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La Invasión de Europa
por José María Llanos Valle

Este artículo comienza en la página 36
de la edición de Bohemia, Cuba, del 23 de Julio de 1944

Ríos y fortificaciones. Obstáculos naturales y artificiales que tendrán que forzar los algloamericanos antes de invadir Alemania. La Invasión de Europa..

La Batalla por Francia. No se presenta fácil, ni mucho menos, la tarea que las tropas angloamericanas tienen ante sí.

Debemos tener siempre presente esta realidad: Alemania se halla cercana al límite de sus reservas.

Pero eso no quiere decir que carezca en absoluto de soldados para reorganizar sus divisiones; sino que, en la vastedad de sus frentes, desde Finlandia al Mar Negro, desde las islas del Mar Egeo y Grecia, pasando por Yugoslavia, Italia y Francia; siguiendo a través de Bélgica, Holanda y Dinamarca hasta Noruega, las necesidades de material humano son inmensas y se dejan sentir dolorosamente para el E. M. germano.

Uno de los signos más cabales de esa penuria es la enorme cantidad de mano de obra extranjera que utiliza; muy superior a lo que aconsejaría una prudente seguridad interna. Y sobre las necesidades de orden estrictamente militar hay otras de carácter político-policiaco que provocan las fuerzas SS y SA, junto con el enjambre de agentes de la Gestapo que cubre toda Europa.

Un reciente estimado concede a Alemania 411 divisiones actualmente; de las cuales 321 son alemanas y 90 procedentes de los países amigos. Eso supondría tener todavía más de seis millones de combatientes dívisionarios; es decir, sin contar las tropas y contingentes de transportes, fortificaciones, administración, Marina de Guerra, etc...etc. La cifra es evidentemente exagerada; y buena prueba de ello es que no ha logrado reunir las divisiones suficientes para equilibrar las fuerzas desembarcadas en Normandía.


Berlín en llamas. Esta foto llegada a América procendente de fuentes neutrales, muestra los resultados de uno de los bombarderos aliados sobre la capital del Reich. La Invasión de Europa..

Tan grande tiene que ser ya su falta de hombres, tanto por las pérdidas de cinco años de lucha como por el aumento en cantidad y en calidad de adversarios, que su repliegue hacia líneas interiores de resistencia, pese a ser humillante signo de impotencia, representa para ella un alivio, como cuando podemos dejar en laxitud un músculo sometido a extensión durante mucho tiempo.

Pero, igual que en la masa solar. donde la pérdida de calor por radiación va siendo compensada por la contracción de su materia ardiente, la pérdida de efectivos que debilita las líneas alemanas resulta compensada al hacerse sus frentes más cortas.

Esa compensación podría explicarse. también, diciendo que el poder militar por unidad abstacta de frente sigue siendo el mismo.

Esto nos sirve para comprender la dureza del trabajo que tienen entre manos las fuerzas de Eisenhower.

Pero el poder militar absoluto de Alemania se ha deprimido en la misma medida en que sus frentes se encogen; en tanto que el poder de las Naciones Unidad se dilató enormemente. Por lo cual, ese fenómeno de recuperación de energía por contracción del área de guerra no representa sino que el organismo se consume a sí mismo. Es la medida del final; un final que acaso se retrase en busca de alguna coyuntura favorable, pero que puede sorprendernos uno de estos días como una bomba que estallara cargada de todas las pestilencias del nazismo y de las ambiciones de las castas teutonas.


Caza mayor. Realmente el «tommy» que conduce a estos dos prisioneros alemanes a la retaguardia, no es muy buen tipo de digamos; sobre todo si lo comparamos con los dos nazis que cazó. Pero ya desde tiempos de David sabemos que los Goliat son casi siempre producto de la propaganda y que lo que importa es colocar la piedra en su sitio. La Invasión de Europa..

Dos acontecimientos parecen probables, en un tiempo breve, como consecuencia de la batalla de Normandía.

El primero, demasiado emparentado con la situación relativa de fuerzas para no ser el que merezca los mejores sufragios, es que la llegada de nuevas reservas por el puerto de Cherburgo aconseje al general Montgomery lanzar una ofensiva de fondo por sus 2 flancos, para tratar de copar, las divisiones que quedaran en el centro alemán o, en todo caso, obligará los ejércitos de Rommel a replegarse a la linea Rennes-Argontán Rouen y aprovechar el lapso de reajuste de frentes para llegar al estuario del Sena.

El otro es un nuevo desembarco, bien en las costas de la Alta Normandía, actuando como diente oriental de una tenaza que, en conjunción con el frente actual, cerrara sobre Rouen, o bien algo más al nordeste para lanzarse también en combinación con el frente normando en ataque agudo sobre Beauvais y París, apoyando su flanco izquierdo en el Somme.

La posibilidad de nuevos desembarcos no es ninguna vaga concepción. Puesto en servicio el puerto de Cherburgo, quedan en libertad todos los materiales de playa, como lanchones, patanas-remolque y cargatanques, permitiendo usarlos en nuevas empresas. A Cherburgo están llegando divisiones directamente desde Norteamérica, con lo que las reservas de unas sesenta divisiones que permanecían a la expectativa en Gran Bretaña, parecen, en cierto modo, liberadas para otros cometidos.

Nos inclinamos a la primera de estas probabilidades por considerar que Montgomery no es hombre que fíe tanto en el “clinch” como en el “directo” a la mandíbula.

La línea de defensa cojera de Normandía ya está rebasada. Las que fueron obras “formidables” han quedado detrás de los ejércitos aliados convertidas en ruinas o simplemente intactas y abandonadas por inservibles y eso tiene indudables consecuencias, muy de tener en cuenta.

Esas líneas fortificadas constan de todos los elementos que aconseja la más vieja experiencia y que el ingenio y la técnica moderna hacen posibles. Tienen una primera zona de campos minados, trampas y obstáculos antitanques y alambradas. Constan, en profundidad, de posiciones de “avanzadas”; línea principal de “resistencia”; posición de “sostenes” y línea de “reservas”.

Delante de la linea de “resistencia” de doscientos a cuatrocientos metros a vanguardia, se colocan las barreras de fuego formadas por ametralladoras ligeras y pesadas, morteros y artillería.

Todo ello constituye la “primera línea”. La segunda se estableces más atrás formada por obras de concreto y aprovechando todas las edificaciones existentes, a las que se les deja su apariencia pacifica disimulando una resistente fortificación y se proveen nidos de ametralladoras pesadas, blindados y preparados para el manejo por un solo sirviente o dos. En esta línea se sitúan a veces tanques inservibles para caminar, enterrados y disimulados, que sirven como admirables puntos de fuego blindados.

Tales fortificaciones halladas en la costa normanda y que requirieron tres años de trabajos, fueron destruidas en seis días.

Como la guerra es un solo negocio -un mal negocio para todos, en especial para el que la pierde- no hay posibilidad de analizar uno de sus aspectos particulares sin topar enseguida con todos los demás. Principalmente, no hay posibilidad de evadir la comparación de lo que ocurre en el frente de Normandía, con lo que ocurre en el frente italiano, y sobre todo, en el frente ruso.

Los soldados alemanes no son más blandos en Grodno que en Caén. Y todo el mundo se pregunta por qué allí avanzan los soldados de Bagramian y de Malinowsky a razón de 25 millas por día y en Normandía se cuentan los avances por yardas.

La explicación de este fenómeno no es nada simple. Pero sin alejarnos demasiada de la línea superficial de los hechos que son conocidos de todos, podríamos decir que la batalla de Normandía aún no comenzó.

Antes de echar a andar, los ejércitos angloamericanos están abriéndose un hueco al horde del Continente. Hasta ahora, ese espacio es pequeño para albergar un corpachón muy grande y necesita hacer recular los obstáculos que le impiden ponerse en pie.

Hasta que el suelo no les permita apoyar en él las dos plantas y clavar fuertemente los talones en tierra, no hay grandes posibilidades de verle moverse con celeridad con que camina el gigantón del otro lado de Europa.

Cuando empiece a moverse, estaremos muy cerca del estallido de la caldera. La moral alemana es incapaz de resistir nuevas retiradas del tipo de la de su frente oriental y buena prueba de ello es lo que conocemos de cierta guarnición de un fuerte de Cherburgo.

El detalle es revelador: uno de los fuertes que defendían aquel puerto estaba situado en la base del acantilado y se hallaba soterrado bajo cien metros de roca viva. La entrada estaba disimulada tras una casa en una calle de la ciudad; pero las granadas de mano arrojadas por los norteamericanos obligaron a salir con las manos en alto más de 300 alemanes. En el interior del fortín se hallaron municiones, víveres equipo suficientes para resistir un asedio de varios meses. Estos héroes no harán palidecer el recuerdo de Esparta.




| Publicación del 23 de Julio de 1944 | Revista Bohemia |
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