Mas lo que una vez fue una localidad ideal se convirtió en una prisión. Porque la bahía al este, el río Almendares al oeste y la costa marina, bordeada por la avenida del Malecón, al norte forzaban al tránsito terrestre hacia el interior de la ciudad antes de poder salir de ésta. No le permitían a la población expandirse más que en una sola dirección.
La Bahía de La Habana, con su tráfico marítimo de barcos de altas astas y después torres, requería un puente alto, como los de San Francisco, para permitir cruzarla. Lo cual demanda una rampa de acceso que gradualmente logre la altura necesaria. En la costa oriental de la bahía tal rampa no es un problema, entre el Morro y la Cabaña ya el relieve tiene una buena altura. Pero en la costa occidental habría que reorganizar una buena sección del sector céntrico de La Habana para lograr tal elevación. Lo que es más fácil decir que hacer, porque esa es el área más antigua, y por tanto histórica, de la ciudad.
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