Palma Soriano es la ciudad cabecera del término municipal por su propio nombre en la provincia de Oriente, Cuba. Situada al Pie de la Carretera Central, en las márgenes del Cauto y cerca de su confluencia con el Yarayabo.

Comenzó a surgir en los primeros años del siglo XIX, allá por el año 1825, con motivo de la reunión de libertos de varias haciendas de la comarca que escogieron este lugar y construyeron sus viviendas de embarrado y guano. En 1826 edificaron con pobres materiales una iglesia, que al año siguiente fue declarada parroquia, puesto que ya contaba con 103 vecinos y 40 viviendas reunidas.

En 1858 pasaba de los 225 habitantes, y prueba del espíritu que les animaba, habían fundado una escuela para varones y otra para niñas, siendo pagados los educadores y costeados los gastos por la Comisión de Enseñanza local y pese a los reducidos asistentes de los primeros días que fueron para la de niños 7 y 9 para lo de niñas (ambos grupos pagaban un pequeño estipendio mensual pero al mismo tiempo daban enseñanza gratuito o 22 alumnos más).

Palma Soriano fue aumentando rápida y progresivamente en población y en territorio y en 1860 contaba ya con 26 ingenios, de los cuales 6 eran a vapor y el resto movidos por fuerza animal. En esa fecha el censo daba para todo el partido un contingente de más de 20,000 habitantes. En 1879 fue constituido su ayuntamiento, restado del de Santiago de Cuba al cual pertenecía. En 1902 nuevos barrios vinieron a sumarse segregados del Cobre, aprobándose los límites por ambas jurisdicciones municipales. Llegó a ser Palma Soriano una bella ciudad próspera, culta, moderna y de un activo comercio cada día en aumento por la laboriosidad y espíritu de sus habitantes.

Esta ciudad tuvo prisionero al gran prócer Carlos Manuel de Céspedes el año 1844. En Vega Sucia, a tres kilómetros, las fuerzas del general Maceo tomaron el fuerte a los españoles después de regular batallo. En el Parque de esta ciudad fue expuesto el cadáver del Apóstol Martí traído de Dos Ríos, en donde cayó muerto por balas enemigas, siendo enterrado en Remanganaguas, de donde posteriormente fueron trasladados sus restos al cementerio de Santiago de Cuba, en donde yace sepultado. En el lugar de su muerte gloriosa un monumento levantado por suscripción pública.