entrando en el puerto de la costa sur, no lo encontró desierto, pues allí dio con gente dispuesta al aprovisionamiento de sus buques.

“Parece razonable pensar que antes de 1519 no serían solamente Ovando y Grijalba los visitantes del puerto donde hoy se asienta la capital de Cuba. Debemos creer que cuantos marinos españoles surcaran los mares al norte de Cuba, con frecuencia se sentirían atraídos por la que entonces llamaban bahía de Carenas, abrigada como pocas y abundante en provisión de agua potable en sus ríos, y en los manantiales no muy alejados de sus orillas.”

Lección 9: Los españoles recorren la Isla y fundan poblaciones

Lección 11: ¿Por qué se dio a La Habana su actual asiento o lugar?